Cuatro semanas después del paso de la Gota Fría por Almería, las administraciones local, provincial, autonómica y estatal siguen cerrando los ojos al gravísimo problema medioambiental generado en el municipio de Níjar. La ingente cantidad de plásticos agrícolas vertidos ilegalmente durante años a la rambla del Artal ha desembocado, tras el desbordamiento, en imágenes dantescas que no parecen quitar el sueño a los responsables políticos.

Lo más grave del asunto es que el problema ha sido exportado también al municipio de Almería y a las costas de Cabo de Gata. La rambla del Artal desemboca en la Rambla Morales que desbordó y anegó el camping de Cabo de Gata. La gran acumulación de plásticos en la rambla y la impermeabilización del suelo por los invernaderos amplificaron los efectos destructivos del agua. Es dificil de calcular la cantidad de plásticos que han terminado en el mar convirtiéndose en “alimento” para todo tipo de seres vivos y consecuentemente para el ser humano.

En las últimas semanas varios equipos de reporteros europeos se están acercando por Almería a informar sobre los problemas medioambientales de la provincia provocados por la agricultura intensiva. La ofensiva europea contra los productos almerienses por intereses comerciales se recrudece y el campo almeriense no es capaz de responder como es debido. Todas las campañas de marketing que se puedan realizar para lavar la imagen de la agricultura almeriense son dinero tirado si cualquier medio extranjero puede gravar imágenes como las que se ven desde la carretera Níjar-San José. La actuación irresponsable y delictiva de unos pocos, vertiendo ilegalmente sus residuos, pone en peligro la continuidad del modelo agrícola almeriense a medida que en Europa se empiece a tener noción de lo que aquí ocurre.

La loable limpieza de calas del Parque por voluntarios que el Ayuntamiento ha estado organizando los últimos años queda en agua de borrajas si no va acompañada de una radical limpieza del campo y de una toma de conciencia de los agricultores. Si estos siguen tirando plásticos contra su propio tejado (o mirando para otro lado) serán las administraciones las que tengan que poner los medios para solucionar el problema.

Es necesario que las distintas administraciones se pongan a trabajar conjuntamente para solucionar lo que es posiblemente el mayor reto al que se enfrenta Almería junto al cambio climático. Cada una por separado tiene tareas, por ejemplo, el Ministerio creando un sistema de trazabilidad del plástico. La Consejería limpiando y vigilando los cauces y creando industria recicladora en la provincia. La Diputación limpiando las lindes de sus carreteras. Y el Ayuntamiento creando ordenanzas para evitar que los invernaderos abandonados se conviertan en máquinas expendedoras de plásticos y vigilando y multando los vertidos ilegales.

El modelo agrícola almeriense, insostenible y depredador de recursos, tiene un futuro negro si no cambia e incorpora el respeto al medio ambiente entre sus principios básicos. Si no lo hace por voluntad propia o las administraciones no marcan el camino, será el consumidor europeo el que lo obligue.


Fotos del estado actual de la rambla del Artal en Níjar