• Finalizan las negociaciones para reformar el Tratado de la Carta de la Energía con la adopción de un acuerdo inaceptable.
  • La Comisión Europea ha ignorado la petición del Parlamento Europeo, del Gobierno español y del parlamento holandés, de iniciar la salida conjunta del Tratado.
  • El resultado es un acuerdo incompatible con los objetivos del Acuerdo de París que seguirá protegiendo las inversiones en combustibles fósiles al menos hasta 2033.
  • Las organizaciones de la campaña estatal No a los Tratados de Comercio e Inversión, entre las que se cuenta Ecologistas en Acción, exigen la salida unilateral de España y otros Estados miembro de la UE.

El viernes 24 de junio de 2022 han finalizado las negociaciones sobre la modernización del Tratado de la Carta de la Energía (TCE) en Bruselas. Se trata de un proceso iniciado hace más de cuatro años con el supuesto objetivo de alinear el Tratado con los objetivos del Acuerdo de París. Pero el resultado alcanzado es inaceptable y “nos precipita al caos climático”, advierten.

La Comisión Europea, junto con otras partes signatarias del Tratado, ha alcanzado un “acuerdo de principio” sobre la modernización del TCE que confirma los temores de las organizaciones ecologistas: el acuerdo es incompatible con los compromisos adoptados por la Unión Europea (UE) para limitar el aumento de la temperatura en 1´5ºC.

Como mínimo, existen cinco grandes motivos para calificar este acuerdo como “inaceptable”:

1. Las inversiones en combustibles fósiles seguirán protegidas de forma indefinida en un gran número de países.

2. En la UE y el Reino Unido la protección a las inversiones fósiles se eliminará de forma gradual pero a un ritmo demasiado lento, por lo que la UE ha fracasado en su objetivo de compatibilizar el TCE con el Acuerdo de París y el Acuerdo Verde Europeo:

  • Inversiones existentes: seguirán protegidas al menos hasta 2033 (pero posiblemente hasta más tarde), que es precisamente el periodo crucial para la implementación de medidas a favor de la transición energética.
  • Nuevas inversiones: algunas inversiones en gasoductos y centrales eléctricas de gas quedarán protegidas hasta 2030 ó 2040. Estas son exactamente las áreas en las que se esperan inversiones masivas en la próxima década, por lo que el riesgo de demandas se incrementará.

3. La cobertura de protección del Tratado se amplía a nuevas nuevas fuentes de energía y tecnologías que no están protegidas en la actualidad. Se incluyen el hidrógeno, la biomasa, el biogás, los combustibles sintéticos y la captura y almacenamiento de carbono. Esta inclusión hace que el acuerdo sea más peligroso ya que aumenta la posibilidad de que los Estados sean demandados, en lugar de mitigar sus riesgos.

4. El mecanismo de resolución de controversias inversor-Estado (ISDS por sus siglas en inglés) no se modifica en el nuevo acuerdo. Por lo tanto, el TCE modernizado seguirá contradiciendo la legislación de la UE y permitiendo que inversores extranjeros puedan demandar a los países por sus medidas para impulsar una transición energética justa. Actualmente, solo cinco compañías energéticas están reclamando 4.000 millones de euros a cuatro países por sus medidas de descarbonización.

5. La cláusula de supervivencia que contiene el Tratado, que permite que los países sean demandados durante 20 años más después de que se efectúe la salida, no se ha reducido.

El acuerdo se ha alcanzado después de que el Parlamento Europeo aprobara una nueva dirección sobre la política de inversiones exteriores de la UE que establecía líneas rojas a la modernización del TCE y de que el martes España se convirtiera en el primer país en pedir públicamente la salida conjunta de la UE del TCE, un paso que ha seguido el parlamento holandés y al que se ha acercado el Gobierno de coalición alemán. Además, cinco jóvenes víctimas de la crisis climática han demandado esta semana a 12 países de la UE ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos con el argumento de que el TCE protege los combustibles fósiles y bloquea la acción climática.

Tras el acuerdo preliminar de hoy, los Estados miembro de la UE y el Parlamento Europeo aún tendrán que examinar el texto legal, que se espera que se publique el 22 de agosto. La decisión del Consejo es necesaria para que la UE adopte la modernización del TCE en la próxima Conferencia de la Carta de la Energía, en noviembre. Pero con el descontento de varios Estados miembro de la UE, todavía no es seguro que vaya a tener éxito.

Si el acuerdo de hoy se considera infructuoso, la UE y los distintos Estados miembro aún podrían decidir abandonar el acuerdo, como hizo Italia en 2015. Las organizaciones de la campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión apuntan que “el TCE, incluso modernizado, sigue siendo un acuerdo obsoleto que condena al fracaso cualquier intento de descarbonizar nuestras economías”. “Ahora esperamos que España y otros países como Países Bajos y Alemania asuman un papel de liderazgo y propongan una salida coordinada”, han añadido.