El Ayuntamiento de Barbate ha iniciado el proceso para reprogramar su Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que data de 1995, para darle una nueva vida, prolongando su plazo de ejecución durante 16 años más. Esta estrategia, apoyada por la Junta de Andalucía, pretende revitalizar la burbuja inmobiliaria y relanzar la especulación urbanística.

Cuando todavía estamos sufriendo las consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria, y de la grave crisis que acarreó, algunos ayuntamientos comienzan a plantearse revitalizar los planes urbanísticos que nos llevaron a la mayor crisis económica y social de la democracia; como si nada hubiera pasado. Hay quienes no han aprendido nada de la crisis.

No es comprensible que, tras el desastre a que nos llevó la burbuja inmobiliaria, basada en el sobredimensionamiento de los suelos urbanizables y del número de viviendas, se pretenda “reprogramar” un PGOU caduco que se aprobó en pleno boom inmobiliario, manteniendo los mismos suelos urbanizables y las previsiones de construcción de viviendas. Como muchos de estos planes urbanísticos se paralizaron con la crisis, los plazos de ejecución han prescrito, y ahora se pretende darles un nuevo impulso.

El actual PGOU de Barbate es fiel reflejo de los delirios del crecimiento urbanístico ilimitado que damnificó la política urbanística en Andalucía y en todo el país en la última década del siglo pasado y en la primera del actual, y que nos llevó al desastre económico y social. Ahora se pretende “reprogramarlo” (sic), dándole 16 años más de vida, cuando no se han ejecutado la mayoría de los desarrollos urbanísticos previstos desde 1995, hace 23 años, lo que demuestra su innecesariedad. De los 10 ámbitos de suelo urbanizable previstos en el actual PGOU, sólo se ha desarrollado el polígono industrial “La Oliva”.

El PGOU que se pretende resucitar refleja un modelo expansivo trasnochado que vulnera los planes de ordenación del territorio y la nueva legislación del suelo, que limitan los crecimientos urbanísticos a las necesidades sociales de viviendas y equipamientos y para actividades económicas. Además, el Tribunal Supremo ha creado una importante jurisprudencia al anular numerosos planes urbanísticos por falta de motivación y justificación, respondiendo al mandato constitucional de luchar contra la especulación urbanística.

Barbate tiene actualmente una población de 22.548 habitantes que, como en la mayoría de los municipios de la provincia, está en regresión. Entre 2008 y 2017 la población de Barbate ha disminuido en 303 habitantes, un -1,32 %. Las previsiones de los institutos oficiales de estadística es que esa tendencia demográfica regresiva se mantendrá a corto y medio plazo.

En este contexto, el Ayuntamiento de Barbate pretende desarrollar planes que supondrían urbanizar 1.642.239 m² de terrenos -algunos de alto valor ecológico, como parte del pinar de La Breña o el entorno de Trafalgar-, y construir 2.272 nuevas viviendas, lo que supondría un crecimiento poblacional de 5.453 habitantes, un 24 % más. ¿De dónde saldrán? Y todo cuando el mismo documento de la “reprogramación” reconoce que en el casco urbano de Barbate hay capacidad de construir 216 nuevas viviendas, más que suficientes con la demanda actual y las previsiones futuras. ¿Para qué expandir más esta población, cuando el ayuntamiento no es capaz de garantizar el mantenimiento de los servicios públicos en los actuales núcleos urbanos y turísticos del municipio? Habría que recordar que en Caños de Meca, un lugar emblemático dentro y fuera de nuestras fronteras, no existe ni red de abastecimiento de agua potable, ni alcantarillado, ni depuradora de aguas residuales.

Ecologistas en Acción ha presentado un extenso informe a la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio (CMAyOT), justificando nuestro rechazo a esta “reprogramación”, y proponiendo un total de 91 medidas para garantizar un desarrollo sostenible, la mejora de los actuales núcleos urbanos y el derecho a  una vivienda digna a todos los habitantes de este municipio. Los actuales suelos urbanos tienen capacidad más que suficiente para absorber la demanda de viviendas de primera residencia y el desarrollo de instalaciones hoteleras y turísticas, sin necesidad de ocupar los suelos urbanizables “reprogramados”. Nuestra propuesta es contraponer a la expansión urbanística la potenciación y rehabilitación de los actuales núcleos urbanos de Barbate, Caños de Meca y Zahara de los Atunes, en creciente degradación, y utilizar áreas como la ribera del río Barbate o el puerto deportivo como zonas de localización de instalaciones hoteleras.

Es necesario que las administraciones públicas, y toda la sociedad, entiendan que hay que dar un giro radical al modelo urbanístico que se ha venido fomentando en las últimas décadas. Por ello, hemos pedido a la CMAyOT, que ha iniciado la Evaluación Ambiental Estratégica de esta “reprogramación”, que emplace al Ayuntamiento de Barbate a proceder a una Revisión del PGOU, adaptándolo al nuevo marco legal y normativo, asumiendo las enseñanzas del estallido de la burbuja inmobiliaria, y fomentando un nuevo modelo de ciudad que garantice la sostenibilidad urbana, la preservación y potenciación de los recursos naturales y el bienestar y el futuro de la mayoría de los ciudadanos.

Ecologistas en Acción es consciente que si este artilugio de la “reprogramación” sale adelante, se abrirían las puertas a reprogramar todos los planes disparatados que se quedaron dormidos durante la burbuja inmobiliaria. Por eso, vamos a destinar todos nuestros esfuerzos a paralizar esta “reprogramación”, llegando, si llegara el caso, a recurrirla ante los tribunales, que vienen dictando sentencias contundentes, anulando este tipo de planes urbanísticos que fomentan la especulación con una expansión urbanística injustificada.

Pinar que se pretende urbanizar tras el puerto, colindante con el Parque Natural del Pinar de la Breña.

Zona de Trafalgar donde se pretende construir un complejo hotelero.