Una de las señas de identidad del ecologismo social es participar en la lucha antinuclear. Durante estos 20 años de Ecologistas en Acción, la oposición a la energía atómica y a todas las instalaciones que la rodean ha sido determinante. El movimiento antinuclear toca aspectos medioambientales, económicos, políticos, sociales y éticos.

Francisco Castejón. Portavoz en energía nuclear de Ecologistas en Acción. Revista Ecologista 96.

Las centrales nucleares generan residuos radiactivos peligrosos durante cientos de miles de años, suponen un riesgo inaceptable y precisan de la minería del uranio, que genera verdaderas heridas radiactivas en el territorio. Las centrales nucleares son construidas por multinacionales que obtienen pingües beneficios y que sólo miran por sus intereses.

Su construcción se financia por bancos que cobran grandes intereses, puesto que estas centrales son muy intensivas en capital. Las centrales son explotadas por grandes empresas eléctricas cuya bancarrota no puede ser aceptada por ningún gobierno, puesto que los servicios que prestan de suministro eléctrico son estratégicos, por lo que son rescatadas de forma encubierta.

Durante estos 20 años de Ecologistas en Acción la lucha antinuclear ha sido una constante.

Las decisiones sobre el modelo energético basado en las nucleares las toma el poder político, desoyendo la opinión de la mayor parte de la ciudadanía que es contraria, lo que quebranta la democracia. Las decisiones a favor de esta fuente de energía son, por tanto, discutibles desde el punto de vista tanto ético como democrático.

Con las bases americanas

La energía nuclear llega a España, junto con las bases americanas, de la mano de Franco que firma con Eisenhower los acuerdos bilaterales España EE UU, y las luchas antinucleares españolas nacen con el advenimiento de la democracia, como respuesta a los delirantes planes de construir 35 reactores nucleares en nuestro territorio.

Estas luchas alcanzan un momento álgido a finales de los 70 y primeros 80 y provocan, junto a la crisis económica, la paralización de la mayor parte de los proyectos. Diversas plataformas antinucleares y grupos, entre los que está Aedenat, juegan un papel muy importante. Como resultado de los enormes costes nucleares y de las protestas sociales, el Gobierno del PSOE decreta una moratoria nuclear en 1984, lo que oficializa el freno a la expansión atómica, pero también introduce un rescate encubierto de las entonces muy endeudadas eléctricas.

El Gobierno del PP y las eléctricas han apostado por el funcionamiento de las nucleares hasta los 60 años

El resultado de aquel pulso es que en España llegaron a funcionar solo 10 reactores nucleares y hubo una intensa explotación de los yacimientos de uranio, con los consiguientes efectos negativos sobre el medio y las poblaciones cercanas.

El cierre de Vandellós I, Tarragona, se produjo en 1989, tras un accidente que pudo costarnos muy caro, y tuvieron que pasar 17 años hasta que consiguiéramos forzar el cierre de la central de Zorita,Guadalajara, el 30 el abril de 2006. Fue un triunfo importante, a pesar del pequeño tamaño y antigüedad del reactor, puesto que aumentó la moral de los grupos antinucleares: a pesar de lo limitado del tejido organizativo se podían conseguir objetivos importantes.

Viñeta del libro de Rubén Uceda Atado y bien atado. La Transición golpe a golpe (1969-1981). Editorial Akal.

Muchas de las protestas antinucleares españolas se coordinaban en torno a Ecologistas en Acción, que recogió numerosos grupos locales que se federaron en esta asociación. La vocación era y es, de todas formas, construir plataformas unitarias con lo mejor del ecologismo social para enfrentarnos a las diversas instalaciones nucleares.

Cementerios nucleares

Otro pulso clave en las luchas antinucleares ha sido el de la oposición a la construcción de los cementerios nucleares. Finalmente, construyeron El Cabril, Córdoba, para albergar los residuos de media y baja actividad, pero no sin un gran coste de imagen para sus impulsores, que se empeñaron en instalar ese cementerio nuclear en un lugar inapropiado, por su actividad sísmica, por su alto valor natural y por estar alejado de las instalaciones españolas. Hoy en día el debate sobre El Cabril vuelve a abrirseporque consideran que es imprescindible aumentar la capacidad para almacenar residuos de media y baja actividad aunque se cierren ya las nucleares. Por eso Enresa apuesta por ampliar este cementerio nuclear y nosotros debemos oponernos.

