• La Comisión Europea ha presentado hoy, después de varios retrasos, dos propuestas, una para restaurar la naturaleza con objetivos vinculantes para los Estados Miembros, y otra para regular el uso de plaguicidas en la UE.
  • La propuesta de la Comisión plantea restaurar al menos el 20 % de la superficie terrestre y marina de la UE e incluye como objetivo obligatorio una reducción histórica del 50 % del uso de químicos en el campo para 2030.
  • Estas dos piezas medioambientales clave representan un gran avance para luchar contra la pérdida de biodiversidad y la crisis climática avanzando en la recuperación de los ecosistemas degradados y en la transición hacia modelos productivos que protejan la salud de las personas y la naturaleza.

La Comisión Europea ha presentado hoy dos propuestas medioambientales clave para restaurar la naturaleza a gran escala en Europa y reducir el uso de plaguicidas. La Ley de Restauración supone un hito ya que hará que los objetivos de restauración sean vinculantes para todos los Estados Miembros, y estarán obligados a restaurar al menos el 20 % de la naturaleza para 2030. Y por otro lado, la revisión de la Directiva de Uso Sostenible de Plaguicidas apostará por una reducción histórica del empleo de químicos en el campo y blindará el objetivo de reducir en un 50 % el uso de plaguicidas. Las propuestas pasarán ahora al Parlamento Europeo y al Consejo de la UE. Las organizaciones piden que ambas instituciones respalden plenamente los elementos positivos de estas propuestas y corrijan los puntos débiles.

Estas propuestas, que ya se anunciaron en 2020, debían haberse publicado el pasado mes de marzo, pero distintas presiones y la situación derivada de la invasión de Ucrania habían hecho peligrar la apuesta de la CE por estos importantes avances que permitirán implementar algunos de los objetivos más relevantes del Pacto Verde, y en particular de las Estrategias de Biodiversidad y Del Campo a la Mesa.

La propuesta de una nueva ley europea para restaurar la naturaleza es la norma más importante sobre biodiversidad desde que se aprobara en 1992 la Directiva de Hábitats. Aunque lejos de tener la suficiente ambición, las organizaciones ecologistas piden al Parlamento Europeo y el Consejo de la UE que se adopte e implemente urgentemente ya que puede convertirse en un verdadero catalizador para revertir la pérdida de biodiversidad y mitigar el cambio climático. Si bien, entre otras mejoras, debería definirse y orientarse más claramente la restauración de naturaleza en el paisaje agrario a lo largo del proceso de negociación que ahora se inicia, el borrador presentado supone ya un hito en términos de objetivos vinculantes para los Estados y el reconocimiento de la necesidad de revertir la degradación del medio natural urgentemente.

Las organizaciones señalan que la ley de restauración es una gran oportunidad para recuperar la naturaleza antes de que la crisis climática y la pérdida de biodiversidad se descontrolen por completo. La restauración de ecosistemas como las turberas, los bosques y las praderas marinas puede ayudar a reducir las emisiones, capturar millones de toneladas de carbono cada año, adaptar los ecosistemas al cambio climático y recuperar hábitats y especies. Para las entidades, la propuesta de la Comisión es buena, pero debe tener en cuenta la urgencia y asegurar que el grueso de las acciones de restauración de estos ecosistemas no se retrasen más allá de 2030. Esta década debe ser el punto de inflexión para situar a la naturaleza en la senda de la recuperación.

Por otro lado, la propuesta de la Comisión para actualizar la Directiva de Uso Sostenible de Plaguicidas, aprobada en 2009, plantea hacer vinculante el objetivo de disminuir un 50% el uso y riesgo de estos productos, de acuerdo a lo ya recogido en la Estrategia de la Granja a la Mesa e introduce peticiones históricas, como la de prohibir su uso general en zonas sensibles, como aquellas de importancia para la biodiversidad y las áreas verdes urbanas.

Las organizaciones piden una mayor ambición para que esta reducción de químicos sea prácticamente total en 2050, y que políticas como la PAC acompañen esta norma con las herramientas y medidas adecuadas para la transición agroecológica, impulsando decididamente la producción ecológica. El reglamento propuesto también necesita mejoras en el actual sistema de monitoreo, que infravalora el impacto real de los agroquímicos y posibilita, como en el caso de España, que se constate una reducción del riesgo a pesar de que aumente el consumo de agrotóxicos.

La reducción de químicos en el campo es una demanda histórica de la ciudadanía,  organizaciones ambientales, consumidores y expertos en salud pública. Las organizaciones consideran que lejos de poner en riesgo la seguridad alimentaria, como alertan  los lobbies agroindustriales en una visión económica y de corto plazo, permitirá avanzar hacia un sistema alimentario sostenible que cuide de las personas que nos alimentan y preserve los servicios ecosistémicos clave para la producción de alimentos, como la polinización y el control natural de plagas. Sin embargo, deben subsanarse las carencias de la norma presentada, por ejemplo en lo referente al seguimiento y control de su aplicación, y las necesarias medidas de acompañamiento a los productores para asegurar que la transición agroecológica será una realidad.

Por último, las entidades señalan que el potencial y los efectos positivos del paquete de normas presentado hoy pueden diluirse si no se acompaña de una revisión en profundidad de políticas clave, como la PAC y vayan más allá de lo que ya se exige en la Directiva Hábitats y otras legislaciones de la UE (principalmente Directiva de Aves o la Directiva Marco del Agua). Solo de esta manera, buscando la sinergia y coherencia dentro de las normas presentadas, se logrará asegurar la salud de los ecosistemas y la provisión de sus servicios, incluida la producción de alimentos sanos y sostenibles.