El sector cinegético ha reaccionado a ello conformando un lobby con ramificaciones en el poder político y económico que busca desesperadamente la supervivencia de la caza y para ello está intentando crear una imagen de que la caza son garantes de la naturaleza, que son una herramienta para la gestión de poblaciones y que la caza es una actividad económica esencial para el medio rural. Sin embargo, la realidad es bien otra y para mostrarlo desenmascaramos las verdades que se ocultan tras esa buena cara que se pretende transmitir.