El concepto de pobreza energética aparece por primera vez a raíz de la crisis del petróleo de 1973 como un problema ligado a la pobreza, aunque con el incremento de los precios de la energía ha ido tomando en los últimos tiempos una singular relevancia. La definición original de pobreza energética señalaba en el 10 % de la renta el límite para obtener unos servicios energéticos adecuados para la vivienda (Boardman, 1991).

Posteriormente esta definición ha ido evolucionando en tanto que se ha mejorado el conocimiento sobre las causas de este problema y se han desarrollado diversas metodologías para identificarlo, aunque desde un primer momento la situación de pobreza energética se debe a la interacción de tres factores: elevados precios de la energía, bajos ingresos de los hogares y baja eficiencia energética en las viviendas

A pesar del interés en el problema, ni en Europa ni en España existe aún una definición oficial de la pobreza energética, aunque en los últimos tiempos se han difundido interesantes estudios sobre el tema que han dado a conocer el problema a la opinión pública.

Para la realización de este estudio técnico se ha utilizado una metodología basada en el enfoque de ingresos y gastos en el que se han incorporado las particularidades climáticas, edificatorias y socioeconómicas de Madrid (Sánchez-Guevara, Carmen; Sanz Fernández, Ana; Hernández Aja, Agustín. 2015). Esta metodología permite no sólo cuantificar la pobreza energética, sino identificar diferentes perfiles de hogares en esta situación, de manera que es posible orientar adecuadamente las políticas públicas para su solución ya que la pobreza energética es un fenómeno que se sitúa en el contexto de la exclusión social y de una definición más amplia de pobreza, incluyendo no sólo cuestiones relativas a pobreza energética sino también a pobreza económica o monetaria.

De esta manera, en el municipio de Madrid se pueden identificar los siguientes seis grupos de hogares en pobreza energética, cada uno con una relación diferente con el fenómeno 1:

» Grupo 1. Hogares en situación de pobreza energética y monetaria (7,54 %). Son aquellos hogares que se encuentran por debajo de la línea de pobreza monetaria (60 % de la mediana de la renta) y de la línea de pobreza energética (10 % del gasto en energía).

» Grupo 2. Hogares en situación de pobreza monetaria (10,74 %). Hogares que se encuentran por debajo de la línea de pobreza monetaria, pero gastan menos de un 10 % de su renta en energía.

» Grupo 3. Hogares en pobreza energética (5,20 %). Hogares que se encuentran bajo la línea de pobreza energética, pero por encima de la línea de pobreza monetaria.

» Grupo 4. Hogares en situación de vulnerabilidad energética y monetaria (13,22 %) Hogares que se han considerado vulnerables en términos energéticos y monetarios por su gran cercanía a ambas líneas de pobreza.

» Grupo 5. Hogares en situación de vulnerabilidad monetaria (13,44 %). Hogares vulnerables frente a una situación de pobreza monetaria.

» Grupo 6. Hogares sin pobreza energética ni monetaria (49,86 %).

Estos datos arrojan como resultado que un 23,48 % de los hogares madrileños sufren algún tipo de pobreza (energética, monetaria o ambas). De este porcentaje, un 12,74 % de hogares pagan más de un 10 % de su renta en gasto energético y un 26,44 % se encuentra en una situación de vulnerabilidad.

Una cuestión especialmente relevante es que los efectos sobre la salud derivados de situaciones de pobreza energética pueden ser muy importantes, tanto en condiciones de invierno como de verano, y no sólo por el incremento de la mortalidad sino también por otros problemas derivados, como el estrés, la depresión o el absentismo laboral o escolar. En el caso de Madrid, en el periodo de 2001 a 2009 la mortalidad anual por calor fue de 344 muertos y por frío de 1.473 muertos. En el caso del efecto del calor, prácticamente el 84 % de la mortalidad total corresponde al grupo de edad de 65 años o más, lo que los sitúa como un grupo especialmente vulnerable en caso de sufrir pobreza energética durante los meses de verano.

El análisis de las características de los hogares de cada uno de estos grupos permite identificar una serie de factores determinantes y agravantes vinculados con la pobreza energética. Entre los primeros se encuentran el nivel de renta, las características de los inmuebles (estado de conservación, edad de la edificación, superficie de la vivienda y ausencia de instalaciones de calefacción y refrigeración) y el clima urbano de Madrid. Entre los factores agravantes aparecen el régimen de tenencia en alquiler, determinadas composiciones de los hogares y algunas características socioeconómicas del sustentador principal. Al no existir datos que permitieran cuantificar la pobreza energética en una escala inframunicipal, se han utilizado estos factores determinantes y agravantes como datos significativos que permiten estimar la dimensión del problema en cada uno de los 21 distritos. De esta manera, se pueden destacar los siguientes resultados:

» El 77 % de las viviendas en el municipio de Madrid tienen una antigüedad superior a 25 años. Las viviendas más antiguas se concentran en los distritos centrales (Centro, Salamanca, Chamberí y Chamartín). En estas viviendas antiguas se concentran los hogares que se encuentran en el Grupo 2 (en pobreza monetaria, aunque a priori, no energética).

» Asimismo, un porcentaje importante de hogares del Grupo 2 habitan viviendas sin calefacción. El mayor número de viviendas sin calefacción se sitúan en el distrito Centro (56 %), seguido por los distritos de Carabanchel, Puente de Vallecas, Usera, Villaverde, Vicálvaro y San Blas-Canillejas que tienen un 20 % de viviendas sin calefacción.

