El viernes 17 de agosto, agentes de la Policía Municipal de Pamplona
detuvieron a Julio Villanueva Villanueva, mientras realizaba unos trámites
para renovar el carné de conducir. Villanueva es uno de los ocho solidarios
que, el 6 de Abril de 1996, cortaron los cables que transportaban los
blondines de hormigón para la construcción de la presa de Itoiz. Sobre él
pesaba una condena de cuatro años y diez meses. Antes que él, Iñaki García
Koch e Ibai Ederra ya han pasado por la cárcel.
Ekologistak Martxan entiende que ningún solidario más debería pasar por la
cárcel por aquella acción de 1996, y, por eso, exige la excarcelación
inmediata de Julio Villanueva. Solidarios con Itoiz no hizo más que parar
una obra que en su día los tribunales declararon ilegal, pero que no
quisieron parar.
En estos tiempos en que políticos de todos colores hablan de combatir el
cambio climático, no es de recibo encarcelar a aquellos que están en la
vanguardia de esa lucha. Tanto el pantano de Itoiz como el Canal de Navarra
son el paradigma del desarrollo insostenible, aquel que nos lleva
irremediablemente al tan manido cambio climático. Muchos fueron los impactos
producidos por la obra de Itoiz. Y especialmente dolorosa fue la afección
sobre las reservas naturales y la destrucción de los pueblos.
El pantano y la construcción y puesta en funcionamiento del Canal de Navarra
están suponiendo, sin duda, la transformación del territorio más importante
de la historia de Navarra y, por tanto, un impacto ambiental de gran
magnitud. Se está favoreciendo el crecimiento urbanístico e industrial de
zonas desarrolladas, así como la ocupación irreversible de tierras y un
crecimiento demográfico forzado.
Derogado el transvase del Ebro por el gobierno socialista, el Gobierno de
Navarra con su Canal de Navarra se obceca en implantar ese modelo
desarrollista en Navarra (Miguel Sanz, flamante nuevo presidente, no se
olvidó de citar en su —por otra parte vacío— discurso de investidura, tanto
el Canal de Navarra como el tren de alta velocidad, demostrando otra vez que
las grandes infraestructuras desarrollistas interesan mucho a la derecha).
Pues bien, ese modelo está basado en el crecimiento económico continuo; un
crecimiento económico que necesita de un consumo creciente; un consumo
creciente que se nutre de recursos cada vez más excasos y que genera cada
vez más afecciones ambientales (+ consumo, + CO2, por ejemplo). Un modelo
que no se plantea en serio la reducción en el consumo de nada.
Solidarios con Itoiz combatió el paradigma de ese modelo, el pantano
peligroso y antiecológico de Itoiz, mediante una acción directa no violenta.
Y, por ello, recibió la venganza judicial e institucional en forma de
condena de cuatro años y diez meses. Pero, si realmente creemos que hay que
combatir el cambio climático, hay que hacerle frente al modelo desarrollista
que lo ha generado. Y una buena manera es no encarcelar a los que empezaron
esa lucha.