Ecologistas en Acción denuncia los graves niveles de contaminación que se están alcanzando estos días en la ciudad de Madrid. Por ello, exige al Ayuntamiento que de una vez por todas, dé prioridad a la salud de las personas e imponga restricciones al tráfico hasta que los índices de contaminación desciendan a niveles aceptables. Además, se denuncia la política desinformativa seguida por el consistorio en este grave problema: datos comprometidos que desaparecen, valoraciones falsas sobre la calidad del aire, etc. Por último, y no menos grave, se destaca la ausencia de protocolos de actuación ante situaciones graves de contaminación como las que estamos sufriendo.

Ecologistas en Acción viene detectando en repetidas ocasiones durante los pasados días unos niveles de contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2) que sobrepasan el denominado Umbral de Alerta, esto es, una concentración de este contaminante superior a los 400 microgramos por metro cúbico, µg/m3, durante 3 horas. Estas superación del Umbral de Alerta, en teoría, debería conllevar la información a los ciudadanos y la adopción de medidas urgentes para revertir la situación. Nada de esto ha ocurrido.

Curiosamente, la estación de calidad del aire que más superaciones del Umbral de Alerta está registrando es la de Recoletos, situada a escasos 50 metros del despacho de la Delegada de Medio Ambiente, Ana Botella, y ahora, con el nuevo traslado, a unos 300 metros del despacho del Alcalde.

Con respecto a estas superaciones, en los datos que ofrecía la página web del Ayuntamiento algunos datos de los más comprometidos desaparecieron misteriosamente. Esto se pudo comprobar porque en otra ventana de esa web, un gráfico indicaba medidas superiores a 600 µg/m3 para los datos “desaparecidos”. Ante la denuncia de Ecologistas en Acción, el Ayuntamiento volvió a colocar estos datos en la web.

Sin embargo, lo relevante es que el Ayuntamiento primero intentó ocultar la gravedad de la situación y, segundo, no informó a la población de los altos niveles de contaminación que estaban sufriendo. Ni hablar, claro está, de adoptar medidas para reducir dicha contaminación.

Esta situación no es nueva. En agosto pasado, Ecologistas en Acción observaba una situación similar, que tampoco fue anunciada por el Ayuntamiento de Madrid, lo que llevó a presentar un escrito, en solicitud de amparo, al Defensor del Pueblo. Entendemos que existe una evidente indefensión de los habitantes de la capital ante la contaminación generada por el trafico.

Asimismo, Ecologistas en Acción ha podido comprobar que los servicios de emergencia 112 y el 092 de la Policía Municipal desconocen si existe un protocolo de actuación ante estas situaciones de alta contaminación. Este hecho se comunicó también en el escrito al Defensor del Pueblo en su momento.

Para darnos cuenta de la gravedad de los niveles de más de 600 µg/m3 de NO2 que se han alcanzado estos días, baste recordar que la normativa legal sobre este contaminante determina que la media anual no debe superar los 46 µg/m3 (el año pasado, por cierto, tuvimos una media de 61 µg/m3, sin que el Ayuntamiento haya hecho nada para evitarlo).

No hablamos de un problema baladí. El Ministerio de Medio Ambiente fija en unas 16.000 las personas que fallecen cada año en España de forma prematura a causa de la contaminación del aire. En Madrid, se estima que esta macabra cifra está en torno a los 2.000 fallecimientos anuales.

El seguimiento detallado de los niveles de contaminación no es posible realizarlo más que a través de la información oficial que proporciona el Ayuntamiento, del que se espera honestidad e interés en la salud de los ciudadanos. Sin embargo, episodios como los vividos hacen pensar en otros intereses. Así, bajo ningún punto de vista resulta tolerable que la web del Ayuntamiento califique como “admisible” la calidad del aire al mismo tiempo que se alcanzan Niveles de Alerta que le deberían llevar a tomar medidas drásticas para revertir esta situación.

Por ello, Ecologistas en Acción exige al Ayuntamiento de Madrid que, de una vez por todas, dé prioridad a la salud de la gente frente a los intereses de los automovilistas. Es inadmisible que, mientras en otras ciudades europeas se plantean restricciones al tráfico –la medida más eficaz a corto plazo– con niveles mucho más bajos de contaminación, aquí, se oculte la situación a los ciudadanos.