Ecologistas en Acción se adhiere a la celebración del «Día de los Humedales» recordando sus beneficios y su papel esencial en la lucha contra el cambio climático; además reitera que siguen siendo hábitats frágiles llenos de amenazas antrópicas.

El día 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, que es es un recordatorio de la fecha en la que se firmó el Convenio Internacional sobre Zonas Húmedas en la ciudad iraní de Ramsar, en 1971.  Uno de los principales logros de este Convenio, también llamado de Ramsar, fue la creación de la lista de humedales de importancia internacional. Dicha lista está compuesta, a día de hoy, por 2.341 humedales pertenecientes a 170 países y con una superficie total de 252.479.417 hectáreas de humedales protegidos.

En España, se han declarado 75 zonas húmedas bajo el paraguas del Convenio Ramsar desde el año 1982, con un total de 304.564 hectáreas, convirtiéndose así en el tercer país con más espacios declarados, entre los que se encuentran algunos de los espacios naturales y ecoturísticos más visitados del país, como Doñana, Tablas de Daimiel, Gallocanta, el Delta del Ebro, o la Albufera de Valencia.

La provincia de Castellón alberga a dos humedales Ramsar, el Prat de Cabanes-Torreblanca y la marjal de Almenara (inscrito recientemente el 12 de abril de 2018, con cerca de 1.500 hectáreas de zona húmeda y una biodiversidad desbordante.

El Convenio de Ramsar no es la única herramienta de protección de nuestros espacios naturales palustres y lacustres. Cientos de ellos se diseminan por todas las comarcas de la provincia de Castellón: “hablamos de marjales y prats, de desembocaduras de ríos, ramblas y barrancos, de embalses, de balsas, de lagunas endorreicas,…”, un largo etcétera de lugares que pueden tener figuras de protección, como parques y parajes naturales, zonas húmedas, lugares de importancia comunitaria-LIC, zonas de especial protección para las aves-ZEPA,… o simplemente contar con las típicas zonas de dominio público hidráulico o incluso no ser más que acumulaciones estacionales de agua. En cualquier caso “todos son humedales están protegidos por la legislación europea, nacional y autonómica”. En la Comunitat Valenciana destacan el “Acuerdo de 10 septiembre 2002, de aprobación del Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunidad Valenciana” y la “Ley 11/1994, de 27 de desembre, de la Generalitat, de Espacios Naturales Protegidos de la Comunitat Valenciana (Ley 7/2016, de 30 de septiembre, de reforma del artículo 15 de la Ley 11/1994, de 27 de diciembre, de la Generalitat, de Espacios Naturales Protegidos de la Comunitat Valenciana. Vigencia desde el 25 octubre 2016)”. Recordemos ésta última modificación, para refrescar la memoria a las administraciones públicas y privadas, pues nuestras zonas húmedas ni se pueden alterar, ni desecar, ni contaminar, ni quemar,…

Protección de otras áreas

Artículo 15. Zonas húmedas

1. Son zonas húmedas, a los efectos de la presente ley, las marismas, marjales, turberas o aguas rasas, ya sean permanentes o temporales, de aguas estancadas o corrientes, dulces, salobres o salinas, naturales o artificiales, así como cualquier otro espacio de características análogas, con independencia de la denominación que reciba.

2. Las zonas húmedas deberán ser preservadas de actividades susceptibles de provocar su recesión y degradación, a cuyo fin los terrenos incluidos en las mismas serán clasificados, en todo caso, como suelo no urbanizable sujeto a especial protección, de conformidad con lo dispuesto en la Ley 4/1992, de 5 de junio, sobre suelo no urbanizable. La clasificación de suelo se mantendrá aún en el supuesto de desecación por cualquier causa de la zona húmeda o parte de la misma…..”

Los humedales son unos curiosos ecosistemas que aportan grandes beneficios a la humanidad. Destaquemos:

  • Son eficaces paliativos de algunos de los peores efectos del calentamiento global. Por ejemplo: son capaces de absorber enormes cantidades de CO2 en sus ambientes turbosos o una hectárea de humedal absorbe el doble de CO2 que una hectárea de bosque tropical.
  • Ayudan a paliar los perniciosos efectos del cambio climático con su capacidad de acumular agua, amortiguan y retrasan las sequías. Y con su capacidad de laminación y retención del agua reducen los efectos de las inundaciones y temporales.
  • Son reservorios de agua duce y fuente de alimentos.
  • Albergan una biodiversidad única.
  • Son auténticas depuradoras naturales de las aguas.

Pero nuestros humedales no gozan de buena salud. Desde el año 1900 hemos perdido el 64 % de las zonas húmedas del planeta Tierra y estamos lejos de parar sus múltiples agresiones y afecciones, como el feroz urbanismo y turismo, infraestructuras, los vertidos sólidos y líquidos, los incendios intencionados, la sobrexplotación de los acuíferos, los impactos de la agricultura, la desconcienciación ciudadana, las especies invasoras, los canales e drenaje y desecaciones,…

Es una pena que numerosos humedales de la comarca del Baix Maestrat (NE de la provincia de Castellón) sigan estando amenazados y con continuas agresiones. Citemos algunas de ellas:

Desembocadura del riu Sec (Benicarló): su lámina de agua estacional fue sepultada, con tierras y gravas, por parte del Ayuntamiento de Benicarló en junio de 2018 para mejorar las playas de cara al turismo. Se hizo desaparecer el humedal y su fauna y flora. En diciembre de 2018, la Conselleria de Medio Ambiente corrobora las afecciones ambientales e insta a que no se vuelvan a realizar en el futuro este tipo de actuaciones. Afortunadamente, a día de hoy, el humedal vuelve a existir debido a los temporales y lluvias torrenciales de octubre de 2018.

Marjal de Peñíscola (Peñíscola): a pesar de ser un lugar de importancia comunitaria por la Red Natura 2000 y un humedal reconocido por el Inventario Nacional de Humedales y por el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunitat Valenciana; a pesar de albergar importantes poblaciones mundiales de especies en peligro de extinción (samaruc y fartet); a pesar de tener una microrreserva de flora; a pesar de ser el hábitat de numerosas especies de aves en peligro, como el rascón, aguilucho lagunero y el escribano palustre,…sigue siendo un humedal sin vigilancia y donde las agresiones por vertidos de basuras y plásticos, roturaciones de terrenos, incendios provocados y presión humana, están a la orden del día y lo degradan paulatinamente.