Los conflictos entre el proceso de conservación y las demandas sociales de desarrollo socioeconómico llevó al Presidente de la Junta de Andalucía, en 1991, a crear una Comisión Internacional de Expertos para elaborar un “Dictamen sobre Estrategias para el Desarrollo Socioeconómico Sostenible del Entorno de Doñana”.

Tras la presentación del Dictamen, en abril de 1992, las Administraciones Regional, Estatal y Europea tomaron la iniciativa de instrumentar el Dictamen como una aplicación a la zona del V Programa Comunitario de Acción para el Medioambiente a través del I Plan de Desarrollo Sostenible para la comarca de Doñana (1993-2000).

Los objetivos del I PDS-Doñana se centraron en compatibilizar los requerimientos medioambientales y el desarrollo socioeconómico local, instrumentándose a través de 8 Programas y 63 Medidas, con un presupuesto total de más de 60.000 millones de las antiguas pesetas.

Estos recursos fueron destinados a actuaciones que contemplaban desde la gestión integral del agua, la agricultura o el turismo, hasta las infraestructuras, el medioambiente, la formación, el impulso económico o la valorización del patrimonio cultural.

En 2002, la Fundación Doñana 21 aborda la evaluación del I PDS-D, que queda cumplimentada en marzo de 2003. El balance general confirma los avances logrados a pesar de quedar problemas significativos sin resolver.

Las principales carencias se refieren a cuestiones relacionadas con el agua, la agricultura y la movilidad, de una parte, y los temas vinculados a la formación y capacitación de la población. Como más adelante se expondrá, agua, agricultura e infraestructuras viarias siguen siendo tratados de manera insatisfactoria en el II PDS-Doñana.

Para Ecologistas en Acción de Andalucía este nuevo Plan debe dar solución a los principales problemas que arrastra la comarca de Doñana para sentar las bases de la sostenibilidad mediante actuaciones que garanticen la conservación de los procesos ecológicos claves del espacio, renunciando a dar continuidad a dinámicas que han demostrado su incompatibilidad con este objetivo irrenunciable y que a la larga suponen una merma del potencial de desarrollo de las comunidades locales incluso a pesar de que sean demandas por parte de la población de esta comarca como un derecho.

Así, solucionar la precaria situación, tanto en calidad como en cantidad, de las aguas subterráneas y superficiales mediante la depuración de las mismas y la supresión de regadíos y consumos suntuosos, la apuesta definitiva por la agricultura ecológica, garantizar la conectividad de la comarca por los cauces, vías pecuarias y montes públicos y privados, la recuperación integral del Guadalquivir que excluya proyectos como el dragado del río , la ordenación de los espacios forestales y agrícolas , la ampliación del Doñana 2005 que incluya la cuenca de Rocina y el acuífero, la recuperación del humedad transformado en Doñana: Cochinato, Cerrado Garrido, Caño del Guadiamar, Los Hatos, …, adoptar de una vez por todas medidas de movilidad alternativas como la conexión marítima y de transporte público, que implica eliminar el viario innecesario e inútil, desmantelándolo y desincentivar el uso del coche, y abordar de forma decidida la amenaza del urbanismo insostenible estableciendo como criterio el crecimiento cero y el control de las construcciones en el medio rural, son medidas pendientes sobre las que asentar cualquier Plan hacia la Sostenibilidad en Doñana.

La experiencia sobre la sostenibilidad en Doñana ha llegado a un punto en el que difícilmente podrá seguir avanzando si no cuaja una cultura social en la que realmente se integren la preservación de los procesos naturales (evitando el desbordamiento de su capacidad de carga) y el mantenimiento del bienestar adquirido, en el seno de un nuevo modelo socioeconómico para el conjunto de la zona que debería ser diferencial, innovador y participativo.

Si no se consolida esa nueva cultura integral, un nuevo “Compromiso social”, más allá de la mera reivindicación de la conservación de sus valiosos parques y recursos naturales, la sostenibilidad de los aprovechamientos socioeconómicos en Doñana será muy frágil, vulnerable y fácilmente reversible en el futuro.

Sin embargo, ese nuevo modelo de sostenibilidad integral sólo será posible si se asienta sobre nuevos paradigmas y, muy especialmente en el caso de Doñana.

En definitiva, apostar porque la reconstrucción ecológica de Doñana sea el objetivo que impulse todas las políticas sectoriales a aplicar en la comarca.