COAG, Greenpeace, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción y Plataforma Rural valoran positivamente el llamamiento para mejorar la evaluación de riesgos de los cultivos transgénicos, el reconocimiento del derecho a declarar zonas libres de transgénicos y que España haya tenido que aceptar investigar los impactos socioeconómicos pese a su oposición inicial.

Agricultores y ecologistas consideran positivo el paquete de medidas aprobadas por el Consejo Europeo de ministros de Medio Ambiente de los 27 la semana pasada en el que se enfatiza la necesidad de mejorar las investigaciones y los estudios sobre los peligros para el medio ambiente del cultivo o el uso de los Organismos Modificados Genéticamente (OMG) con la participación de científicos independientes. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Greenpeace, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción y Plataforma Rural, exigen a las autoridades comunitarias que se suspendan todas las autorizaciones de nuevos transgénicos en Europa hasta que Comisión Europea y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas en inglés) no apliquen correctamente estas nuevas medidas.

Nos satisface el emplazamiento a la AESA para que mejore y revise cuanto antes la evaluación de las repercusiones a largo plazo de los cultivos transgénicos en el medio ambiente. En particular, las consecuencias de los efectos sobre los organismos no diana, y los efectos en los hábitats naturales. El texto aprobado por el Consejo de Medio Ambiente considera también que es necesario estudiar las consecuencias sobre el medio ambiente de los herbicidas utilizados en los cultivos OMG tolerantes a los herbicidas y que las plantas transgénicas que producen plaguicidas (como el maíz MG que se cultiva en España) deben ser evaluadas de manera coherente con los procedimientos establecidos para evaluar los productos fitosanitarios.

Asimismo, acogemos con satisfacción que se reconozca el derecho a las regiones y las comunidades locales para crear zonas libres de transgénicos, sobre todo en los casos de «ecosistemas frágiles», para proteger la biodiversidad o para proteger los tipos agricultura que no utilizan transgénicos. En consecuencia, animamos a las comunidades autónomas y otras entidades locales a ejercer ese derecho y a solicitar su declaración como Zonas Libres de Transgénicos (ZLT).

Sin embargo, lamentamos profundamente que no se garantice que las semillas estén libres de contaminación transgénica, al renunciar los ministros a proteger las semillas convencionales y ecológicas al aceptar que se establezca un umbral de contaminación accidental por transgénicos en las semillas. Estos límites mínimos atentan contra la libertad de elección de los agricultores y consumidores y ponen en grave peligro el futuro de la agricultura en general y de la agricultura ecológica en particular.

Pese a la oposición de España, único país de la UE que cultiva transgénicos a gran escala, el Consejo ha solicitado un informe con las valoraciones de los países miembros sobre el impacto socio-económico de la liberación y puesta en el mercado de los transgénicos. Apelamos a la responsabilidad del Gobierno español en este tema, para que estudie por fin de forma seria e independiente estos impactos del cultivo y comercialización de transgénicos en nuestro país.