Las organizaciones ecologistas Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF/Adena exigen al Presidente del Gobierno el cierre inmediato del central nuclear de Santa María de Garoña en Burgos.

La central que fue inaugurada por Franco en 1971, está totalmente amortizada desde hace años, y es una central nuclear obsoleta, aquejada de graves problemas de seguridad. Su permiso de explotación termina en julio de 2009. Sin embargo, en su afán de obtener más beneficios, la compañía propietaria Nuclenor (Endesa 50%-Iberdrola 50%), ha pedido una prórroga de otros 10 años para la central.

Las organizaciones ecologistas denuncian que el Ministerio de Industria y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) pretenden alargar la vida de la central durante 10 años más. Con ello alcanzaría una vida útil de 50 años, pero se agravaría el riesgo de accidente nuclear por los graves problemas de seguridad que aquejan a esta vieja central nuclear.

Las organizaciones ecologistas recuerdan al Presidente Zapatero su promesa electoral de cierre progresivo de las centrales nucleares, y denuncian la actitud pronuclear del Ministro de Industria, Miguel Sebastián, que es contraria al compromiso electoral adquirido por el PSOE.

La aportación de la central nuclear de Garoña al sistema eléctrico en el año 2007 fue tan solo de 3.478 Gigavatios-hora (Gwh), lo que supone un 1,28% sobre el total de generación neta de electricidad de ese año (que fue de 271.372 Gwh) en España.

La contribución de las energías renovables en 2007 fue de 62.081 Gwh, un 9,61% (5.969 GWh) superior a la del año anterior. Simplemente ese incremento de la producción de electricidad renovable en 2007 con respecto al 2006 suponen casi el doble de la aportación anual de Garoña.

Garoña, conocida como la «central de las mil y una grietas» por los graves problemas de seguridad que afectan a diversos componentes de la vasija del reactor, en una demostración evidente del agotamiento de su vida útil, es una central que, desde el punto de vista de la seguridad, está “fuera de normativa”.

Sufre un proceso de agrietamiento múltiple por corrosión que afecta a diversos componentes internos de la vasija del reactor (ésta es el verdadero corazón de la central nuclear, ya que alberga el combustible de uranio: el núcleo), motivo por el cual la seguridad de esta instalación se encuentra seriamente comprometida. Este problema afecta ya al 70% de los tubos que atraviesan la vasija del reactor y por los que pasan a su interior las barras de control, que son el «sistema de frenado» de la reacción nuclear. Este agrietamiento empeora irreversiblemente con el tiempo, según ha reconocido el propio Consejo de Seguridad Nuclear ante el Parlamento.