El río Guadalmedina, junto con el monte Gibralfaro y el mar Mediterráneo, son los tres elementos que propiciaron la fundación, en este enclave, de la ciudad fenicia de Malaka.

Málaga se ha configurado, pues, en gran medida en torno al río Guadalmedina, que atraviesa la ciudad de norte a sur como una amplia rambla mediterránea en cuyas márgenes se han ido realizando históricamente actuaciones de urbanización que han permitido la instalación de distintas construcciones e infraestructuras.

Hace ya décadas, el cauce fue objeto de encauzamiento, apareciendo en la actualidad como un canal delimitado por muros, hormigonado en su lecho en una parte de su recorrido. Aguas arriba fue construido el pantano del Limosnero o del Limonero. Ambas actuaciones, de gran coste económico y ambiental, pretendían mitigar el efecto de las eventuales crecidas, no habiéndose logrado plenamente este fin a la vista de los documentos de la administración hidráulica, que advierten del riesgo de una eventual inundación extraordinaria.

La ciudad ha crecido y ha ido robando paulatinamente espacio al río, que ha quedado relegado a un pasillo lineal más estrecho que la franja de terrenos antiguamente asociados al cauce. En su interior, el actual cauce presenta un estado deplorable, inexplicablemente incoherente con la modernidad que proyecta una ciudad dinámica y turística como Málaga, cauce en el que la Naturaleza de la ribera original ha sido arrasada, con la presencia de estructuras de hormigón y otros elementos fuera de lugar en muchos casos inútiles, y de una ingente cantidad de residuos de todo tipo.

El Guadalmedina lleva décadas siendo objeto de debate acerca de su acondicionamiento, no acabando las administraciones de formular el proyecto más idóneo que de respuesta a las necesidades ambientales y sociales a las que debe atender.

El río se ha transformado en un canal rectilíneo homogéneo y parcialmente hormigonado en su lecho, fruto de una forma de afrontar la planificación de los ríos en las ciudades propia del siglo pasado, cuando desde las distintas administraciones se emprendían actuaciones sin la adecuada sensibilidad ambiental, percibiéndose el río como un desagüe de aguas sucias y un lugar de vertido de residuos que convenía “limpiar”, y no como un ecosistema vivo con unas funciones ecológicas y paisajísticas que se deben preservar y potenciar.

El Guadalmedina se encuentra en este tramo urbano, por tanto, anulado como río, no teniendo tampoco un uso social que satisfaga a los vecinos, ni siendo un eje de valores estéticos destacados que suponga el embellecimiento de la ciudad. Todo lo contrario, el río es un ecosistema herido, un espacio sin uso público y un eje de deterioro estético en el seno de la ciudad.

En las últimas décadas, una buena parte de las ciudades han devuelto la atención a sus ríos, recuperando en parte su papel principal dentro del espacio urbano. Ahora como un elemento medioambiental y paisajístico, donde pueden desarrollarse actividades de ocio y esparcimiento.

Ecologistas en Acción considera que es urgente y prioritario renaturalizar el río Guadalmedina a su paso por la ciudad de Málaga, afectando esta propuesta al tramo urbano, que recorre unos 6 km, desde el pantano de El Limonero hasta el Puente de Hierro, próximo a su desembocadura, en el entorno del puerto.

Asimismo, esta renaturalización del río resultaría también de gran interés social, al suponer una mejora estética considerable con respecto a la situación actual. Si bien hace medio siglo la canalización, el hormigonado y el asfaltado se asociaba al desarrollo y mejora de la calidad de vida, en la actualidad para la mayoría de la población materiales como el hormigón resultan cada vez más fríos e impersonales, apreciándose por parte de las personas de nuevo, cada vez más, los escenarios naturales o naturalizados.

Ecologistas en Acción considera que ha llegado el momento de poner sobre la mesa las acciones concretas a llevar a cabo y que es urgente renaturalizar el río Guadalmedina a su paso por la ciudad de Málaga, más allá de proyectos faraónicos a muy largo plazo, devolviéndole, en la medida de lo posible, el aspecto de río natural, de rambla mediterránea, que tenía hace décadas.

Málaga es una ciudad importante en el contexto del Arco Mediterráneo, con importantes valores históricos y monumentales. La recuperación ambiental y paisajística de su río, el Guadalmedina, es una muestra de cultura y sensibilidad de la sociedad del siglo XXI de la que todas y todos formamos parte, una muestra de respeto hacia el entorno y hacia la propia sociedad malagueña que urge acometer para devolver a la ciudad una parte más de su patrimonio, un río que une y da vida a la ciudad y a la ciudadanía. De esta manera, se conseguiría incrementar sustancialmente su valor natural como ecosistema fluvial, así como potenciarlo como pasillo verde y ambiental en su recorrido por la ciudad.

Por ello, Ecologistas en Acción ha elaborado el presente “Plan de naturalización y restauración ambiental del río Guadalmedina a su paso por la ciudad de Málaga”, con el que se pretende devolver a nuestro río el aspecto de un curso fluvial más o menos natural, que incrementaría sustancialmente sus valores ambientales y paisajísticos, creándose un área natural que seguirían disfrutando a diario muchos vecinos como espacio de ocio y paseo.