Allá por 2019, precisamente en julio durante la celebración de la Semana Negra, un pequeño grupo de activistas nos lanzamos a crear una plataforma sin más pretensión que defender un espacio público verde para la ciudadanía, el «solarón». En un alarde de ‘imaginación desbordante’ se nos ocurrió llamarla Un Pulmón pal Solarón –plataforma en la que participa Ecoloxistes n’Aición–. Desde entonces hemos transitado un camino tortuoso, pero, sin duda, fructífero. Hemos pasado de tener la proyección de unas torres de 20 plantas en el «solarón» a su ampliación como zona verde recientemente aprobada en el pleno municipal. Nos alegramos de que este asunto haya concitado la unanimidad de todos los grupos y felicitamos a Ciudadanos por su audacia política al llevarlo a propuesta plenaria. Llevábamos tiempo denunciando la vergüenza que supone para nuestra ciudad que esos terrenos estuvieran inutilizados durante años y que sólo sirvieran como espacio de suciedad y vertedero. Lo más importante ahora es que su adecuación se haga realidad y no sea un proyecto más no ejecutado.

Nuestra ciudad está envuelta en una contaminación del aire más que preocupante. Estos días de altas temperaturas no paran de saltar las alarmas obligando a activar los protocolos anticontaminación. Quizás pensábamos que Asturies se libraría del cambio climático y que las olas de calor y frío no afectarían a nuestro templado clima, pero aquí están. De esto no se librará nadie, y el aumento de las temperaturas pide más verde y menos asfalto. La apuesta por las ciudades más amables, vivibles y con grandes espacios verdes definen las ciudades del futuro, el planeta lo reclama y debemos escucharle, pues las consecuencias de no hacerlo están siendo desastrosas. Pedimos a nuestros gobernantes que sean valientes y escuchen la voz de la ciudadanía, que pide una nueva forma de vivir y una nueva forma de hacer ciudad. Esto pasa inevitablemente por rechazar el modelo de construcción y crecimiento desmedido del último siglo.

Enajenar terrenos públicos para obtener unos pírricos beneficios económicos comprometiendo el diseño de gran parte del centro de la ciudad a favor de un modelo ya caduco, será una decisión que se estudiará en las universidades del futuro como los grandes errores cometidos por el ansia de beneficios de unos pocos. Por el contrario, lo que proponemos es rejuvenecer la ciudad: tanto quejarse del envejecimiento y la despoblación y lo único que ofrecemos a los y las jóvenes como alternativa es más cemento y más contaminación, pero menos empleo y menos servicios.

Si queremos mantener a nuestros jóvenes aquí, si queremos una ciudad viva donde poder criar a nuestros hijos e hijas, necesitamos dotarnos de espacios públicos amables, que inviten a vivir, a compartir y a querer quedarse.

Dado que la construcción de la nueva estación y de todo el plan de integración ferroviaria sigue siendo una incertidumbre, pedimos que el «solarón» y los terrenos adyacentes se conviertan en un espacio digno y ello pasa por varias medidas. En primer lugar, acotar la zona de esparcimiento canino, todos los manuales de buenas prácticas respecto a estos espacios convienen en la necesidad de que estén cerrados, por la seguridad de los propios animales y para evitar conflictos con los viandantes.

En segundo lugar, no podemos admitir que la adecuación de los terrenos actualmente cerrados no pase por la colocación de al menos un parque infantil y una zona de elementos deportivos, tanto para mayores como un parque de calestenia o deporte en la calle.

Igualmente esperamos que los caminos que se dibujen, no tengan que ver con la división de las parcelas para su construcción, sino con las necesidades de los peatones para acceder a las diferentes rutas. En la actualidad vemos líneas del deseo sin asfaltar que se convierten en lodazales en invierno, porque cuando se pensaron los caminos no se valoraron los mejores itinerarios.

Y, por último, pero no menos importante, hacen falta árboles, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que se necesitaría uno por cada tres habitantes para respirar un aire más saludable, pero en nuestra ciudad hay un árbol por cada siete habitantes y, dependiendo de la zona urbana, esa cifra se queda en un árbol por cada quince habitantes. Habrá que sortear algunas dificultades técnicas por la carencia de subsuelo, pero estamos seguros de que los servicios técnicos municipales sabrán cómo hacerlo.

Cada día creemos más en la necesidad de una sociedad civil organizada, pensando colectivamente cómo hacer comunidad, porque la ciudadanía tenemos el derecho y el deber de diseñar la ciudad en la que queremos vivir. Sólo así se garantiza una verdadera participación en una sociedad democrática. Las consultas por internet -perdónenme- son una forma de participación bastante limitada. Estaremos vigilantes para que la ampliación del «solarón» se realice, y por supuesto, para que se quede. Llamamos a la ciudadanía a seguir movilizándose por reclamar espacios verdes, espacios públicos, espacios para los peatones, en definitiva, espacios para la vida.

Verónica Rodríguez (Plataforma Un pulmón pal Solarón)