• Ecologistas en Acción de Extremadura cree que las inversiones en más autovías «que además resultan muy costosas para las arcas públicas» son una mala apuesta y suponen un desastre económico que podría ser evitado.
  • Afirman que es necesario favorecer por una parte el transporte no motorizado (vías anchas para ir a pie y carriles para bicicleta), y por otra parte el transporte público.
  • La organización ecologista cree que el tren convencional, puesto al día, podría ser la mejor opción de cara a una vertebración del territorio, y que presentaría un mejor balance energético y ambiental que el de las autopistas y el vehículo privado. Abogan por mejorar los servicios y calidad del tren, en detrimento del Alta Velocidad, «que no puede llegar a todo los municipios».

El proyecto de autovía a Olivenza y Badajoz

El proyecto presentado recientemente para convertir 19 kilómetros de la carretera de Olivenza (la EX-107) en autovía (y duplicar la calzada para conectarla con Badajoz y Olivenza) es considerado, por Ecologistas en Acción de Extremadura, «un error que denota una mala estrategia de transporte o la falta de un plan de transporte a largo plazo para la región que tenga en cuenta la sostenibilidad».

Según la organización ecologista, el objetivo del estudio informativo de dicho proyecto debería ser la mejora de la movilidad entre Badajoz y Olivenza, y no solamente la construcción de una autovía como objetivo preestablecido. Partiendo de esta premisa, las alternativas planteadas al proyecto en el estudio presentado carecen de un análisis amplio. Pero además ni siquiera se plantean otras formas de disminuir el número de vehículos a lo largo de estos kilómetros de carretera.

Nuestro modelo de transporte

Al realizar proyectos de transporte hay que contar con las previsiones de movilidad a corto, a medio, y a largo plazo. Y por tanto, en casos como este, hay que tener en cuenta la disminución del tráfico de vehículos que se producirá en un plazo medio, debido a la progresiva eliminación de los automóviles de combustión, dado el agotamiento de los combustibles fósiles. Por ello, es muy probable que las inversiones en más autovías, que además resultan muy costosas para las arcas públicas, sean una mala apuesta y supongan un desastre económico que podría ser previsto y evitado. En este sentido, Ecologistas en Acción de Extremadura apuesta por otras opciones.

El actual modelo de transporte, da lugar a una espiral sin fin, pues cuanto más se favorecen las carreteras, más se potencia el uso y la compra de coches, la construcción de estas semi-autovías influye en muchas personas favoreciendo que sigan usando el coche en vez de optar por otras opciones más sostenibles, como puede ser el tren. A la vez, cuantos más coches hay en circulación más se potencia la construcción de nuevas carreteras. Esto, además de atascos y accidentes, aumenta la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera. A la inversa, si más personas demandan opciones sostenibles de transporte público, estas serán cada vez más habituales y económicas.

La organización ecologista considera por ello que no debemos seguir favoreciendo el transporte individual frente al colectivo. Apuntan que las inversiones públicas deben promover alternativas como el tren de cercanías eléctrico y de calidad, también en casos como el de la carretera a Olivenza y Badajoz, lo que supondría una clara inversión de futuro, ambiental y socialmente sostenible. La combinación de numerosos medios de transporte como el tren de cercanías electrificado, el aumento de la oferta de autobuses públicos, los carriles bici, etc. posibilitan que la gente vaya menos en coche también en la ciudad. Según Ecologistas en Acción ese transporte debe ser público, también en su gestión, para asegurar que su objetivo no es obtener beneficio sino prestar un servicio de calidad y económico.

Las ciudades españolas han desarrollado desde mediados de los años ochenta un modelo territorial y urbanístico que ha favorecido la movilidad motorizada, este uso individual e indiscriminado del automóvil ha provocado un crecimiento poco eficiente. El actual modelo de transporte es insostenible, y supone uno de los factores fundamentales del deterioro del medio ambiente. Pero había más opciones entonces y también las hay hoy.

