El informe de Banderas Negras se publicó por primera vez en Andalucía hace 21 años, inicialmente como réplica a las fraudulentas Banderas Azules. Esta organización siempre ha denunciado los publicitados galardones, que mucho brillan hacia afuera, puesto que presentan una imagen de calidad natural, que en muchas ocasiones no representa la realidad ecológica de nuestro sistema costero. Sin olvidar que estos galardones conceden etiquetas a playas urbanas, que son las que mayores impactos de artificialización han sufrido. Por eso, tomando el ejemplo de Andalucía, hace 15 años, se lanzaba el primer informe estatal de Banderas Negras .

Quince años de publicaciones, en los que anualmente (salvo en los años 2013 y 2014, y no por falta de problemas y denuncias), con el trabajo de un numeroso grupo de voluntarios y voluntarias que han trabajado incansablemente desde el primer momento, año tras año, para que el informe saliera a la luz, se han denunciado problemas medioambientales en nuestras costas. A todas esas personas que han participado y no están, y a las que están, les damos las gracias por su dedicación y esfuerzo.

Es difícil resumir en un informe los problemas de un entorno que en el país se expande por casi 8.000 km de costa. No obstante, anualmente se ha tratado de recoger aquellos problemas más relevantes, bien por su magnitud e impacto, por su recurrencia en el tiempo o bien por su escaso eco social a pesar de su importancia ambiental.

Hasta el año 2012, la metodología empleada en el informe se centraba en una selección indeterminada de Banderas Negras y Puntos Negros. Esto creaba sesgos en el número de Banderas otorgadas, no siempre ligado al número de problemas que existían en la zona si no, también, a la capacidad de detectarlos en función de la disponibilidad de voluntarios y voluntarias en una zona concreta. Es por ello que, a partir del año 2015, este criterio sufrió un cambio, a fin de dar una estructura más homogénea en número de Banderas Negras, de modo que se seleccionan desde entonces dos banderas por cada provincia litoral, más Ceuta y Melilla, otorgando una bandera por contaminación y otra por mala gestión ambiental.

Dentro de esta clasificación, las temáticas y líneas divisorias a veces son complicadas de separar, no obstante, se realiza una clasificación anual en los siguientes problemas:
• Vertidos de agua, depuración y saneamiento, considerando también episodios de contaminación por bacterias fecales en aguas de baño, cuya evaluación se realiza anualmente por el Náyade.
• Urbanismo, donde se contemplan desde urbanizaciones en primera línea de playa, hasta afecciones de menor magnitud pero que alteran elementos naturales, como por ejemplo pasarelas en entornos dunares protegidos.
• Actividades industriales, donde se tienen en cuenta afecciones de diverso tipo, desde vertidos de aguas tóxicas sin tratar, directamente al medio natural costero; hasta proyectos de concesiones de ampliación de determinadas industrias con larga trayectoria de contaminación.
• Puertos y cruceros, donde se consideran proyectos de ampliaciones injustificadas, contaminación de diversa índole, problemas de turistificación por tráfico de cruceros, o impactos en áreas adyacentes, entre otros aspectos.
• Erosión y obras de abrigo, donde se consideran los severos problemas de erosión costera y sus consecuencias derivadas, generalmente relacionadas con realimentaciones de playas que se demuestran ineficaces año tras año, o construcción de obras de abrigo y defensa que en lugar de suponer un beneficio, generan mayores problemas, tanto económicos como medioambientales.
• Basuras, donde se consideran situaciones de acumulación de basuras de diversa índole, así como su deficiente gestión, que en determinados casos, es reincidente anualmente.
• Biodiversidad y especies invasoras, donde se trata desde la mala gestión de especies amenazadas que ven disminuir su población, especies invasoras que no han recibido la gestión adecuada, o impactos y amenazas en la costa que tienen como consecuencia un perjuicio sobre la biodiversidad.
• Acuicultura, si bien se ha tratado menos este aspecto en el informe, por proyectos de ampliación de piscifactorías, bien se merece un examen más amplio debido a los impactos negativos en el medio y la falta de medidas por parte de muchas administraciones.
• Derrame de hidrocarburos y prospecciones, donde se tratan tanto derrames de grandes buques cuya gestión ha sido inexistente o incorrecta, hasta planes y consecuencias de prospecciones petrolíferas.
• Varios, donde se engloba a dos o más de los problemas anteriores, ya que como se mencionaba más arriba, a veces no es sencillo asignarles una única causa.