Dos foros, dos visiones enfrentadas sobre la gestión del agua.

Ecologistas en Acción e Ingeniería sin Fronteras. Revista El Ecologista nº 73.

El pasado mes de marzo tuvieron lugar dos foros sobre el agua en Marsella, con un carácter muy distinto. Uno fue el Foro Mundial del Agua, promovido por las grandes empresas del sector que apuestan por la privatización de este recurso. El otro, el Foro Alternativo, el de la sociedad civil, planteó sus propuestas desde el punto de vista del bien común.

Arrecian las críticas hacia Naciones Unidas (NN UU) en relación al creciente poder de influencia que tienen las corporaciones y grandes grupos económicos sobre la agenda política. Esta denuncia está actualmente encima de la mesa en relación a la Conferencia de Rio+20, que se celebra en junio en Brasil. Las organizaciones de la sociedad civil alertan de que las empresas tienen cada vez mayor acceso a los foros de discusión política y su huella en la postura que los países adoptan en las negociaciones es cada vez más patente.

Sin embargo NN UU se considera aún el foro legítimo de las discusiones de la política internacional. ¿Sería imaginable, sin embargo, que la gobernanza ambiental mundial estuviera directamente en manos de intereses privados? ¿que los foros de decisión de los grandes temas ambientales fueran directamente organizados por las corporaciones? Exactamente eso es lo que ocurre actualmente con el Foro Mundial del Agua, que celebró su última sesión en la ciudad de Marsella en marzo pasado.

6º Foro Mundial del Agua, un foro ilegítimo

El Foro Mundial del Agua (FMA), que se celebra cada 3 años desde 1997, está organizado por el Consejo Mundial del Agua [1]. Este organismo es una organización privada, controlada entre otros por los gigantes del agua Suez y Veolia, aunque pretende presentarse a sí misma como una plataforma neutra y multidisciplinar donde están representadas todas las partes interesadas. Las críticas en este sentido han motivado que algunas agencias y programas de NN UU se sumen a esta organización para intentar darle una pátina de imparcialidad. Pero su falta de legitimidad es un secreto a voces. Precisamente para intentar acallarlo, la 6ª edición del FMA se dotó de unas impresionantes medidas de seguridad, con un despliegue policial sin precedentes que pretendieron aplacar las protestas de las organizaciones ciudadanas que se acercaron a sus puertas. Registros, retenciones y varios detenidos fueron el triste saldo de su inauguración.

No fue esta la única barrera para entrar. El precio prohibitivo de inscripción, que rondaba los 700 euros, anulaba cualquier posibilidad de participación para un gran sector de la población, especialmente aquellas comunidades en países empobrecidos que más sufren los efectos de la crisis del agua. Tan estrepitoso fue el fracaso de este foro oficial, que a mitad de semana se vieron obligados a abrir las puertas de forma gratuita, para intentar llenar los eventos y pabellones vacíos.

Mientras NN UU presentaba un informe en el que el diagnóstico cristalino es que el agua no se utiliza de forma sostenible ni justa [2], el foro oficial se presentaba como la plataforma de las soluciones a ese problema. Sin embargo, la solución mágica que se esgrimía casi sin disimulo, con la excusa perfecta además de la insolvencia de las administraciones públicas en época de crisis económica, es la necesidad de la inversión privada. Se pretendía legitimar así las alianzas público-privadas como algo incuestionable por necesario. La filosofía del foro oficial se puede resumir en una frase pronunciada en una de las sesiones por Gerard Payen, presidente de Aquafed [3], la federación de operadores privados de agua: “No money, no water” (sin dinero, no hay agua).

Ilegítimo y antidemocrático. Y si no que se lo pregunten al Ministro de Agua y Medio Ambiente de Bolivia, Felipe Quispe, a quien se le retiró la palabra cuando se encontraba criticando la declaración ministerial [4], por considerar que se centra en la economía verde en lugar de ser una apuesta real por el derecho al agua, que quedaba diluido en el texto. Una declaración que inexplicablemente se aprobó apenas comenzado el foro, sin ninguna oportunidad (ni intención) de que se nutriera de los debates y las críticas acaecidas durante la semana. Este texto, como ha denunciado la propia Catarina de Albuquerque, relatora especial de Naciones Unidas sobre el Derecho Humano al agua y al saneamiento, significa un gran retroceso respecto a la resolución aprobada en NN UU para garantizar este derecho [5], y pone la implementación del mismo en un punto crítico.

Esta embestida de los intereses corporativos a la agenda política para erosionar los derechos de acceso a los recursos básicos está llamada a repetirse. De hecho, durante el mes de abril, en el proceso de negociación del documento de debate de Rio+20, varios gobiernos han protagonizado un intento sin precedentes de eliminar de la declaración los derechos a una alimentación adecuada, el derecho a agua limpia y segura y al saneamiento, el derecho al desarrollo, etc.

