Un repaso a las propuestas presentadas por el ecologismo social.

Ladislao Martínez López. Revista El Ecologista nº 69.

En el artículo se repasan los principales planes energéticos alternativos que ha ido presentado el ecologismo social a lo largo de los últimos 30 años. Su análisis histórico permite ver cómo el foco de las preocupaciones ha ido de las propuestas que pretendían prescindir de la energía nuclear a, sin renunciar a este objetivo, poner más énfasis en la reducción de emisiones y del consumo. Además, estos planes evidencian la existencia de opciones alternativas, mucho más justas socialmente y sostenibles, a las que se han desarrollado.

Desde muy pronto (1979) el ecologismo social del Estado español sintió la necesidad de elaborar planes energéticos alternativos. Le movían a ello varios objetivos complementarios. El primero, mostrar solvencia técnica, probar que “otro desarrollo tecnológico era posible”. Frente a la pretensión de la tecnocracia imperante de que la evolución tecnológica era natural, regida por una lógica interna inmutable y en la que cada estado daba paso a otro necesariamente mejor determinado sólo por lo que podía hacerse, el ecologismo social contraponía la posibilidad de elegir. En todo momento ante la sociedad se abrían distintas opciones tecnológicas que se derivaban de modelos sociales determinados y que abrían posibilidades, tanto de relación entre los distintos grupos sociales, como de la “tecnosfera con la biosfera” (por decirlo con palabras de Barry Commoner) distintas.

Situándonos en la encrucijada de aquellos años, se podía buscar un modelo social centralizado, basado en centrales energéticas con tecnologías de alto riesgo y de energía muy concentrada, como las nucleares. O por el contrario, se podía apostar por aprovechar recursos naturales renovables más dispersos abriendo la posibilidad de una sociedad más democrática y autónoma. La teorización de André Gorz de “tecnología llave” (que partiendo de un modelo social cerraba otras opciones de sociedad) y “tecnología encrucijada” (que permitía distintas evoluciones sociales) estaba muy presente en todas las discusiones.

Se trataba también de evidenciar las lógicas económicas y de poder subyacentes a los distintos modelos energéticos. ¿Quién se beneficiaba con la opción elegida? ¿Cuáles eran sus intereses concretos? ¿Qué se ganaba y qué se perdía con las distintas apuestas?

Cambio de modelo económico y social

En estas notas nos dedicamos sólo a hablar de los distintos planes elaborados por una corriente del ecologismo social, la que encarnan sucesivamente Aepden-Aedenat-Ecologistas en Acción, pero no puede pasarse por alto que otras organizaciones ecologistas, singularmente Greenpeace y WWF-Adena, han elaborado en distintos momentos documentos similares. Cabe decir que si la apuesta tecnológica de todos los planes antes citados es básicamente la misma (ahorro, uso eficiente de la energía, promoción de las energías renovables, rechazo de tecnologías como la nuclear), en lo que se refiere al modelo social en el que están insertos, cabe distinguir aquellos que se muestran escrupulosamente respetuosos con él (no aluden a cambios de propiedad en los bienes de producción energéticos) y otros que muestran una explícita voluntad de cambio en el modelo económico y social: apuntan a una sociedad socialista, además de en armonía con el medio ambiente.

Creo que con cierta perspectiva histórica puede afirmarse que estos planes han cumplido en buena medida su función de legitimación del ecologismo, es decir, que nuevos sectores sociales han entendido que existen opciones alternativas a las que realmente se han desarrollado. Pero con el paso del tiempo se ha podido ver también que no han sido capaces de crear un proyecto suscrito unánimemente por el conjunto del ecologismo, por lo que han sido frecuentes los conflictos entre ecologistas en torno a la conveniencia o no del desarrollo de ciertas fuentes de energías renovables. Y ello por dos motivos básicos. Los planes nunca se han implantado ni siquiera de forma aproximada, aunque creo que han tenido cierta influencia. Han sido los poderes energéticos los que en todo momento han mantenido el control de lo que había que hacer y dónde había que hacerlo. Y también, por qué no decirlo, porque a amplios sectores del movimiento ecologista, singularmente al conservacionismo, nunca le ha preocupado dar respuesta al “todo energético”.