Propuestas de Ecologistas en Acción de Extremadura

La actuación de las Administraciones por la movilidad hasta ahora se ha centrado principalmente en el automóvil, en trenes de alta velocidad y en los aviones como pretexto para la construcción de grandes infraestructuras. Ecologistas en Acción de Extremadura señala que estas son amenudo «obras faraónicas de nulo valor social, pero que han servido como oferta política y fuente de ganancias asociadas a las contratas, recalificaciones, sobrecostes, etc.». Afirman que es necesario actuar en base a las necesidades sociales y en pos de una variedad y calidad de los servicios de transporte; y favorecer por una parte el transporte no motorizado (vías anchas para ir a pie y carriles para bicicleta), y por otra parte el transporte público. El objetivo es minimizar el impacto que el coche tiene a nivel territorial, tanto en ciudad como fuera de ella.

Una de las grandes infraestructuras señaladas, la Alta Velocidad (AV), pertenece al mismo modelo económico, social y político que desmantela el ferrocarril. Explican que «el sistema ferroviario en nuestra región se encuentra en un total estado de abandono, cuando no abiertamente en proceso de desmantelamiento, es una obviedad». La organización ecologista cree que el tren convencional, puesto al día, podría ser la mejor opción de transporte de cara a una vertebración más racional del territorio, y que presentaría un mejor balance energético y ambiental que el que supone el transporte basado en las autopistas y el vehículo privado. Hablar de vertebración del territorio es hablar de favorecer las relaciones de proximidad y las economías locales. Por ello Ecologistas en Acción de Extremadura ve necesario potenciar el ferrocarril, entendido como red articuladora del territorio, y de sus pueblos, tanto para personas como para mercancías. Así como mejorar los servicios, líneas y calidad del tren convencional, en detrimento del Alta Velocidad, que no puede llegar a todo los municipios.

También proponen reducir progresivamente el transporte por carretera y el aéreo, mediante una moratoria a la construcción de grandes infraestructuras de transporte, seguida de la desmantelación de algunas de las existentes (pasos elevados o subterráneos, «nudos de transporte», scalextrics, exceso de carriles…). Asimismo, suprimir las ventajas fiscales y subvenciones públicas de las que gozan estos medios de transporte, e imponer a los mismos tasas ambientales con carácter finalista (en especial a las grandes empresas de transporte como son las aerolíneas). Estas tasas irían encaminadas a favorecer el cambio a otro modelo de transporte. Pero cuando se trate de particulares hacerlo siempre en base a la renta de cada persona, para no penalizar a quien no puede hacerse cargo, ni retribuir a quien no lo necesita. En definitiva, es necesario adecuar los precios del transporte a sus costes reales, incluyendo los llamados costes externos.

Por otro lado, creen necesario proteger los derechos de peatones y ciclistas y elaborar medidas para favorecer el uso de la bicicleta y el transporte colectivo frente al privado, como el carril-bus o el carril-bici.

Por último, promover modelos urbanísticos y de organización administrativa y territorial que minimicen la necesidad del transporte. Abogar por ciudades y pueblos pensadas para que no sea necesario coger el coche tan a menudo: en las que los servicios y zonas de recreo estén distribuidas por toda la ciudad y no concentradas en puntos concretos, y que no sea necesario ir a otros municipios para cosas básicas.

Muchas evidencias indican que la exposición a la contaminación del aire, a los niveles que actualmente se registran en el Estado español, provoca serios efectos sobre la salud y el medio ambiente (al menos 10.000 personas mueren en nuestro país al año por este motivo). El transporte aéreo, marítimo y terrestre es el principal responsable de algunas de las emisiones más contaminantes. El modelo industrial es la otra gran causa de la contaminación, no solo del aire, también del agua y la tierra. Se deben poner en marcha planes ambiciosos para reducir la contaminación todo lo posible y cuanto menos, de forma urgente e inexcusable.