• La filtración de un documento de la Comisión Europea revela que la UE no se toma en serio la necesidad de poner fin a la protección de los combustibles fósiles en el marco del Tratado sobre la Carta de la Energía (TCE). 
  • Se espera que próximamente los comisarios europeos firmen las propuestas de la Comisión para reformar el TCE, un acuerdo de protección de inversiones para el sector energético que en este momento se encuentra en proceso de modernización debido a su incompatibilidad con la lucha climática 1.
  • Ecologistas en Acción, Climate Action Network (CAN) Europa, Amigos de la Tierra Europa, ClientEarth y el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA) han enviado una carta a las ministras y ministros europeos de energía y clima en relación a la definición de actividad económica del Tratado. 

Recientemente, el Parlamento Europeo ha aprobado una enmienda a la Ley de Clima de la UE para poner fin a la protección de inversiones en combustibles fósiles bajo el TCE y varios cargos políticos han pedido la salida del Tratado si las negociaciones fracasan este año 2. El Comisario de Energía, Kadri Simson, afirmó hace días que la UE va a garantizar que las compañías de carbón, gas y petróleo no sigan obstaculizando la transición a energías limpias con demandas millonarias o multimillonarias contra los Estados 3.

Sin embargo, el documento filtrado demuestra que las propuestas de la Comisión Europea para reformar el TCE apuestan por seguir protegiendo las inversiones en algunos combustibles fósiles e incluso por ampliar la protección de las inversiones a otras tecnologías muy controvertidas. Por lo tanto, en ningún caso se lograría alinear el Tratado sobre la Carta de la Energía con el Acuerdo de París y el Pacto Verde Europeo bajo las propuestas de la Comisión:

  • Las inversiones existentes en combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas fósil- seguirían estando protegidas durante al menos 10 años más. Esto es demasiado tarde,  para alcanzar el objetivo de 1,5 ºC del Acuerdo de París la UE debe eliminar el carbón de forma gradual a más tardar en 2030.
  • Las inversiones futuras en combustibles fósiles quedarían excluidas de la protección del TCE. Sin embargo, siguen existiendo lagunas importantes. Las inversiones para ciertas centrales eléctricas de gas permanecerán protegidas hasta el 31 de diciembre de 2030, y posiblemente hasta 2040 si estas centrales son conversiones de carbón a gas.
  • Las nuevas inversiones para gasoductos estarán protegidas hasta finales de 2040.
  • La propuesta prevé incluso la ampliación del alcance de la protección de las inversiones a nuevas tecnologías que actualmente no están incluidas como el hidrógeno y la biomasa, dos tecnologías que no son en sí mismas limpias y cuya aplicación en la transición energética no ha sido demostrada 4.

La propuesta de la Comisión se debatirá con los representantes de los Estados Miembro de la UE. Si se aprueba, se convertiría en la posición común de la UE en la tercera ronda de negociación para reformar el Tratado de la Carta de la Energía, que tendrá lugar del 3 al 6 de noviembre.

Ante este contexto Ecologistas en Acción, Climate Action Network (CAN) Europa, Amigos de la Tierra Europa, ClientEarth y el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA) le han enviado una carta a las ministras y ministros europeos de energía y clima en relación a la definición de actividad económica del Tratado.

En la carta se afirma que la UE tiene un rol crucial a la hora de hacer frente a la emergencia climática y que para lograr resultados políticos y legislativos coherentes, “la UE debe alinear el TCE con los objetivos climáticos internacionales adoptados en el marco del Acuerdo de París y el Acuerdo Verde Europeo”.

Por ello se pide que las inversiones en combustibles fósiles se excluyan de la definición de las actividades protegidas por el TCE. “Para mayor claridad, nos referimos a todas las inversiones en combustibles fósiles -actuales y futuras- y a todos los tipos de combustibles fósiles, incluido el gas natural”.

Ante las dudas sobre si ampliar la definición de actividad económica del TCE a «nuevas tecnologías y nuevas tendencias de inversión» o un lenguaje similar, en la carta se reitera que no es necesario ampliar el alcance del Tratado para atraer inversiones extranjeras en ningún tipo de fuente de energía, incluidas las renovables. Uno de los argumentos de muchos gobiernos es que de cara a la transición energética son necesarios mecanismos que atraigan inversiones extranjeras en renovables. Sin embargo, como se afirma “No hay pruebas concluyentes de que la protección de inversiones que ofrece el Tratado sobre la Carta de la Energía aumente las inversiones extranjeras”.

  1. El Tratado sobre la Carta de la Energía (TCE) es un acuerdo multilateral de protección de las inversiones en el sector energético que se remonta a mediados de la década de 1990, del que forma parte el Estado español y la UE en su conjunto. Protege las inversiones en  combustibles fósiles -petróleo, carbón y gas- y gracias al mecanismo de solución de controversias entre inversores y Estados (ISDS, por sus siglas en inglés) multinacionales e inversores extranjeros pueden demandar a los Estados si consideran que han legislado en contra de sus intereses económicos. Las demandas no se resuelven ante tribunales ordinarios, sino ante tribunales de arbitraje privados que no tienen en cuenta la normativa legal de los Estados o de la UE.
  2. El 7 de octubre de 2020, el Parlamento Europeo aprobó la enmienda 143/2 a la Ley Europea del Clima que establece que «la Unión pondrá fin a la protección de las inversiones en combustibles fósiles en el contexto de la modernización del Tratado sobre la Carta de la Energía».

    Una coalición interpartidaria de 140 eurodiputados/as y diputados/as de distintos países emitió una declaración conjunta en septiembre de 2020 que pide a la UE que se retire del TCE si la reforma no tiene éxito para finales de este año. Véase https://www.euractiv.com/section/energy/news/obsolete-energy-charter-treaty-must-be-reformed-or-ditched-lawmakers-say/

  3. El 22 de octubre de 2020 el Comisario Kadri Simson se dirigió al Parlamento Europeo en un debate en pleno sobre «Alinear el TCE con el Acuerdo Verde».
  4. Estas tecnologías no son en sí mismas limpias y su uso para la transición energética no está demostrado. En el caso del hidrógeno, la propuesta de la Comisión no distingue entre el hidrógeno producido con energía fósil y el producido con energía renovable. La biomasa es una tecnología asociada a múltiples riesgos ambientales y sociales. Los Estados miembros de la UE se arriesgan a enfrentar demandas millonarias o multimillonarias si protegen este tipo de tecnología y más tarde se dan cuenta de que tienen que elevar los estándares de sostenibilidad de las plantas de biomasa.