La ciudad no es un parque temático: protesta ciudadana contra la turistificación

  • Ecologistas en Acción ha finalizado en Sevilla su vigésima asamblea general con el despliegue de una pancarta de 60 m² contra el proceso de turistificación y gentrificación que se vive en la ciudad hispalense y en otros lugares del territorio español.
  • La organización ecologista ha denunciado que el modelo turístico tiene graves impactos ambientales, como  el aumento del efecto invernadero o el incremento de residuos, y sociales, al expulsar a personas de los barrios, destruir pequeño comercio y generar empleo precario.
  • La lucha contra la turistificación, cuyos beneficios se concentran en las capas más ricas de la sociedad, será una de las campañas prioritarias de la organización ecologista en 2019.

«La ciudad no es un parque temático. Sevilla no se vende». Así rezaba la pancarta de 4 x 15 m² que Ecologistas en Acción ha descolgado del mirador Setas de Sevilla y con la que ha denunciado el proceso de turistificación que se sufre, tanto en la ciudad hispalense como en otros lugares del territorio español. 

La pancarta se ha desplegado durante la manifestación que cerraba la vigésima asamblea general de la confederación ecologista. La movilización, que además de a Ecologistas en Acción ha aunado a diferentes grupos sevillanos, ha tenido como lema «Nuestra ciudad no se vende, se defiende».

El turismo se ha convertido en una de las principales industrias, con un ritmo de crecimiento imparable a nivel internacional. En concreto el Estado español, que fue el segundo país más visitado del planeta, tuvo 82 millones de visitantes en 2017 y unos ingresos turísticos de 62.000 millones de euros. 

Según Ecologistas en Acción, los efectos de esta actividad están siendo devastadores para el territorio tanto a nivel social como ambiental. “Cada millón de turistas que recibimos en nuestro país nos cuesta 11 millones de litros de combustible, 300 millones de litros de agua, 300 millones de litros de aguas residuales, 25 millones de kg de CO2 y 1,5 millones de residuos. Basta multiplicarlo por 75 millones para obtener el impacto ambiental de la actividad”, ha declarado Pepe Guillén, portavoz de Ecologistas en Acción.

A estos datos hay que añadir la ocupación del territorio que se traduce en destrucción del medio natural, en la generación de infraestructuras desorbitadas y en la pérdida de otros sectores económicos, como el agrario. «Podemos decir que lo que tenemos en la actualidad es un monocultivo turístico, que modifica y reorienta toda la sociedad a su paso», ha añadido Guillén.

El portavoz de Ecologistas en Acción ha ofrecido un ejemplo claro para explicar este ‘monocultuvo turístico’: “En Sevilla más del 20 % de las viviendas del casco histórico de la ciudad están destinadas al turismo, a lo que hay que añadirle las 21.600 plazas que se ofertan en establecimientos oficiales”. 

Esta situación tiene consecuencias directas, como la subida de los alquileres provocada por los apartamentos turísticos, que desplaza a la población en situación de mayor vulnerabilidad y a los comercios locales, lo que hace desaparecer el tejido social. «Los barrios cada vez se asemejan más a un parque temático que a un espacio de convivencia. Esto nos obliga a convertirnos en un Mickey Mouse mal pagado o a salir de aquí”, ha enfatizado Ana, vecina del centro histórico de Sevilla. 

Asimismo, los elevados ingresos que deja el turismo no se traducen en beneficios para sus habitantes. El hecho de la precariedad del empleo generado por el sector turístico también ha sido centro de las críticas de quienes se han manifestado. “Un sector que está cada vez más en las manos de empresas multinacionales como Airbnb, de grandes touroperadoras o de fondos de inversión, expertas en eludir el pago de impuestos y algunas de ellas fuertemente ligadas a casos de corrupción”, ha zanjado Guillén.

La movilización de esta mañana ha sido el pistoletazo de salida de la campaña contra la turistificación, que será una de las campañas más importantes de 2019 para la organización ecologista.

Nuevas dinámicas, nuevos retos del ecologismo social para los próximos 20 años

El 6 de diciembre de 1998 trescientos grupos ecologistas se unieron para crear Ecologistas en Acción. Para hacer recapitulación del trabajo hecho y para ver cómo encarar las siguientes dos décadas, la organización ecologista celebra una asamblea general en Sevilla, cuyo pistoletazo de salida ha sido una mesa redonda el 7 de diciembre sobre los retos futuros que debe afrontar el ecologismo.

El debate en torno a los retos de los próximos años y cómo encararlos en diferentes ámbitos ha centrado la mesa inaugural de la 20ª asamblea confederal de Ecologistas en Acción. Se han abordado retos urbanos (gentifricación, turistificación, movilidad, urbanismo), retos rurales (PAC, intensificación de la extracción, macrogranjas, conservación) y retos globales (migraciones ambientales, racismo, ascenso de la ultraderecha, nuevas reglas mundiales o el incremento del poder de las empresas transnacionales).

