GER-Ecologistes en Acció y GECEN, muestran absoluto rechazo ante la política medioambiental que sigue la Conselleria y especialmente la actitud que nos parece sumisa y fuera de lugar en un estado de derecho ante determinados intereses.

Las asociaciones ecologistas sienten vergüenza ajena cuando la Consellera rinde pleitesía a APAVAL y se convierte en la mayor defensora de sus demandas ignorando el interés general, la legislación medioambiental y las resoluciones judiciales.

Consideramos que la política servil a los sectores económicos que promueven la especulación, el urbanismo salvaje, los PAI… por parte de la Conselleria continúa inalterada. Se ignora la destrucción del territorio y las consecuencias sociales y económicas que ha tenido y tiene la política del hormigón en forma de paro, sufrimiento social y eliminación del patrimonio natural. PAI y campos de golf como el de Vall d'Alba, Torreblanca, Burriana o la Ciudad de las Lenguas (por citar algunos), siguen siendo explotados políticamente por la Conselleria como futuro y progreso sin realizar autocrítica ni asumir responsabilidad alguna, y mucho menos buscar alternativas sostenibles al fracasado modelo.

Políticas de apoyo a la incineración, aprobando y autorizando la Incineradora de l'Alcora al mismo tiempo que promueven el sainete social trágico-cómico de rechazo municipal a ésta por exclusivo interés político. Quemar residuos es quemar la salud de los ciudadanos y quemar puestos de trabajo, recuerdan las ONG medioambientales, quienes señalan que por cada puesto de trabajo que genera una incineradora el reciclaje genera diez.

Una Conselleria que, con Bonig al frente, defiende la reforma de la Ley de Costas que, lejos de buscar justicia social y resolver problemas medioambientales, pretende ser un instrumento del sector hostelero para urbanizar los retazos de litoral virgen que han sobrevivido a la época del chapapote urbanístico; que defiende la paella de pajaritos de sus otros amigos de la caza: los del enfilat; y así un largo etcétera.

Pero cualquier crítica no es bien recibida por los dirigentes políticos de la Conselleria y qué mejor que cambiar a los directores técnicos de los parques naturales por políticos afines. Parece ser que así se notarán menos las precarias condiciones con las que trabajan los agentes medioambientales o los recortes en la extinción de incendios.

Mientras tanto, las joyas de la biodiversidad valenciana como el águila perdicera sufren el olvido de la administración y así ocurre lo que ocurre, dos águilas perdiceras electrocutadas en Vilanova d'Alcolea cercanas al aeropuerto y lo más grave, dos águilas perdiceras acabaron con las cabezas y las patas cortadas en Fondeguilla hace unos meses, en el término municipal vecino de la Consellera (Vall d'Uixó) o la sospecha del robo de un pollo de esta especie en Chert, también en el 2011.

Aeropuerto sin aviones que destruye la mejor colonia de aguilucho cenizo de las comarcas valencianas, las cientos de muertes de buitre leonado por los aerogeneradores de los parques eólicos, y un largo etcétera de hazañas medioambientales de sus antecesores nos hace preguntarnos, ¿para cuándo una Conselleria y una Consellera que proteja el medio ambiente? Mientras tanto, los valencianos deberán conformarse con otra Consellera al mando de una Conselleria non grata para el medio ambiente.