El 27 de julio de 2018 se celebra en Lisboa una minicumbre sobre conexiones energéticas entre España, Francia, Portugal y la Comisión Europea. Ecologistas en Acción y el ODG han dirigido una carta a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para pedirle que en dicha reunión rechace el gasoducto MidCat, que pretende duplicar la capacidad de interconexión gasista con Francia.

Ecologistas en Acción ya ha puesto de manifiesto en anteriores ocasiones que existen toda una serie de mitos que pretenden justificar esta tubería, pero todos ellos son desmontables, como así lo ha demostrado la organización en un informe reciente. La inversión en infraestructuras de gas nos aleja del cumplimiento de los objetivos de París y supone un derroche de dinero público. El gobierno español tiene una ocasión de oro de rechazar este proyecto antes de que sea demasiado tarde.


Carta dirigida a la ministra:

ASUNTO: Infraestructuras de gas en minicumbre energética España-Francia-Portugal-Comisión Europea

Estimada Ministra,

Hemos conocido que el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez; el presidente francés, Emmanuel Macron; el primer ministro portugués, Antonio Costa; y el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, participarán finalmente, tras un retraso de algunos meses, el 27 de julio en Lisboa en una cumbre sobre interconexiones energéticas.

El anterior gobierno del Partido Popular mostró mucha insistencia en dotar a estos tres países de nuevas interconexiones gasistas, con el argumento de que fortalecerían la seguridad energética europea, permitiría acceder al gas a «mejores costes y más previsibles», al tiempo que se diversificaban las fuentes para reducir «la dependencia de suministro de zonas inestables del mundo», y con la ventaja de que “la energía llegue a los hogares a menor precio», en palabras del expresidente Rajoy en rueda de prensa tras la Declaración de Madrid. En particular el principal impulso a la construcción del gasoducto MidCat, que duplicaría la capacidad de interconexión con Francia, lo ha imprimido el gobierno español, de la mano de la Comisión Europea, mientras que Francia ha presentado diversas dudas sobre su viabilidad. Por una parte el ente francés regulador de la energía (CRE) ya expresó en el pasado dudas sobre el gasoducto, asegurando de que no contribuiría a la seguridad de suministro para Francia y alertando de que precisamente incrementaría los precios del gas para los consumidores. Por otra parte la empresa francesa GRTgaz, expresó en su dia dudas de los efectos que podría tener sobre su negocio la inyección al mercado de gas africano de alta calidad.

El gobierno español y el Comisario Cañete se han mostrado convencidos de la necesidad de gasoductos como el MidCat para que España, gracias a sus regasificadoras -ahora altamente infrautilizadas-, contribuya a diversificar las fuentes de importación de gas en la región y a independizar a Europa del gas ruso. Este argumento es altamente cuestionable, habida cuenta de las diversas plantas de regasificación ya existentes o en construcción también en otras partes de Europa (que garantizan igualmente el acceso a otras fuentes de suministro distintas de Rusia) o la existencia paralela de otros planes en la Unión Europea como la construcción del NordStream2 que fortalecería precisamente la entrada de gas desde Rusia.

Como usted sabe hace unos meses se filtró a la prensa un estudio encargado por la Comisión Europea a la consultora Pöyry para evaluar la viabilidad del gasoducto STEP, el tramo transpirenaico del MidCat. El informe demuestra que el gasoducto solo sería económicamente viable si se dieran un conjunto de condiciones que las personas expertas creen absolutamente improbables (como una situación de mercado muy ajustada del Gas Natural Licuado provocada por una caída drástica del suministro de gas desde Argelia). El estudio señala que no habrá flujo de gas desde España a Francia a través del gasoducto y que la construcción del mismo no aportará ninguna resiliencia adicional al sistema gasista europeo en ninguna de las hipotéticas situaciones de estrés ensayadas en el estudio.

Pöyry observa una “falta de correlación entre las disparidades de precios y los flujos” entre España y Francia, y concluye que “no está claro que la capacidad adicional (es decir, STEP) reduciría las disparidades de precios” (pág. 26) e incluso es peor en el caso de Francia, dado que “los precios del gas aumentarían en Francia como consecuencia de STEP” (pág. 79).

El estudio explica claramente que el proyecto STEP no tiene repercusión alguna en la seguridad del suministro en ambos países. Además, considerando la hipótesis de baja demanda asumida por la Comisión Europea para la 3ª lista de Proyectos de Interés Común (PIC), se evidencia que la conexión STEP quedaría obsoleta y perdería dinero a partir de mediados de la década de 2030, es decir 10 años después de su puesta en servicio.

Recientemente, a raíz de la filtración de este informe, usted advirtió que teníamos “un serio problema a la hora de identificar dónde invertimos en nuestro futuro”. El tramo transfronterizo STEP costará 441 millones de euros (151 millones para el tramo español), pero su construcción allanará el camino para el resto del trazado del MidCat que costará en total 3.100 millones de euros. En solo cuatro años de existencia de la lista PIC, se han asignado 1.500 millones de euros de los contribuyentes de la Unión Europea a los proyectos de gas de la lista de PIC. Seguir sobredimensionando el actual sistema gasista solo generará más derroche de dinero público europeo y más deuda ilegítima, una vez que estos proyectos infrautilizados tengan que ser rescatados por el bolsillo de la ciudadanía.

Recientemente en su comparecencia ante la Comisión para la Transición Ecológica del Congreso de los diputados usted pidió “cautela” para las infraestructuras de gas. El gas no puede jugar un papel central en la transición energética. Aunque sus emisiones de CO2 durante la combustión sean menores a las del carbón, sigue tratándose un combustible fósil incompatible con el Acuerdo de París. Invertir en infraestructuras que están pensadas para perdurar varias décadas es un error. Además la comunidad científica cada vez pone más en cuestión el impacto de las emisiones fugitivas de metano producidas a lo largo de toda la cadena de suministro, lo cual siembra dudas sobre sus pretendidas ventajas climáticas. Por no mencionar los elevados impactos territoriales de abrir una faja de 30 metros en el terreno. El gobierno italiano ya planteó recientemente que revisará la decisión de construir el gasoducto transadriático (TAP) por considerarlo innecesario. Las obras iniciales de dicho gasoducto han generado una bronca respuesta social en Italia. El gobierno español tiene ahora una oportunidad de oro de hacer lo propio con el MidCat. La Unión Europea tiene que romper con este modelo, y Francia y España pueden marcar la senda en este sentido.

Desde Ecologistas en Acción y el Observatori del Deute en la Globalització (ODG) hemos elaborado junto a otros colegas europeos el informe “Los mitos del MidCat” que le hacemos llegar, con el ruego de que el gobierno español reconsidere su apoyo a esta infraestructura innecesaria. Es una petición asumida por la recientemente creada Red Gas no es Solución, que aglutina a colectivos de todo el estado opuestos al desarrollo del gas, de la cual nuestras organizaciones también forman parte.

17 de julio 2018, Lisboa