La campaña, nacida en 1999, es una denuncia pública de aquellas playas o tramos de litoral que sufren vertidos contaminantes, agresiones urbanísticas o cualquier otra actuación que ocasione una pérdida de calidad ambiental del litoral.

Los objetivos de “Banderas Negras” son:

Dar una información rigurosa a los andaluces, y a todos los usuarios de las playas, del estado ambiental en que se encuentran éstas.

Requerir a ayuntamientos, a otras administraciones y a empresas, para que contribuyan al saneamiento y conservación de las playas, poniendo fin a la degradación ambiental del litoral.

Las dos calificaciones negativas otorgadas son:

Bandera Negra: Impactos de mayor gravedad (vertidos contaminantes y/o agresiones urbanísticas).

Punto Negro: Impactos significativos, pero de menor gravedad.

Los “galardones” concedidos por la Federación Europea de Educación Ambiental, conocidos como “Banderas Azules”, en cambio, carecen de cualquier credibilidad, se basan en meros aspectos turísticos, no realizan inspección alguna y no evalúan con rigor el estado medioambiental de las playas.

Un artículo de varios profesores de la Universidad de las Islas Baleares, “A critical view of the Blue Flag beaches in Spain using environmental variables”, Mir‐Gual, Pons, Martin‐Prieto y Rodriguez‐Perea, ya alertaba en enero de 2015 de la insolvencia de estos galardones: “Los premios de Bandera Azul solo indican la existencia de servicios para los bañistas, pero reconocen una verdadera gestión ambiental y conservación de los estos frágiles sistemas costeros que son las playas. Este tipo de premios no deben exhibirse como ecoetiquetas, sino como meros distintivos de calidad de servicios ofrecidos a los bañistas en playas artificiales y urbanas”.

Las “Banderas Azules” de Cádiz para este año han sido:

Como ejemplo de incoherencia y falta de rigor en esta concesión, este año, al igual que en 2017, hay tres playas gaditanas con banderas azules que no debieran exhibir este galardón:

Fuentebravía: en El Puerto de Santa María, por haber construido edificaciones en la misma playa y tenerse que alimentar de arena de forma artificial.

La Barrosa, en Chiclana, por el desarreglo urbanístico que arrastra este municipio. Roche, (no “El Roche”), en Conil, porque su depuradora es inútil.

Y otra playa con Bandera Azul, la de Torreguadiaro, en San Roque, es Punto Negro porque sus efluentes van a la depuradora de Sotogrande, playa que sufre regresión costera y vertidos esporádicos. Además, la playa de Getares sufre una crónica pérdida de arena, siendo realimentada artificialmente.

Confiemos de nuevo en que estas «distinciones» de Banderas Negras y Puntos Negros se truequen en verdaderas Banderas Azules de aguas y arenas limpias y de un litoral ecológicamente saludable y libre de las agresiones urbanísticas para el año próximo. La Consejería de Salud realiza periódicamente un análisis para evaluar la calidad de las aguas de baño de las playas andaluzas. Ninguna playa gaditana está fuera de norma.

En las muestras de agua se determinan los diferentes parámetros exigidos por la normativa vigente, como los microbiológicos, transparencia, color, aceites minerales, presencia de espumas persistentes y sólidos flotantes, restos orgánicos y cualquier otro residuo de cristal, plástico, caucho, madera, que pueda afectar a la salubridad de las aguas y se considere de interés sanitario. Para Ecologistas en Acción, esta analítica es insuficiente y debería incorporar la detección periódica al menos de hidrocarburos y metales pesados, con una incidencia evidente en la salud de la población afectada.

También la Consejería debería evaluar la incidencia de los desechos que acoge la arena de las playas, con evidente incidencia en la salud de los usuarios (aunque no se bañen).

Como reconoce la Agencia Europea de Medio Ambiente sobre la calidad de las aguas de baño: “La contaminación fecal de las aguas sigue constituyendo un riesgo para la salud humana, en especial si está presente en las zonas de baño. Nadar en playas o lagos contaminados puede provocar enfermedades. Las principales fuentes de contaminación son las aguas residuales y las aguas drenadas de las tierras y las explotaciones agrícolas. Esta contaminación se incrementa cuando se producen precipitaciones intensas e inundaciones, debido al desbordamiento de las alcantarillas y al vertido de aguas de drenaje contaminadas en ríos y mares”.

Como hemos remarcado en otras ocasiones, a pesar de que en nuestro litoral las intensas corrientes y mareas reducen los riesgos sanitarios, hay que empezar a considerar y estudiar los efectos de la contaminación por materia orgánica sobre los ecosistemas marinos y marismeños de cuya gran biodiversidad dependen los recursos pesqueros y la pervivencia de numerosas especies marinas.

También es hora de abordar el estudio de cómo los micro‐ y nanoplásticos están influyendo en el medio hídrico, en sus organismos y en la población que se baña en aquel y se alimenta de éstos, para poder aplicar medidas para su eradicación.

Insistimos como en años anteriores en que es imprescindible un plan de prevención de la contaminación del litoral, que elimine cualquier vertido contaminante, tanto desde tierra como desde el mar, con indicadores precisos y evaluables de la calidad ambiental. Los principios de acción preventiva y de corrección de los atentados al medio ambiente, preferentemente en la fuente misma, contenidos en la Directiva Marco de Aguas y la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina, deben aplicarse con seriedad.

Ecologistas en Acción reitera su llamamiento a los ciudadanos que visitan y usan las maravillosas playas naturales que todavía quedan en nuestro litoral para que exijan de las instituciones responsables el respeto a estos maravillosos parajes. Hay que recordar que la sostenibilidad conlleva un uso y disfrute individual y colectivo de los recursos naturales guiado por el respeto a nuestro entorno, garantizando también su uso y disfrute para futuras generaciones.

También pedimos a la ciudadanía y al conjunto de los visitantes de nuestros espacios costeros que tengan una actitud responsable en el uso de los recursos que nos brinda nuestro privilegiado medio natural. Retirar las basuras a los contenedores más cercanos, respetar la vegetación y los pasos peatonales recomendados, no utilizar vehículos destructores en espacios tan frágiles,… en definitiva, procurar dejar inalterados los espacios que hemos utilizado, es una exigencia ineludible que nos concierne a todos.