La periodista María Limón, moderadora de la mesa, ha explicado el marco del debate: “Estamos ante un tsunami de opciones de ultraderecha que empiezan a gobernar en distintos países y que lo hacen de espaldas al sostenimiento del planeta y la conciencia medioambiental. Hace falta una gran labor educativa y de sensibilización para revertir los mensajes actuales de incredulidad de informes de los estragos del cambio climático o la gestión de residuos, como recientemente ha hecho Donald Trump”. Ante esta realidad, según Limón, “es la ciudadanía la que, desde lo local, tiene que reclamar modelos verdes de gestión del turismo masivo, que actualmente deja una huella ecológica muy negativa, de la planificación urbanística y de uso del espacio público, y enlazar estas iniciativas desde lo local a lo global para articular una estrategia colectiva que evite el consumo depredador en el que estamos inmersos”.

Tras la presentación, ha comenzado el primer bloque. Entre los nuevos retos urbanos, se ha acometido el problema para la vida en las ciudades que supone la turistificación, el acceso a la vivienda, la gentrificación y los problemas de movillidad.

El consultor ambiental Manuel Calvo ha sido el primer ponente. Ha comenzado su intervención señalando que “la transición hacia la sostenibilidad requiere una acción decidida en el campo de la movilidad. Hoy día sabemos cómo hacerlo. No es necesario esperar ni basarse en grandes cambios tecnológicos”. En opinión de Calvo, “nos movemos demasiado, el gran problema es también que estamos perdiendo desplazamientos a pie mientras aumentan los de automóvil”. Tras ello, ha defendido que experiencias como la de Pontevedra con la movilidad peatonal o Sevilla con la movilidad ciclista marcan un camino claro de actuación. Para operar ese cambio, según Calvo, es necesario convencer argumentando que la propuesta de la movilidad sostenible es más cómoda que un sistema de movilidad insostenible: «Esto no va de hacer sacrificios, sino de proponer horizontes más razonables y convenientes”. Para terminar, ha enfatizado que el futuro de la movilidad está en la alianza del transporte público y el transporte no motorizado.

En segundo lugar, Ana Jiménez, activista de Cactus (colectivo-asamblea contra la turistificación de Sevilla), ha manifestado que desde el ecologismo existe un reto importantísimo a la hora de desmontar los mitos asociados al turismo como sector que procura empleo y economía: «Es importante visibilizar que el empleo que está generando es temporal, estacional y precario, especialmente en las mujeres. Las plataformas de Airbnb y las operadoras ‘low cost’ reproducen los mecanismos de acumulación de capital”. 

«Ahora mismo», ha continuado, «el 20 por ciento de las viviendas de Sevilla están destinadas a alquileres turísticos. La primera consecuencia es el aumento estrepitoso de los precios del alquiler». Aunque todavía hay pocos estudios, ya existen varios que ponen de manifiesto la relación directa entre el aumento de consumo de materiales y el aumento del turismo, por lo que habrá que seguir calculando y visibilizando las repercusiones que tiene el turismo en el metabolismo social. Pero planteando, en palabras de Jiménez, un análisis “fino y complejo» de la realidad: «Estamos en un momento en que la peatonalización de los centros urbanos, demanda más que legítima desde la búsqueda de un modelo de movilidad sostenible, provoque que lugares como la calle San Luis de Sevilla se transformen en la barra de bar más larga de Europa, sin lazos de comunidad y solidaridad”.

A juicio de Jiménez, no se trata de atacar al turista pero sí a cómo se concibe el turismo: «La ciudad empieza a organizarse para responder las demandas de turistas, no las de sus habitantes”. Para concluir, lanzado una pregunta: «¿Quién tiene derecho a poblar y habitar los centros urbanos?”.

Para los nuevos retos rurales, se ha hablado de las extracciones al territorio, extractivismo en su sentido más amplio: la minería, la agricultura intensiva o la ganadería de las macrogranjas. Para Celsa Peiteado, responsable de Agricultura, Desarrollo Rural y Alimentación Sostenible de WWF España, la conclusión es clara: “Sin una política agraria común adecuada, sin una fiscalidad ambiental que grave la sobreexplotación de recursos y sin una reconexión rural/urbana seguiremos vaciando de gente nuestros pueblos y llenándolos de macrogranjas, vertederos o infraestructuras inútiles, con la excusa de la lucha contra la despoblación”. Para Peiteado, “la transición ecológica pasa necesariamente por el medio rural”.

En la recta final del debate se han encarado retos globales como el cambio climático y el compromiso futuro, el aumento de las migraciones y el auge de los fascismos y la xenofobia o la creación de nuevos marcos que favorecen a las transnacionales frente a las necesidades de la gente. Juan Hernández, profesor de la Universidad del País Vasco y miembro del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL), ha apuntado que «en la Unión Europea se está reconfigurando quiénes son sujeto de derecho y quénes quedan fuera de la categoría de seres humanos. Los movimientos sociales y las comunidades en resistencia tienen que establecer diálogos y convertirse en los protagonistas de una nueva conceptualización de los derechos humanos».

