Ecologistas en Acción, con motivo de la celebración, el primer fin de semana de octubre del Día Mundial de las Aves a iniciativa de BirdLife International, advierte que los cambios en la extensión y en la calidad de los hábitats naturales que está provocando el cambio climático, pueden convertirse en factores que determinen las opciones de supervivencia de la avifauna.

Las predicciones de los expertos son estremecedoras en cuanto al futuro de una parte de los humedales y consecuentemente, al de su variedad y espectacular avifauna silvestre.

Las subidas de las temperaturas medias, la reducción y mayor irregularidad de las precipitaciones que se prevé en un clima cambiante, particularmente en el área influenciada por el clima mediterráneo apuntan a un incremento de la aridez. Y sin duda alguna, serán las zonas húmedas los hábitats que más seriamente se verán afectados por el cambio climático. Representan con carácter general, los espacios naturales más dinámicos y productivos, con una presencia destacada de avifauna de interés y amenazada.

Es más que probable que seamos testigos, en las próximas décadas, de cambios en densidades y distribución de especies, afectando a diversas aves fuertemente dependientes de espacios forestados. Además, la subida de las temperaturas elevará la magnitud de los incendios forestales, afectando indirectamente a aves tan emblemáticas y amenazadas como el águila imperial, el buitre negro, etc. A lo anterior hay que añadir el decaimiento foliar o “seca”, fenómeno que provoca la muerte súbita o progresiva de miles de árboles adultos cada año en España. Una problemática cuyo efecto y virulencia se ve favorecido por el cambio climático.

Los cambios fenológicos (modificaciones migratorias por variables físicas, etc.) son una evidencia de que los efectos del cambio climático son una realidad. Dentro del mundo científico se considera una parte de estas modificaciones como bioindicadores del propio cambio climático.

En este sentido, se ha confirmado un descenso en el éxito reproductor, pérdida de condición de los pollos al emanciparse y menor reclutamiento de individuos en el Papamosca cerrojillo durante la última década y media. Del mismo modo, se ha comprobado un retraso en la fecha de llegada primaveral para 6 especies de aves en los últimos 50 años. Es de destacar, que el número de observaciones de individuos de especies migratorias sub-saharianas se está incrementando notablemente en los últimos años en la península Ibérica. Incluso en el caso de otras especies, la mayoría de sus poblaciones han perdido su condición de migradoras, como ocurre con la cigüeña común y la abubilla.

Ecologistas en Acción, considera fundamental adoptar medidas paliativas que reduzcan los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad en general y la avifauna en particular: Conectar físicamente los espacios naturales más representativos. Replantearse el Plan Estratégico de Infraestructuras (PEIT). La construcción de las infraestructuras de transporte previstas supondría la fragmentación del territorio y por tanto mayores dificultades de adaptación de las comunidades botánicas ante los previsibles cambios de carácter climatológico. También sería importante establecer una red estatal para el estudio de la evolución de las zonas húmedas más sensibles al cambio climático. Diseño y aplicación de planes de gestión y conservación de las zonas húmedas que reduzcan el impacto de otros factores de perturbación, como la sobreexplotación de los acuíferos o episodios de contaminación que afectan a la práctica totalidad de los humedales de especial interés.