Cada día es más frecuente escuchar o ver en anuncios de publicidad coches denominados como ecológicos, respetuosos con el medio ambiente o de emisiones cero, o donde se emplea el adjetivo verde, el prefijo eco o similares.

Los criterios que supuestamente justifican la aplicación de estos adjetivos o conceptos son de los más variopintos, y resultan siempre sesgados y muchas veces tergiversados. En la mayoría de los casos no son más que simple publicidad engañosa, basada en supuestos falsos con el único objetivo de engañar al consumidor. En otros casos, se aprovechan de ciertas mejoras ambientales para catalogar a determinados coches, de forma desproporcionada e infundada, como ecológicos. Un concepto, ecológico, del que nunca podrá presumir ningún coche, como veremos más adelante.

Ante un consumidor cada vez más concienciado de los problemas ambientales que ocasionan los coches, siendo el más conocido de todos ellos su gran contribución al cambio climático, son cada vez más las marcas que intentan incrementar el número de ventas diciendo al consumidor lo que quiere escuchar. Llegando al extremo, en algunos casos, de incluso afirmar o insinuar que conducir un coche puede ser beneficioso para el medio ambiente.

Lo que se esconde detrás de todo esto, y permite su manipulación, es una absoluta falta de información objetiva hacia el consumidor, un gran desconocimiento de los impactos generados por la compra y conducción de un automóvil y la falta de un organismo regulador que controle la publicidad, similar al existente en otros países.

El objetivo de esta campaña, por tanto, es proporcionar los conocimientos necesarios para que el consumidor no sea embaucado o engañado por reclamos ambientales en la compra de un automóvil, y pueda por sí mismo contrarrestar la publicidad ambiental engañosa. Para ello se aportarán los criterios objetivos que permitan el consumidor conocer por sí mismo los impactos ambientales que subyacen en la compra y circulación de un coche. Al mismo tiempo, se explicarán los artificios más comunes que la industria automovilística emplea para inducir a error al consumidor.