Foro Mundial Alternativo del Agua (FAMA), la otra cara de la moneda

En la misma ciudad de Marsella, un foro bien distinto tuvo lugar de forma casi paralela. Con un número de participantes superior al oficial (cerca de 5.000), y con un presupuesto más de cien veces menor, la sociedad civil congregada en torno al foro alternativo llevó a cabo un proceso de construcción participativo de propuestas, y una visibilización de las luchas en distintos puntos del planeta por el acceso al agua y al saneamiento. Durante 4 días, en cerca 50 talleres, sesiones transversales, asambleas y reuniones, multitud de personas aportaron su mirada única e irrepetible: miradas de ilusión por el nacimiento de la Red Europea del Agua, a nivel estatal la Red Agua Pública o el inminente comienzo de recogida de firmas dentro de la Iniciativa Ciudadana Europea para exigir un derecho al agua y el saneamiento y la gestión pública de los mismos; miradas también de rabia, frustración y solidaridad por los cuatro compañeros y activistas asesinados (tres en Perú y uno en México) por defender el agua como bien público y comunitario en los mismos días en que se celebraba el FAMA; y también miradas de serenidad y determinación al constatar que el foro oficial es un espacio ilegítimo en decadencia.

Precisamente esta última fue una exigencia central en el foro alternativo: que el 6º FMA sea el último foro de las empresas del agua. Las organizaciones de la sociedad civil reclaman la celebración de un Foro Mundial y Democrático del Agua, legítimo y transparente, a celebrar en octubre de 2014, auspiciado por la Asamblea General de NN UU y no por el Consejo Mundial del Agua, con el fin de que los Estados se comprometan ante la comunidad internacional a aplicar el derecho humano al agua y al saneamiento. El FAMA urge así mismo a instaurar una democracia verdadera en la gestión del agua, donde la poblaciones afectadas estén involucradas, participen y se pronuncien sobre las decisiones relativas al uso del agua, el modelo de gestión, o la realización de infraestructuras.

Un tema también central en el foro alternativo ha sido el rechazo a la privatización. Se ha puesto de manifiesto una vez más el fracaso de la gestión privada y se ha rechazado la lógica de la gestión público-privada, desmontándose el mito que la financiación privada resuelva los problemas de gestión, y aportándose numerosos ejemplos donde las alianzas público-públicas resultan más eficaces y son más habituales de lo que a priori podríamos pensar. Los casos de fracaso en la gestión privada y posterior remunicipalización, estuvieron muy presentes también a lo largo de los debates.

Otro asunto central ha sido el rechazo de plano a los procesos de financiación del agua y otros recursos, que bajo la cara pretendidamente amable de la economía verde, son promovidos con fuerza por gobiernos y corporaciones en el camino a Rio+20. El FAMA denuncia que los recursos naturales de los que dependen las poblaciones y los ecosistemas se pueden llegar a convertir en la nueva burbuja especulativa, que supondrá una vuelta de tuerca más que nos siga alejando de la justicia ambiental y social. El FAMA ha hecho expreso su rechazo a las falsas soluciones promovidas por dicha economía verde: grandes represas, energía nuclear, agrocarburantes, monocultivos industriales, o la explotación de nuevos combustibles fósiles como el gas de esquisto, cuya rápida penetración en Europa y otras partes del mundo motivó reuniones estratégicas durante el foro para organizar una incipiente oposición a la técnica del fracking.

Precisamente el auge imparable del extractivismo, en particular de minerales e hidrocarburos, centró otra de las denuncias importantes. La continua búsqueda de crecimiento económico, junto al cada vez mayor agotamiento de recursos, hacen aumentar la competencia entre economías ricas y la presión sobre los países empobrecidos, cuyas comunidades ven sus recursos arrebatados y sus acuíferos contaminados, al tiempo que son desplazados de sus tierras.

El FAMA se clausuró en ambiente festivo, con una manifestación por las calles de Marsella, para decir alto y fuerte una vez más que el agua, como la vida, no es una mercancía. Y se aprobó una declaración [6] donde se explicita la voluntad del movimiento de seguir trabajando para que el agua vuelva a ser un bien común de la humanidad y la biosfera.

Participación en ambos foros
Un equipo mixto de más de 10 activistas de Ecologistas en Acción e Ingeniería sin Fronteras, compartimos casa y trabajo la semana de celebración de ambos foros en Marsella. Juntos presentamos al ministro Arias Cañete, el día que visitó el foro oficial, sendas propuestas legislativas para incluir el derecho humano al agua y el saneamiento, y la gestión pública del abastecimiento y saneamiento, con la petición de que se modifique a este efecto la Ley de Aguas. Todo el trabajo y buena cooperación realizada conjuntamente, en estos y otros temas, han quedado reflejados en un blog [7].