Hernández ha abundado en el concepto de necropolítica: “Una de las expresiones más evidentes de la consolidación del neofascismo. Se deja morir a la gente por falta de atención a quienes tienen hambre, o por falta de socorro a quienes se ahogan en el mar”. Ha culminado su intervención con una reflexión: «Como dice el escritor César Rendueles, la mercantilización está llegando a nuestras emociones. Tenemos que reconstruir territorio propio y tejer redes de solidaridad”.

La mesa redonda ‘Nuevas dinámicas, nuevos retos del ecologismo social para los próximos 20 años’ ha estado abierta al público, que ha llenado el salón de actos del albergue Inturjoven Sevilla, y se ha seguido en redes sociales a través de la etiqueta #NuevosRetosEcologistas. 

Ecologistas en Acción celebra sus 20 años en Sevilla

  • El 6 de diciembre de 1998 trescientos grupos ecologistas se unieron para crear Ecologistas en Acción. El balance de esta unificación es más que positivo.
  • Para hacer recapitulación del trabajo hecho y para ver cómo encarar las siguientes dos décadas, la organización ecologista celebra, entre el 7 y el 9 de diciembre, su asamblea general en Sevilla.

En la segunda mitad del siglo pasado apareció el ecologismo como un movimiento social con nuevas ideas, una ética diferente y distintas formas de organizarse y trabajar. En el Estado español surgieron muchos grupos ecologistas y de defensa de la naturaleza que trabajaban en su territorio pero sin mucha coordinación entre sí.

Para mejorar la incidencia de la actividad ecologista, el 6 de diciembre de 1998 cerca de trescientos grupos constituyeron Ecologistas en Acción. Esta organización aglutinó desde el principio a las dos principales tendencias del ecologismo estatal: aquella con planteamientos más políticos, urbanos y antinucleares, y otra más centrada en la conservación del medio natural. Esta confluencia de enfoques ayudó a crear el discurso complejo y amplio que ahora tiene la organización.

El enfoque con el que Ecologistas en Acción aborda la realidad, el del ecologismo social, analiza la compleja situación actual para buscar soluciones que sean a la vez justas para la gente y viables, y sostenibles para el resto de seres vivos con los que compartimos el planeta. Esta mirada compleja también hace que se integre la conservación de la naturaleza y la defensa del territorio con la justicia social, el pacifismo y antimilitarismo, la economía solidaria, la agroecología y soberanía alimentaria o el ecofeminismo.

Ecologistas en Acción ha dejado en estos 20 años una fuerte impronta entre los movimientos sociales del Estado español y en las políticas que se han llevado a cabo. Lola Yllescas, una de sus coordinadoras, afirma: «Somos una organización muy horizontal, muy pegada al terreno, y que muchas veces actuamos sirviendo de enlace y de nexo a muchos otros movimientos sociales emancipadores. No es casualidad que grandes movilizaciones como las que hubo contra las guerras de Yugoslavia o de Iraq, contra el trasvase del Ebro, por la reparación y la justicia ante los desastres de Aznalcóllar o del Prestige, en oposición a los tratados comerciales de la globalización o las mareas ciudadanas, se iniciaran en locales de Ecologistas en Acción».

Desde Ecologistas en Acción se afirma que la situación planetaria no es halagüeña, pero que existen muchos motivos para celebrar estas dos décadas de existencia. 20 años, miles y miles de acciones, denuncias, protestas, estudios, comunicados, publicaciones. Muchos éxitos y también fracasos. «Pero sobre todo, 20 años de esfuerzo altruista de mucha gente trabajando contra corriente para conseguir un entorno mejor para todos los seres vivos y de alcanzar unas sociedades más justas y en paz con el planeta”, enfatiza Paco Segura, otro de los tres coordinadores confederales.

Por todo ello, durante los próximos 7 a 9 de diciembre, en la asamblea que tendrá lugar en Sevilla, además de festejar su 20 aniversario, Ecologistas en Acción debatirá cómo encarar las siguientes dos décadas de ecologismo social ante los nuevos retos y nuevas dinámicas que aparecen en el camino. En la mesa inaugural, ‘Nuevas dinámicas, nuevos retos para los próximos 20 años’, se abordarán retos urbanos (gentifricación, turistificación, movilidad, urbanismo), retos rurales (PAC, intensificación de la extracción, macrogranjas, conservación) y retos globales (migraciones ambientales, racismo, ascenso de la ultraderecha, nuevas reglas mundiales o el incremento del poder de las empresas transnacionales).

Más de 250 activistas se darán cita en este encuentro en el que habrá lugar para hacer balance de lo que han supuesto estos 20 años de ecologismo social y en la que se diseñarán las próximas campañas confederales para 2019. Pero, como dice Luis Rico, el tercero del equipo de coordinación, “no podemos cumplir 20 años sin celebrarlo por todo lo alto, con música y baile de todos los estilos. Nos gusta la diversidad hasta para eso”. Por ello el programa también incluye la celebración del concierto #20AñosEnAcción, que contará con la participación de Kiko Veneno, Pájaro, Los Diplomáticos con Emilia Pinzón, Guacha Sabelo y Broken Toy. Como acto de clausura el domingo por la mañana está prevista una gran manifestación contra el fenómeno de la turistificación en las calles sevillanas.