La intensa ola de calor ha provocado que se hayan disparado los niveles de ozono en el aire. Burgos no ha sido ajena a esta situación y desde el 8 de julio se han superado los umbrales recomendados por la Organización Mundial de la Salud y los valores legales los días 11 al 15 de julio. No se ha tomado en la ciudad ninguna medida para mejorar la calidad del aire que respiran las y los burgaleses.

El valor objetivo para la protección de la salud humana está establecido por la normativa en 120 microgramos de ozono por metro cúbico (µg/m³) de aire, medidos en periodos de 8 horas, y no deberá superarse más de 25 días al año. La Organización Mundial de la Salud rebaja este umbral hasta los 100 µg/m³. En lo que llevamos de verano este es el segundo episodio de superación de los niveles de ozono.

En septiembre de 2021 la OMS revisó las directrices sobre la calidad del aire, los efectos de la contaminación sobre la salud y los niveles de contaminación que resultan perjudiciales para las personas. Así, los umbrales establecidos por la normativa de calidad del aire han quedado obsoletos. Desde hace años, pero especialmente desde 2021, Ecologistas en Acción viene insistiendo en que las medidas de protección de la salud por contaminación atmosférica se activen cuando se sobrepasen los niveles establecidos por la OMS y no en base al criterio legal que resulta más permisivo.

Sin embargo, tanto la Junta de Castilla y León como el Ayuntamiento de Burgos hacen caso omiso de estas recomendaciones y, en consecuencia, la población respira aire contaminado sin que desde las administraciones se hagan nada por evitarlo. Parece, a juicio de la organización ecologista, que prefieren evitar las restricciones al uso del coche que proteger la salud de la ciudadanía.

Resulta especialmente llamativa la pasividad del Ayuntamiento de Burgos que se ha escudado en la inacción de la Junta. Sin embargo, podría haber tomado medidas de restricción del tráfico a motor dentro del ejercicio de sus competencias. Además, Burgos no cuenta con un protocolo de contaminación, que debería haberse realizado hace más de 13 años. Contar con este protocolo, además de proteger la salud de la población, hubiera sido un buen ensayo para las Zonas de Bajas Emisiones.

De ahora en adelante debido a la situación de emergencia climática las olas de calor se harán más frecuentes y duraderas, por lo que los episodios de contaminación, como el de estos días, también aumentarán. No solo es necesario aplicar medidas puntuales, sino que es necesario poner en marcha medidas estructurales que reduzcan las emisiones contaminantes. La implantación de medidas de movilidad sostenible debe ser un eje prioritario del gobierno municipal, apostando por un cambio de modelo de movilidad urbana y de dejar de centrar el titular en la polémica o las plazas de aparcamiento que pueden perderse y centrarlo en la salud pública y el modelo de ciudad que deseamos.