Los planes que el ecologismo social ha elaborado han tenido distinto alcance (ver tabla) [1]. Los ha habido que eran alternativa a todo tipo de consumo energético (energía primaria, energía final y consumo y producción de electricidad), los que se limitaban a ser alternativa del sector eléctrico y los que eran alternativas de desarrollo de distintas fuentes de energía renovables o de consumo de energía en el sector de la construcción. Estos últimos planes se ejecutaron a mitad de los 90 junto a los sindicatos mayoritarios y tenían como meta lograr objetivos muy limitados y concretos. En alguna medida se consiguió. No puede pasarse por alto que también ha habido intentos de propuestas regionales de planificación.

Nuevos problemas ambientales

Una de las cosas que se aprecian al releer estos documentos es que los problemas ambientales han ido apareciendo, incluso para el ecologismo, a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en los dos primeros planes citados en la tabla se tiene una preocupación central por demostrar que se puede renunciar a la energía nuclear, pero se ignora la existencia del cambio climático.

En el Modelo energético de tránsito se considera el carbón (combustible fósil con mayores emisiones específicas de gases de invernadero) de una manera que hoy sería totalmente inaceptable para el ecologismo [2]. En el escenario de 1987, momento en el que se quería dejar de emplear la energía nuclear, se reduce la participación del petróleo entre las fuentes de energía primaria, se contempla un incremento significativo del gas natural (que siempre se ha considerado como la fuente fósil de tránsito)… y lo mismo se hace con el carbón.

Se aprecia también un progresivo distanciamiento en los planes de la idea del crecimiento. Aunque en todos los textos hay una crítica genérica a la idea de que el crecimiento económico era bueno en sí mismo, se terminaba aceptando una cierta cifra de crecimiento económico que se basaba en actividades económicas distintas. Lo que también ocurría en todos estos documentos es que se insistía en un uso más eficiente de la energía, lo que se traducía en una elasticidad [3] menor que los planes oficiales. En el texto de 1979 se aceptaba un crecimiento del 4 %, en el de 1987 del 3 % y en el de 1991 del mismo orden, aunque se distinguía en distintos periodos y ramas de actividad [4].

Un elemento común a todos los planes es que se adopta un “enfoque de gestión de la demanda”. Con ello lo que se pretende es que para satisfacer los servicios que la energía presta no es necesario incrementar sin más la oferta energética, sino que cabe, mediante diversas estrategias, modificar la demanda necesaria.

Creo que el plan Energía 2000 (a pesar de su muy desafortunado subtítulo que incluye el término crecimiento sostenido) es con diferencia el que presenta un mayor rigor. Se definían como objetivos ambientales no sólo el cierre de todas las centrales nucleares, sino la reducción de un 12 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en el año 2000 y emisiones importantes y cuantificadas de los óxidos ácidos (SO2 y NOx). Se cuantificaban también los costes de las distintas políticas de ahorro y de reducción de impacto ambiental, se proponían medidas legislativas concretas y se recorrían detalladamente las posibilidades y estrategias de ahorro en los distintos sectores consumidores. El hecho de realizarlo junto a una fuerza política fue una novedad entonces muy discutida, pero permitió su presentación y discusión con un alcance desconocido.

El primer texto en el que se contempla la posibilidad de reducir el consumo de energía es el editado en 2005 bajo el título Plan de ahorro y eficiencia en el consumo eléctrico. Horizonte 2015. Se plantea una reducción del consumo de electricidad del 35 % [5]. Puede afirmarse que la agudización de los problemas ambientales y la urgencia con que se han presentado, forzó al ecologismo social a radicalizar su discurso. Podría afirmarse que quizá este mismo hecho hizo perder capacidad de arrastre.

