En el mes de noviembre Ecologistas en Acción ha realizado una campaña de mediciones de contaminación con aparatos homologados en siete ciudades de Castilla y León, entre las que se encontraba Burgos. Las mediciones se han realizado entre los días el 3 y 23 de noviembre durante tres semanas consecutivas en diferentes ubicaciones de la ciudad. Los medidores fueron instalados por personas voluntarias formadas por la organización y sujetos en farolas, a una altura aproximada de 3 metros, respetando el resto de criterios legales (distancia a grandes cruces, edificios y calzadas, ausencia de obstáculos, etc.).

El contaminante analizado ha sido el dióxido de nitrógeno (NO2), emitido por el tráfico urbano (sobre todo por los vehículos diésel). Con esta campaña Ecologistas en Acción ha podido comprobar que la situación real de la contaminación atmosférica en Burgos es muy diferente de la que publicita el Gobierno de Castilla y León. Como la organización ecologista lleva años denunciando, la estación dirigida a la contaminación provocada por el tráfico urbano (Burgos 1) refleja unos niveles de contaminación inferiores a los reales ya que se ubica en una plaza interior sin apenas tráfico directo. Es por ello, que una vez más solicitará a la Junta de Castilla y León que reubique la estación de medición en una localización más apropiada.

En el estudio que Ecologistas en Acción ha llevado a cabo se observa que las mediciones que aporta la estación de la Junta de Castilla y León se encuentran entre los emplazamientos con menos NO2. Y ello a pesar de que la normativa vigente en materia de calidad del aire obliga a situarlas en “las áreas situadas dentro de las zonas y aglomeraciones que registren las concentraciones más altas a las que la población puede llegar a verse expuesta”.

Pese a las elevadas precipitaciones de la primera quincena del mes y a la menor movilidad por la crisis de la COVID-19, se han registrado mediciones superiores al valor límite anual de NO2, destacando los 42 μg/m3 en la Calle Vitoria; donde precisamente, estuvo instalada la estación oficial hasta 2006, cuando la Junta decidió retirarla a un lugar menos afectado por el tráfico a motor. Las mediciones ofrecen una imagen menos complaciente que la que da la Junta de Castilla y León y evidencian que es necesario medir mejor la calidad del aire que respiramos.

Ecologistas en Acción va a trasladar los resultados de su campaña a la Junta de Castilla y León; así como al Ayuntamiento de Burgos a quien reclama mayor presión ante la Administración regional en esta materia, pero también que tome la iniciativa y apueste por sus propias estaciones de medición, así como por elaborar el protocolo para episodios de contaminación, una obligación legal que lleva más de una década ignorando.

En manos del Ayuntamiento está también la posibilidad de adoptar medidas que reduzcan la contaminación. No es una sorpresa que las áreas peatonalizadas hayan ofrecido mejores datos de calidad del aire, ya que el factor principal es la polución derivada del tráfico a motor. Es por ello que debe restringirse la circulación motorizada en las ciudades e impulsar un reparto del espacio público más favorable para viandantes, ciclistas y transporte público. Se trata de una cuestión de salud pública de primer orden: El dióxido de nitrógeno (NO2) provoca cada año en España alrededor de 7.000 muertes prematuras, según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente, 500 de ellas en las ciudades de Castilla y León. Un reciente estudio de la organización ISGlobal de Barcelona concluía que, mejorando la calidad del aire en Burgos, podrían haberse evitado 115 muertes en Burgos.