• Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife, WWF y la Deep Sea Conservation Coalition celebran el paso y piden mayor determinación al Gobierno en las negociaciones del Tratado de los Océanos y la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos.

 

En la semana en que los Estados se han reunido en la sede de la ONU en Nueva York para avanzar en la adopción de un Tratado Global de los Océanos, el Congreso de los Diputados ha aprobado una proposición no de ley demandando el establecimiento de una pausa precautoria de la minería submarina, acordando estudiar su prohibición en aguas españolas. La proposición, registrada por Unidas Podemos, ha salido adelante con una enmienda del PSOE.

Las organizaciones ecologistas que elaboraron la propuesta (Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF, con la participación de la Deep Sea Conservation Coalition) han celebrado este paso y demandado que, teniendo ahora un claro mandato parlamentario, el Gobierno asuma un papel activo en las reuniones del Tratado Global de los Océanos y la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA).

La ISA se reunirá los meses de marzo y julio próximos para continuar debatiendo la adopción de un conjunto de normas para regular la minería submarina. A partir de julio existe la posibilidad de que comiencen a autorizarse explotaciones mineras en las grandes profundidades marinas. Es fundamental que los países que están mostrando su oposición a esta actividad, como España, trabajen activamente y de forma coordinada para evitar el despegue de esta industria, que sería catastrófica para la conservación de los océanos.

La minería submarina podría convertirse en una de las principales amenazas a la integridad de los fondos marinos profundos, un ambiente muy poco conocido y estudiado. Se trata de una actividad con enormes impactos potenciales, desde los efectos tóxicos de las plumas de sedimentos y metales pesados a lo largo de la cadena trófica hasta la liberación de gases de efecto invernadero secuestrados en los fondos oceánicos, pasando por la destrucción irreversible de la biodiversidad marina.

Asimismo, la destrucción o extinción de especies provocadas por la minería submarina podría impedir el descubrimiento de nuevas medicinas asociadas a formas de vida de las profundidades oceánicas. Sin ir más lejos, el test de la COVID19 se desarrolló utilizando una enzima aislada de un microbio hallado en respiraderos hidrotermales de aguas profundas, un hábitat muy escaso y ahora bajo la amenaza de la minería de aguas profundas.

Con la aprobación de este acuerdo en el Congreso de los Diputados, España refuerza su posición entre el creciente grupo de países que demandan una moratoria, pausa precautoria o prohibición de la minería submarina, y que incluye ya a Francia, Alemania, Canadá, Chile, Nueva Zelanda, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Micronesia, Palao, Fiyi y Samoa, además de la Comisión Europea, que también se ha manifestado a favor de la prohibición de esta actividad.