» Un porcentaje importante de los hogares en algún tipo de situación de pobreza (Grupos 1, 2 y 3) tienen como sustentadora principal a una mujer. Los distritos en los que hay un mayor porcentaje de hogares sustentados por una mujer son Centro, Chamberí y Tetuán (cerca del 25 %).

» En los Grupos 1 y 2 (pobreza energética y monetaria) es significativo el porcentaje de personas no nacidas en España. Los distritos con mayor porcentaje de extranjeros son Centro y Tetuán, existiendo además elevados porcentajes de hogares compuestos sólo por extranjeros en Salamanca, Chamberí, Carabanchel, Usera, Puente de Vallecas y Villaverde.

» En cuanto a la ocupación laboral, los mayores porcentajes de personas no ocupadas aparecen en el Grupo 3. Los distritos con mayor tasa de desocupados son Villaverde, Villa de Vallecas, Usera y Carabanchel.

» En el Grupo 3 la superficie por habitante es muy elevada y esta misma situación se da en los distritos de Salamanca, Chamberí, Moncloa- Aravaca, Hortaleza y Barajas (con más de 40 m² por habitante) y Centro, Retiro, Chamartín y Fuencarral-El Pardo (que superan la media municipal).

» En los hogares unipersonales es en los que hay una mayor incidencia de pobreza energética. Es el caso del Grupo 3 que está compuesto por personas mayores de 65 años en un alto porcentaje. En la ciudad de Madrid el 20% de la población tiene más de 65 años Los distritos de Latina, Moratalaz, Ciudad Lineal, Chamberí y Retiro están por encima de esta media, alcanzando un porcentaje próximo al 25 %.

» En cuanto al régimen de tenencia, en los Grupos 1 y 2, el mayor porcentaje de hogares en pobreza energética tienen su vivienda en régimen de alquiler. Los distritos de Centro, Arganzuela, Salamanca, Chamartín, Tetuán y Chamberí son aquellos que presentan un mayor porcentaje de su parque en este régimen de tenencia,

» Con respecto al indicador por estudios se observaba que los Grupos 1, 2 y 3 eran aquellos con menores porcentaje de estudios superiores, fenómeno que aparece también en los distritos de Usera, Puente de Vallecas y Villaverde (con menos de la mitad que la media municipal) y en los distritos de Latina, Carabanchel, Moratalaz, Ciudad Lineal, Villa de Vallecas, Vicálvaro y San Blas-Canillejas.

Las principales conclusiones del estudio confirman que la pobreza energética es un fenómeno multidimensional. Ésta no se concentra en ningún lugar específico del territorio, si bien sus efectos pueden aparecer combinados con factores agravantes detectados en gran parte de la población afectada por el fenómeno, tales como niveles de desempleo, bajos niveles de estudios, etc. Algunas de las conclusiones a partir de los resultados obtenidos son:

» Este estudio ha identificado a las mujeres y la población migrante como los dos grupos más vulnerables a la pobreza energética.

» Por otro lado, también existen grupos poblacionales más vulnerables a los extremos térmicos y, por ello, más vulnerables a la pobreza energética. Éstos están formados por las personas mayores, las mujeres embarazadas, las personas dependientes y los niños y las personas con enfermedades neurodegenerativas. Resulta especialmente llamativo el caso de las personas mayores de 65 años, quienes representan prácticamente el 84 % de la mortalidad total atribuible al calor. En  ese sentido debe considerarse el envejecimiento de la población en la ciudad de Madrid, ya que supondrá un incremento del porcentaje de esta población vulnerable.

» Por su clima, en Madrid la pobreza energética no sólo debe considerarse en los meses fríos, sino también en los meses más cálidos. Este hecho se hace especialmente relevante al tener en cuenta los efectos del cambio climático, vinculados a una mayor intensidad y frecuencia de las olas de calor.

» La baja eficiencia energética del parque de viviendas del municipio de Madrid es uno de los mayores riesgos de sufrir pobreza energética.

A la luz de estos datos, es posible establecer algunas recomendaciones. Las medidas de emergencia (como por ejemplo el bono social o la ayudas para el pago de las facturas energéticas) son soluciones a corto plazo destinadas a aliviar de manera inmediata las necesidades de los hogares en esta situación, pero es necesario plantear una estrategia a largo plazo que incorpore como elemento neurálgico la rehabilitación energética para la reducción del consumo de energía, enfocada a conseguir la autonomía energética de las familias. Esta es la forma más apropiada para proporcionar una solución estable y duradera a estas familias y en algunos países como Reino Unido ha demostrado ser efectiva no sólo en la reducción del gasto en energía sino también en la mejora de la salud de los ocupantes, gracias a la adecuación de las temperaturas interiores.

Debido a las diferentes situaciones de cada uno de los grupos identificados, es necesario definir distintas maneras de gestionar la rehabilitación energética de los edificios. En función de las posibilidades y necesidades de cada hogar se podrán articular diferentes mecanismos que les permitan mejorar la eficiencia energética de sus viviendas. En muchos casos serán necesarias políticas integrales ya que como se ha indicado, la pobreza energética es un problema multidimensional que requiere la intervención desde diferentes aproximaciones.

Por ese motivo y para definir las políticas y medidas concretas sería deseable la creación de un órgano municipal a modo de observatorio de la pobreza energética en el municipio, que permita establecer conexiones y coordinar las diferentes áreas municipales y otras administraciones para la consecución de las medidas propuestas y que permitan trabajar en la reducción de los niveles de pobreza energética en el municipio de Madrid.

  1. Los porcentajes de hogares de cada grupo respecto al total figuran entre paréntesis