El agua que riega el campo de golf
y la parcela del alcalde.

Es habitual que en tiempos de sequía, los ayuntamientos publiquen bandos para prohibir que con el agua de abastecimiento se rieguen los jardines de las urbanizaciones. Esto ha ocurrido este año en Cirueña, donde las parcelas de la urbanización están de color marrón. Pero entre lo marrón destaca una parcela verde y frondosa. El agua potable que llega al depósito por una tubería que forma parte del sistema de abastecimiento del valle del Oja, se esta vertiendo a una acequia y desde esta, una potente bomba y una tubería de casi un km la conduce  a una parcela donde se cultiva lúpulo. Y esta  parcela es propiedad del Sr. Alcalde.

Es posible que la parcela tenga una concesión de riego de algún pozo y que este no tenga este año caudal suficiente. Pero esto no justifica que se utilice el agua potable del pueblo para regadío. Y además parece que el campo de Golf, que tiene la posibilidad de usar el agua de la depuradora de aguas residuales del pueblo, tampoco tiene suficiente para regar, por lo que también quiere usar el agua del abastecimiento, lo que ha originado un conflicto con el Ayuntamiento.

Riego en CirueñaEcologistas en Acción quiere denunciar estos hechos que considera graves. La sequía se debe a la falta de lluvia y se viene manifestando por los medios de comunicación en estos días que podemos llegar a tener problemas de abastecimiento, lo cual haga necesario establecer restricciones, incluso para el agua de boca. También hemos oído que los ecologistas tenemos la culpa de esta sequía, como también la tenemos de los incendios forestales. Ya solo falta que se diga que somos los culpables del cambio climático.

La sequía, para los que nos acusan de ser los causantes, se debe a la falta de embalses y somos culpables porque nos oponemos a su construcción. Lo cierto es que por muchos embalse que se realicen, si no hay agua para llenarlos, se seguirán dando periodos de falta de agua. Pero el problema no se debe a que llueva menos, sino a que se ha producido en los último años un incremento extraordinario de los regadíos, lo que está provocando el vaciado de embalses para regar que es lo que da origen a la falta de recurso para otros usos o para el mantenimiento de los ríos. Como en el caso del lúpulo de Cirueña, el problema no es solo la falta de agua, sino la mala gestión que se hace de ella, primando los intereses particulares sobre los generales.