• Un informe de Ecologistas en Acción analiza la situación actual y las perspectivas de futuro de la producción en el Estado español de combustibles alternativos al queroseno de origen fósil actualmente empleado por las aeronaves.
  • La producción de combustibles de origen renovable en el Estado español depende casi en su totalidad del aceite de palma, que provoca más emisiones que el combustible fósil y debe ser eliminado como materia prima.
  • A través de su ambicioso reglamento ReFuelEU, Europa obligará a los Estados miembro a aumentar progresivamente la cantidad de combustibles de aviación sostenibles (CAS) que utilizan sus compañías aéreas.
  • La descarbonización del sector mediante el uso de CAS se enfrenta a numerosos obstáculos asociados a la sostenibilidad y disponibilidad de las materias primas, la capacidad de producción o los precios de este tipo de carburantes.

La Unión Europea se ha comprometido a alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050. Para conseguirlo, los 27 Estados miembro deben reducir en un 90 % las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del transporte, lo que pone en el centro de todas las miradas a los medios de transporte más contaminantes, como la aviación.

Habida cuenta de las dificultades para descarbonizar el transporte aéreo, instituciones e industria ven en el desarrollo a gran escala de los denominados «combustibles de aviación sostenibles» (CAS) la principal opción para reducir los altos niveles de emisiones de GEI del sector. Unos combustibles cuyo uso es hoy marginal (menos del 0,1 % en 2018), pero que la Comisión Europea, mediante su ambicioso reglamento ReFuelEU, quiere incentivar para que en 2050 representen el 63 % del combustible utilizado por los aviones de la UE.

En este contexto, el informe editado por Ecologistas en Acción pretende analizar la situación actual y las perspectivas de futuro para la producción de CAS en el Estado español. ¿Cuál es la capacidad actual de producción de CAS en España? ¿Cómo estimular un aumento de dicha capacidad para hacer frente a las obligaciones impuestas por ReFuelEU? ¿Qué opciones son las más adecuadas para fomentar una industria de CAS que apueste por las tecnologías y materias primas realmente más sostenibles?

Algunas de las principales conclusiones del estudio son las siguientes:

  • El Estado español cuenta con una gran industria de producción de diésel parcialmente renovable (740.000 toneladas) que podría dedicarse en parte a la producción de CAS.
  • Sin embargo, la capacidad de producción depende en su práctica totalidad del aceite de palma como materia prima, lo que lleva asociados graves problemas de sostenibilidad y un alto nivel de emisiones de GEI. Por ello, este tipo de producción no cumple los requisitos para recibir apoyo en virtud de la legislación de la UE.
  • En 2019, el Estado español consumió 6,9 millones de toneladas de queroseno. Para cumplir con los porcentajes recogidos en ReFuelEU, se necesitarían 133.500 y 333.500 toneladas de CAS en 2025 y 2030, respectivamente. Hasta ahora, la producción de este tipo de combustibles se ha limitado a un reducido número de lotes simbólicos destinados a demostraciones. Por tanto, serán necesarias importantes inversiones y la creación de nuevas plantas de refinado dedicadas exclusivamente a producir este tipo de combustibles.
  • En lo que se refiere a las materias primas, el uso de aceites vegetales como el de palma o soja produce mayores emisiones que la utilización de combustible fósil. Por tanto, resulta esencial priorizar aquellas materias primas que generan mayores reducciones de emisiones, están más disponibles en los mercados próximos y no provocan desplazamientos en los usos. El informe señala a los materiales celulósicos y los electrocombustibles como mejores opciones en el medio y largo plazo.
  • En un futuro inmediato, los CAS seguirán siendo más caros que los combustibles fósiles. Por consiguiente, es de esperar que la expansión de la utilización de CAS aumente en un 7 % el coste del combustible para las compañías aéreas, lo que conllevaría un incremento de aproximadamente un 2 % del precio de los billetes de avión.

Por otro lado, el informe formula una serie de recomendaciones dirigidas al Gobierno español, a las empresas productoras de combustibles y a potenciales inversores en el sector, para fomentar la producción sostenible de CAS en el medio y largo plazo.

En opinión de Pablo Muñoz, coordinador de la campaña de aviación de Ecologistas en Acción, «la puesta en marcha de soluciones tecnológicas como vía única y suficiente para la reducción significativa de los impactos climáticos de la aviación se ha consolidado como el discurso dominante de la industria y las instituciones. El presente informe pone de manifiesto las enormes dificultades a las que se enfrenta el transporte aéreo para sustituir las ingentes cantidades de combustible fósil que necesita hoy día por otros hidrocarburos que realmente puedan ser llamados sostenibles».

Según el representante de la organización ecologista, «si bien la producción de CAS constituye un elemento de relevancia para reducir los impactos del sector, este informe demuestra la necesidad de integrar en las políticas públicas medidas encaminadas a la reducción de la demanda de vuelos -y, por tanto, de combustible- como elemento estructural sobre el que se apoyen otras medidas de tipo tecnológico. Solo así conseguiremos una verdadera reducción de emisiones del sector y el cumplimiento de los objetivos marcados».