La evaluación de los datos en 2021 de las diez estaciones de las redes de control de la contaminación atmosférica del Ayuntamiento de Valladolid, de la central térmica de Michelín (propiedad de Iberdrola) y de la factoría de Renault, obtenidos de las páginas Web del Ayuntamiento y la Junta de Castilla y León, permite comprobar que durante el último año los niveles de dióxido de nitrógeno, partículas y ozono en la ciudad de Valladolid han superado las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todas las estaciones.

Si bien ninguna estación ha incumplido los límites legales vigentes, durante el año pasado han aumentado las concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2), partículas respirables (PM10) y partículas finas (PM2,5), tras la caída drástica de la contaminación atmosférica en el año 2020 por efecto de las restricciones de la movilidad derivadas de las medidas de lucha contra la COVID-19. Una vez finalizado el confinamiento y el primer estado de alarma, la reactivación del tráfico motorizado ha provocado el empeoramiento de la calidad del aire, en 2021.

Así, las partículas PM10 y PM2,5 han aumentado en 2021 respectivamente un 14 % y un 5 % respecto a la media de la última década (2012-2019), mientras en el caso del NO2 se conserva un ligero descenso del 6 % sobre la concentración promedio del mismo periodo, como consecuencia del mantenimiento de algunas restricciones de la movilidad durante el segundo estado de alarma, que finalizó el pasado mes de mayo.

Los niveles de contaminación más elevados se han alcanzado en las estaciones orientadas al tráfico. En la estación Arco de Ladrillo, se ha superado la recomendación de la OMS para las partículas finas durante 94 días, ascendiendo a 154 los días que se ha rebasado la del NO2, por 53 y 124 días respectivamente en la estación La Rubia. Pero son las dos estaciones de Renault en la carretera de Madrid (Renault 2 y Renault 3) las que han presentado una peor situación respecto al último contaminante mencionado, el NO2, con respectivamente 176 y 170 días por encima de lo recomendado por la OMS, cuando esta institución sólo admite tres días del año.

Los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas finas (PM2,5), los dos contaminantes más peligrosos para la salud, casi han triplicado en las estaciones orientadas al tráfico las directrices anuales de la OMS, descendiendo de forma notable la contaminación en las estaciones suburbanas (Fuente Berrocal, Paseo del Cauce, Sur y Renault 1), aunque manteniéndose en todas ellas por encima de lo recomendado para el NO2. Hay que notar que, según las recientes mediciones realizadas por Ecologistas en Acción, ninguna de las estaciones municipales se ubica en las calles con más tráfico de la ciudad, por lo que la situación sería en realidad aún peor.

El único contaminante principal cuyos niveles han descendido de forma significativa en 2021 ha sido el ozono. Las superaciones diarias de la guía de la OMS se han reducido un 40% respecto al promedio de las registradas en la última década (2012-2019), siendo las más bajas desde que se dispone de mediciones, después del año 2020. La menor contaminación por ozono puede deberse al efecto de las medidas del segundo estado de alarma sobre los niveles primaverales, así como a un verano menos cálido y más húmedo que en años anteriores.

Aun así, las seis estaciones que miden ozono han superado ampliamente los tres días que admite la OMS por encima de su recomendación diaria, y también exceden de forma extensa la concentración estival establecida recientemente por este organismo, entre los meses de abril y septiembre

La estación de control de la contaminación atmosférica de Valladolid con niveles más elevados de ozono es un año más Renault 1, situada entre los municipios de Valladolid y Laguna de Duero, donde en el trienio 2015-2017 se superó el valor objetivo legal para la protección de la salud, mucho más laxo que las directrices de la OMS.

Hay que recordar que en octubre de 2018 el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ordenó al Gobierno regional la elaboración de planes de mejora de la calidad del aire en diversas zonas de Castilla y León para reducir los niveles excesivos de ozono, que también afectan de manera estructural a la aglomeración de Valladolid, constituida por la capital y los municipios de Arroyo, La Cistérniga, Fuensaldaña. Laguna de Duero, Renedo, Santovenia de Pisuerga y Zaratán, perjudicando gravemente a la salud de sus casi 400.000 habitantes.

Sin embargo, hasta la fecha ni la Junta de Castilla y León ni el Ayuntamiento de Valladolid han puesto en marcha el preceptivo Plan de Mejora de la Calidad del Aire, para reducir la contaminación por ozono y evitar que esta lamentable situación se siga repitiendo año tras año. La Junta de Castilla y León acaba de aprobar un remedo de Plan, para aparentar que cumple con la sentencia judicial, sin medidas concretas para la aglomeración de Valladolid, como por ejemplo un verdadero transporte metropolitano. Por su lado, el Ayuntamiento de Valladolid aún no ha aprobado definitivamente su Plan de Mejora de la Calidad del Aire.

En opinión de Ecologistas en Acción, es urgente la declaración del centro de Valladolid como Zona de Bajas Emisiones, limitando la circulación motorizada a residentes, transporte público, carga y descarga y urgencias. La Ley estatal de Cambio Climático establece que dicha Zona de Bajas Emisiones debe estar en funcionamiento antes de 2023, y las directrices del Ministerio para la Transición Ecológica para su definición proponen que la citada zona sea amplia para lograr reducciones significativas de las emisiones del tráfico, por lo que Ecologistas en Acción y otras organizaciones sociales han propuesto que en una segunda fase se amplíe a toda la zona ORA, y en una tercera fase alcance al conjunto de la ciudad, delimitada por las rondas de circunvalación.

Además, el Ayuntamiento de Valladolid debe profundizar las políticas de mejora del transporte público y de potenciación de la movilidad activa peatonal y ciclista, continuando la redistribución del espacio público urbano en favor de estos medios no contaminantes, además de la electrificación de los autobuses y la flota de distribución de mercancías urbanas. Aminorando el intenso tráfico urbano e interurbano que soporta la ciudad, y promoviendo un urbanismo de proximidad, así como la reducción de las emisiones de determinadas industrias.

La inhalación de dióxido de nitrógeno, partículas y ozono provoca un incremento de enfermedades respiratorias y cardiovasculares agudas, especialmente en niños y niñas, personas mayores y personas con enfermedades cardiorespiratorias crónicas. Según el Instituto de Salud Carlos III de Madrid y el Instituto de Salud Global de Barcelona, la contaminación atmosférica causa cada año en Valladolid más de 200 muertes prematuras.