La central nuclear de Trillo (Guadalajara) es la más potente y más moderna de las españolas, pues entró en funcionamiento en 1989, simultáneamente a la de Vandellós II (Tarragona). A pesar de este hecho, es también la que registra más incidentes reseñables en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES), puesto que cuenta con dos incidentes nivel 2 y una veintena de nivel 1. El programa de inspecciones denominado AEOS (Análisis de Experiencia Operativa y Sistemas) que se ejecutó en la segunda mitad de los 90 reveló la existencia de unas 200 anomalías de diseñe, algunas de las cuales no pudieron ser resultas de forma satisfactoria, según TÜV, la principal empresa alemana de control de calidad.

Los operadores de la central, que formó un consorcio con los explotadores de los reactores nucleares de Almaraz I y II (Cáceres), tampoco se han caracterizado por una cultura de seguridad estricta y por la aplicación de la doctrina de Defensa en Profundidad. Uno de los incidentes más graves de la escala INES se produjo por una mala actuación durante una recarga de combustible. Por si esto fuera poco, en el último simulacro de emergencia que se efectuó en el pueblo de Trillo se produjeron un sinnúmero de desajustes y faltas de coordinación, como ya denunció en su momento Ecologistas en Acción.

Todos estos hechos arrojan sombras de duda sobre la seguridad de esta enorme central nuclear que, junto con Zorita, funciona en las tierras alcarreñas e hipoteca su futuro. La opinión de Ecologistas en Acción sobre es que este permiso se expide por diez años para fomentarla confianza de la los explotadores de la central y de la industria nuclear. Lo más sensato, según esta asociación, sería que los permisos de explotación concedidos fueran más breves y que fuera necesario renovarlos en cada recarga, en tanto se establece un calendario para el cierre definitivo de todas las centrales.

La concesión de permisos anules tendría la ventaja jurídica obvia de otorgar mayor capacidad de maniobra al Gobierno en caso de que los explotadores de una central nuclear incumplan las normas que rigen el funcionamiento de las plantas, las llamadas Especificaciones Técnicas de Funcionamiento. También permitirían proceder al cierre de la central sin problemas jurídicos, si surgiera un incidente que aconseje el cierre de la planta.

Finalmente, Ecologistas en Acción considera que el PSOE debe plantarse ya un calendario de cierre de las centrales nucleares españolas, tal como prometió en su campaña electoral. Entre tanto no se fije este calendario, no debe otorgar permisos de explotación a tan largo plazo que se convierten en cheques en blanco para los explotadores de las centrales nucleares.