Un grupo de activistas de Ecologistas en Acción se han concentrado en el Espigón Juan Carlos I, enfrente de las instalaciones gasísticas instaladas en el Puerto de Huelva para manifestar su oposición al uso creciente del gas licuado que se quiere imponer en toda la economía europea y occidental, a raíz del estallido de la guerra en Ucrania. Y es que el valor estratégico con que se quiere potenciar el gas a todos los niveles constituye un olvido del necesario avance en el uso de las energías renovables, así como de la exigencia de una disminución del consumo energético, cada vez más indispensables en relación con la emergencia climática que vivimos.

En la otra orilla de la Ría de Huelva dentro del Paraje Natural Marismas del Odiel, los ecologistas han desplegado sus pancartas. “Stop a los combustibles fósiles y stop al lavado verde” son algunas de las consignas que se han desplegado frente a numerosos macrotanques de gas licuado que colmatan gran parte de los terrenos del Puerto Exterior de Huelva. También se recuerda la negativa al almacenamiento del gas en Doñana, amenaza adicional no resuelta para el espacio natural tan valorado y con serias dudas de futuro.

Las instalaciones de Enagas, con su regasificadora y la cantidad de tanques de almacenamiento, así como las maniobras de los gigantescos barcos metaneros en la Ría y en el Puerto de Huelva suponen un peligro adicional a toda la industria energética y química de la zona para la población del entorno, así como para el futuro del medio natural.

La acción de protesta de Ecologistas en Acción se enmarca en la Campaña del Velero Diosa Maat, que estos días se encuentra en la capital onubense para recordar que el gas licuado no solventará la dependencia de las energías fósiles, su uso creciente retrasará la transición justa y no beneficiará a los hogares con pobreza energética. Además el gas licuado supone un riesgo para el clima y el medio ambiente, dada su extracción a través del fracking, tecnología contaminante y peligrosa.