Los residuos de alta actividad son los más peligrosos y permanecen activos durante cientos de miles de años. El primer intento ha sido el de tratar de construir un cementerio nuclear de de 1986 hasta 2018, al que hemos conseguido resistir . La lucha se ha llevado a cabo por diferentes grupos y plataformas locales y ha convertido en papel mojado todos los planes de Enresa para la gestión de residuos.

Ahora, el proyecto de Enresa es construir un Almacén Temporal Centralizado (ATC), en superficie y en seco, en Villar de Cañas, Cuenca. Según el Sexto Plan General de Residuos, esta instalación debería estar funcionanndodesde 2010, pero aún no han empezado las obras.

Viñeta del libro de Rubén Uceda Atado y bien atado. La Transición golpe a golpe (1969-1981), en el apartado sobre la lucha antinuclear. Editorial Akal.

La Plataforma contra el Cementerio Nuclear en Cuenca, en la que participa Ecologistas en Acción, está haciendo un excelente trabajo y ha conseguido el apoyo del Gobierno castellano-manchego. La industria nuclear tiene que tener una cosa clara: no es posible la gestión de los residuos sin conflictos político-sociales a menos que se establezca un calendario de cierre escalonado.

Mina de uranio

Por otra parte, el proyecto de mina de uranio que se quiere abrir en Retortillo, Salamanca, por la empresa australiana Berkeley completa el mapa de conflictos nucleares abiertos. De momento, Berkeley no cuenta con todos los permisos necesarios y algunos de sus apoyos institucionales comienzan a resquebrajarse. Sería la única mina de uranio a cielo abierto de Europa.

Alargar la vida de las nucleares es un gran negocio en centrales ya amortizadas que llegan a producir un millón de euros de beneficios diarios

En la actualidad, nos encontramos en un momento clave para el futuro energético de nuestro país y la energía nuclear está en el centro del debate. Nadie sueña siquiera con abrir nuevos reactores nucleares, dado el enorme coste, la oposición social y la sobrepotencia de nuestro sistema eléctrico, pero el debate se centra en la extensión de la vida de las centrales que están en funcionamiento.

El Consejo de Seguridad Nuclear no está resultando todo lo riguroso que debiera para garantizar la seguridad, lo que facilita la extensión de vida de las plantas nucleares.

Rubén Uceda Atado y bien atado. La Transición golpe a golpe (1969-1981), en el apartado sobre la lucha antinuclear. Editorial Akal.

El sector eléctrico y el actual Gobierno del PP, muy preocupado por salvaguardar los intereses de los grandes sectores industriales y financieros, han apostado por el funcionamiento de las nucleares hasta los 60 años, lo que supone un enorme negocio para las centrales ya amortizadas que llegan a producir un millón de euros de beneficios diarios, sin contar losimpuestos, por cada 1.000 megavatios de potencia.

El principal desafío que tenemos ante nosotros es que no se alargue la vida de las nucleares que bloquea de facto la extensión renovable y que incrementa la generación de residuos, además de suponer un aumento del riesgo inaceptable, dado el envejecimiento de los reactores.

Conseguir que se abra paso el sentido común requiere un gran esfuerzo frente a la enorme presión gubernamental y de las eléctricas.

Es necesario que este tema esté en la agenda política. Para ello es imprescindible que consigamos una movilización social y política que desborde con creces nuestros límites de influencia. Ha de ser una movilización de las conciencias, que llegue a toda la sociedad y que sea tenida en cuenta en los debates políticos que se producirán en las próximas citas electorales.

La vocación de ampliar el movimiento y buscar sinergias nos ha llevado a fundar el Movimiento Ibérico Antinuclear, con grupos ecologistas, sociales y políticos españoles y portugueses,una herramienta excelente para luchar por estos objetivos.