El Ministerio para la Transición Ecológica ha emitido declaración de impacto ambiental favorable a la construcción del embalse de Barrón, que supondría la completa destrucción de un valle alavés de gran valor medioambiental y paisajístico.

El e
mbalse de Barrón (Álava) afectaría gravemente a una especie vegetal muy escasa, la Genista eliassennenii, que forma parte del Catálogo Vasco de Especies Amenazadas, y cuya supervivencia en Euskadi se vería seriamente amenazada si se llegase a construir el embalse. También habita en la zona una fauna rica y variada, que cuenta con especies de gran interés, como el águila real, y cuya existencia en la zona se vería amenazada por la construcción del embalse.

La zona alberga un gran valor paisajístico, donde se alternan pastizales con manchas de vegetación arbustiva y arbórea autóctona, a modo de mosaico, que desaparecería por completo bajo las aguas del embalse, cuya lámina superaría las 50 hectáreas de superficie.

Por otra parte, la utilidad del embalse, cuya finalidad es la de abastecer de agua a nuevos futuros regadíos, resulta más que dudosa, pues se pretende llenar con agua procedente de otro río, con el consiguiente coste económico del bombeo. Un coste que los regantes no están dispuestos a pagar, tal y como ha sucedido con otros embalses (por ejemplo, el embalse de Lechago, en Teruel). Además, el agua se extraería del río Omecillo, un curso fluvial en muy buen estado de conservación, que se vería gravemente afectado, al retirarle una buena parte de su caudal. Por último, el embalse de Barrón ni siquiera aparece contemplado en el Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrográfica del Ebro.

En definitiva, el de Barrón es un embalse de enorme impacto medioambiental y sin apenas utilidad, que solo va a favorecer a las empresas constructoras que lleven a cabo las obras.

Con esta decisión, 
que ni siquiera los anteriores gobiernos del Partido Popular se atrevieron a aprobar, la ministra Teresa Ribera parece querer volver a convertir la política hidráulica en la política del hormigón que imperó en España durante la segunda mitad del siglo XX, y que benefició principalmente a las empresas constructoras. Una política opuesta a la que debería llevar a cabo un ministerio al que se le ha llamado «para la Transición Ecológica».

Ecologistas en Acción considera que decisiones como la adoptada por la actual ministra y el Secretario de Estado de Medio Ambiente suponen un grave paso atrás en lo que a la gestión del agua en España se refiere, como demuestra el hecho de que hayan pasado bastantes años desde la última declaración de impacto ambiental positiva a la construcción de un gran embalse. Por todo ello, la organización ecologista exige al Ministerio para la Transición Ecológica que rectifique y emita una nueva declaración de impacto ambiental, ahora negativa, a la construcción de este embalse.