• La Convención Marco de las Naciones Unidas y el Gobierno de Reino Unido anunciaron ayer que se pospone la celebración de la COP26 prevista en Glasgow en noviembre de 2020.
  • Según Ecologistas en Acción, si bien atender la emergencia sanitaria es una prioridad en estos momentos, no se debe olvidar que vivimos en una emergencia ecológica peligrosa y duradera.
  • La falta de acuerdos previos en las cumbres de Marrakech, Fiji-Bonn, Katowice y Chile-Madrid podrían haber facilitado que las Naciones Unidas acelerasen el proceso, evitando que la cumbre de Glasgow fuera pospuesta.

La 26ª Cumbre de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP26) prevista para noviembre de 2020 en Glasgow acaba de ser pospuesta por la propia Secretaría de la convención y por el Gobierno del Reino Unido. Un cambio de calendario que afecta también a las reuniones previas previstas y en especial a la Intersesional que se iba a celebrar en junio en la ciudad de Bonn y que parece ser se retrasará a octubre.

El motivo principal de este retraso es la emergencia sanitaria provocada por la enfermedad COVID-19, que hace difícil continuar con el calendario previsto debido al riesgo que supondría para la comunidad internacional y la extensión de la pandemia.

Ante esta situación, el Secretariado ha optado por retrasar todo el calendario. Según la propia nota emitida, “reprogramar la conferencia garantizará que todas las Partes puedan centrarse en las cuestiones que se debatirán en esta conferencia esencial, y dará más tiempo para que se lleven a cabo los preparativos necesarios”.

Javier Andaluz, responsable de Clima y Energía de Ecologistas en Acción, ha declarado que “de haberse agilizado la toma de decisiones en las cumbres anteriores, la comunidad internacional habría estado en mejores condiciones de afrontar los efectos del coronavirus sin dilatar la acción climática y la entrada en funcionamiento del Acuerdo de París a mediados del año que viene”.

Para el portavoz de la organización ecologista, los países no deben usar la excusa de la crisis de la COVID-19 para obviar la crisis ecológica o aprovecharla para rebajar los ya insuficientes compromisos internacionales. “La crisis del coronavirus nos muestra que no tomar medidas a tiempo tiene un alto coste, un aprendizaje que debería ser escuchado en las negociaciones climáticas que siguen dominadas por la inacción”, ha enfatizado Andaluz.

El camino previsto para la entrada en funcionamiento del Acuerdo de París se compone tanto de encuentros internacionales como del cumplimiento de compromisos de carácter nacional. En este sentido, Ecologistas en Acción señala la necesidad de continuar con la agenda prevista, en especial la presentación de nuevos compromisos nacionales aún más ambiciosos bajo el Acuerdo de París.

La organización ecologista ha recordado que el compromiso actual del Gobierno de España y de las diferentes administraciones públicas distan mucho de la justicia climática necesaria en estos momentos. Asimismo, ha instado a alcanzar al menos un 55 % de reducción de gases de efecto invernadero en 2030 y la neutralidad antes de 2040.

Además, Ecologistas en Acción ha destacado cómo las reducciones anuales comprometidas a nivel nacional e internacional distan mucho de la reducción del 7,6 % anual que señalaban las Naciones Unidas para mantener el incremento de la temperatura global en 1,5 ºC.

En palabra de la propia Secretaria General de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, Patricia Espinosa: “La COVID-19 es la amenaza más urgente a la que se enfrenta la humanidad hoy en día, pero no podemos olvidar que el cambio climático es la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad a largo plazo”.

La crisis climática seguirá avanzando, del mismo modo que avanza el trabajo de la sociedad civil que, desde el confinamiento, continúa encontrando vías enfrentar la emergencia sanitaria, social y ecológica actual.