Resaltar que todos los planes fueron realizados con trabajo voluntario, lo que visto el elevado nivel de profesionalización que ha ido adquiriendo el ecologismo, no debe pasarse por alto. En muy pocos casos se citaban los autores. Muchas han sido las personas que han participado en su redacción y muchas de las cuales han desempeñado previamente o con posterioridad significativos cargos en el sector energético. Toda una prueba de que el ecologismo social ha sabido en ciertos momentos trabar provechosas alianzas con sectores profesionales que le resultaban próximos.

Título Autores Año Comentarios
Modelo energético de tránsito Comisión de Energía y recursos de Aepden / Amigos de la Tierra 1979 Publicado por Miraguano Ediciones. Colección Amigos de la tierra. 136 páginas.
Planificar sin energía nuclear Asociación Ecologista de defensa de la Naturaleza (Aedenat) 1987 Autoedición. 84 páginas.
Energía 2000. Plan energético alternativo para un crecimiento sostenido Área de Planificación Económica de IU, Aedenat 1991 Autoedición. 116 páginas
Una propuesta para el desarrollo de la energía eólica Aedenat, CC.OO, UGT 1992 Autoedición. 16 páginas
Una propuesta alternativa para el sector eléctrico Aedenat, Izquierda Unida 1994 Autoedición. 29 páginas. Se sentaban las bases para un texto alternativo a la ley del sector eléctrico del año 1994.
Plan de investigación y desarrollo para las energías renovables Aedenat, CC.OO., UGT 1994 Autoedición. 45 páginas
Plan para la promoción de la energía solar térmica Aedenat, CC.OO., UGT 1994 Autoedición. 15 páginas.
Una propuesta para el desarrollo de la energía solar fotovoltaica Aedenat, CC.OO., UGT 1995 Autoedición. 24 páginas
Una propuesta para la climatización de edificios Aedenat, CC.OO., UGT 1996 Autoedición. 7 páginas.
Plan de ahorro y eficiencia en el consumo eléctrico.
Horizonte 2015
Ecologistas en Acción 2005 Autoedición. 24 páginas.
Propuesta de desarrollo de la energía eólica en España.
Horizonte 2010-12
Ecologistas en Acción 2005 Autoedición. 16 páginas

[1] No se incluyen en esta tabla algunos casos notables de documentos de alcance regional. Los hubo en Andalucía, Castilla y León… Tampoco documentos de alcance más limitado como alguno que hablaba del uso de los aires acondicionados o de iluminación de viviendas. Tampoco textos de ley alternativos que se articularon sobre la base de estos documentos en los años 90. U otros textos legales ejecutados junto a otros grupos ecologistas, sindicatos y algún grupo político de fecha mucho más reciente. Se trata de un artículo general con límites claros.

[2] Ver páginas 22 y siguientes del texto. Una tabla resumen de la participación de las distintas fuentes de energía aparece en la página 18, donde se compara el plan energético oficial y la alternativa de Aepden. Esta misma circunstancia se aprecia en el documento Planificar sin energía nuclear de 1987, y en la publicación de Greenpeace del mismo año titulada 1992 Sin nucleares.

[3] La elasticidad es el cociente entre el incremento de una magnitud energética (energía primaria, por ejemplo) y el incremento del PIB, como indicador sintético de actividad económica. En el texto de 1987 se habla de PNB (ver página 19).

[4] Ver página 14.

[5] Era el mismo porcentaje que se apuntaba en el texto de Greenpeace, Ahorro y eficiencia energética. El enfoque de demanda de la planificación eléctrica para España, de 1991. Un interesante texto en el que se analizan con detalle los servicios que la electricidad presta y se planteaba cubrirlos con las mejores tecnologías de transformación energética disponibles.