El 19 de octubre de 1989 la central nuclear Vandellós I (Tarragona) funcionaba de forma estable al 100 % de potencia. Oficialmente, a las 21:39 horas se produjo una señal de alarma de alta vibración en uno de los ejes de las turbinas de los generadores eléctricos principales, causado por una rendija en la turbina número 2. Justo después se encendió la alarma de baja presión por falta de aceite en la turbina, lo que puso en marcha las bombas de aceite de emergencia. La avería también provocó una fuga de hidrógeno que en contacto con el aire y el aceite a elevada temperatura explotó causando un incendio.

Los técnicos avisaron a Protección Civil cinco minutos después, y a las 22:11 horas el titular de la central, la empresa Hispano Francesa de Energía Nuclear SA (Hifrensa), comunicó el incidente al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). El incendio se extendió rápidamente a través del cableado, que no era ignífugo, y afectó gran parte de la instalación de control del turboalternador, la alimentación eléctrica de potencia, el ordenador central que controlaba el reactor… Fue especialmente importante el hecho de que el calor del incendio rompió la junta de dilatación de una tubería que llevaba agua para refrigerar el reactor, provocando una inundación en la parte baja del reactor con agua de mar anegando dos de los cuatro turbosopladores que refrigeran el reactor. La falta de agua y los dos ventiladores en el sistema de refrigeración hicieron que el núcleo se calentara cada vez más.

Al final, pasadas las cuatro de la madrugada, con el apoyo de los técnicos y de los bomberos, se logró extinguir el incendio y reactivar manualmente el circuito de refrigeración apagando la central. Sin embargo, la temperatura del reactor quedó a tres grados de producir una catastrofe. Según un informe del CSN posterior, también se constató que la temperatura de las piscinas de contención y la presión interna del reactor rozaron los máximos admisibles.

La lucha social que siguió después para cerrar Vandellós I fue intensa y efectiva porqué acabó con el cierre de la nuclear pero el fin de la energía nuclear todavía quedaba lejos.

En estos últimos 30 años la energía nuclear ha perdido peso en el conjunto del Estado español pasando de producir del 50 % de la energía eléctrica a un 20 % aproximadamente que varía un punto arriba un punto abajo según el año hidrológico. Algunas iniciativas políticas como el acuerdo del Gobierno del PSOE con las empresas eléctricas o la Ley 16/2017 del Parlament de Catalunya sobre cambio climático que contempla el cierre de las centrales nucleares en 10 años abren un poco la esperanza de que la amenaza nuclear llegue a su fin.

Para Ecologistas en Acción sigue siendo una prioridad luchar contra el peligro nuclear. El cierre de Vandellós I, hoy rebautizado como Centro Tecnológico Mestral, debe ser el camino a seguir para el resto de las centrales nucleares del Estado español y del resto del mundo. Lea organización ecologista seguirá luchando para que esto sea posible lo más pronto posible.

Es importante tener memoria y recordar lo que pasó en Vandellós para poder acabar con la energía nuclear cuanto antes mejor. Por este motivo, Ecologistas en Acción recuerda un año más el aniversario de este accidente y para ello, junto con Greenpeace, organiza el 25 y 26 de octubre unas jornadas sobre energía nuclear en la Antigua Audiencia de Tarragona con motivo de este 30 aniversario.