Colaboración especial nº 50.

José Moisés Martín Carretero, director de ACSUR-Las Segovias. Revista El Ecologista nº 50.

Explicaba Jorge Riechmann, allá por principios de los años noventa, la necesidad que los sectores alternativos teníamos de luchar por la interpretación del concepto “desarrollo sostenible” más allá de la archisabida definición proporcionada por el informe Bruntland. Los conceptos definen realidades y hoy ACCIONA, una de las principales empresas de infraestructuras, energía y construcción de este país, se denomina a sí misma como una empresa que trabaja por la sostenibilidad.

Pero nuestro trabajo implica opciones políticas de fondo, más allá de la fiebre del “desarrollismo sostenible”. No se trata solamente –que también– de mejorar los procesos técnicos para incrementar la eficiencia energética o la reducción de los residuos, sino sobre todo de hacer frente a un modelo productivo depredador de personas y entorno, que convierte en mercancía todo lo que toca y termina destruyendo todo lo que no es capaz de vender o comprar.

La cooperación solidaria se encuentra ante el reto, al igual que el movimiento ecologista, de trascender la visión reduccionista que sitúa la resolución de los problemas globales en un conjunto de opciones técnicas, y avanzar hacia un planteamiento político de ecojusticia global. Este programa de acción está apenas dibujándose pero ya hay elementos más que suficientes para pensar que la construcción de esta alianza merece la pena: la soberanía alimentaria, la gestión democrática de los recursos naturales –muy especialmente el agua– la lucha contra la biopiratería, la denuncia de la deuda externa y de su reverso, la deuda ecológica, el cambio climático… son, entre otros muchos, segmentos de un programa de acción común que aglutina a lo más coherente de aquellos y aquellas que, desde el optimismo de la voluntad y el realismo de la razón, apostamos por la construcción de un modelo de desarrollo alternativo al neoliberalismo global. El diálogo, desde nuestra diversidad de intervenciones y realidades no ha hecho sino comenzar. Y es más necesario que nunca.