Colaboración especial nº 50.

Jorge Riechmann. Revista El Ecologista nº 50.

El fin de la esclavitud
era irreal utopía hace dos siglos
Angélico utopismo irresponsable
desafiar la sujeción de las mujeres
hace cien años
Y el colmo de lo utópico
hace medio siglo:
concebir Europa sin guerra
Hoy es utópico
hacer las paces con la naturaleza
detener el expolio del Sur
dejar de dañar a los animales
Hemos olvidado la tersura de Gea, el nombre
de la gran Ninhursaga, las manos de Qetesh
pero quién desconoce los productos Mitsubishi
y el logotipo de General Electric
El árbol alto como edificio de seis pisos
¿te da ganas de edificar diez pisos
o de subir a las copas de los árboles?
Según tu deseo
así tu heredad
¿Por no querer ver
que somos carne piel grasa conjetura sentimiento
exterminamos a los animales?
¿Sobre qué tierra deshabitada estéril
nos acoplaríamos con el reloj monstruoso
en una mecánica Danza de la Muerte
perpetuada en rotación sin fin?
¿Por qué la violación
de sí mismo sería
la figura final de la aventura humana?
La evolución tecnológica es irreversible
dice Arsuaga
el famoso paleontólogo
Lo que se inventa
no puede desinventarse
No puede desinventarse
pero la pregunta relevante es otra:
¿puede dejar de usarse?
No se puede desinventar
la bomba atómica
¿pero se puede
retroceder un peldaño
en la escala asesina del confort?
Si alguien quiere
suicidarse, en última instancia
nada se puede hacer
Si una sociedad entera
desea suicidarse, a fin de cuentas
no se puede hacer nada
Pero nosotros podemos
apoyarnos uno al otro, aplazar juntos
los trabajos de la muerte