Ecologistas en Acción ha podido saber que con el diseño de Almacén Transitorio Centralizado (ATC) que maneja ENRESA en la actualidad, la integridad de las varillas de combustible gastado no está garantizada: las varillas podrían romperse con el consiguiente riesgo de contaminación a la hora de recuperar los residuos radiactivos.

Ecologistas en Acción ha podido saber que uno de los problemas graves del almacenamiento de residuos radiactivos en seco y alta temperatura, tal y como se tendrían en el hipotético ATC español, es que la integridad de las varillas de combustible gastado no está garantizada, y se produce un alto riesgo de rotura, con la consiguiente salida de material radiactivo a los cilindros de almacenamiento.

En efecto, en el ambiente de elevada temperatura, de unos 400ºC, que habrá en el ATC, y de un gran flujo de radiactividad sobre las varillas, las deficiencias microscópicas presentes en el metal, que siempre existen, aumentarán paulatinamente de tamaño con la posibilidad no desdeñable de llegar a la rotura. Tal y como se sabe por los estudios realizados en materiales irradiados, la combinación de las circunstancias hostiles de alta radiactividad y temperatura facilitan el avance de los defectos siempre presentes en los metales. Estos defectos se amplifican hasta dar lugar a fisuras con el consiguiente escape del material radiactivo.

En este caso, los residuos de alta actividad superarían la primera barrera de contención dispuesta en el ATC que es la propia varilla. El combustible gastado se extendería por el cilindro de contención contaminándolo y reduciendo la fiabilidad del almacenamiento. Además se dificultaría enormemente la recuperación de estos residuos para su tratamiento o su almacenamiento en otro depósito.

Sorprende que ENRESA haya optado por esta forma de gestión sabiendo que existe este problema y sería en extremo chocante que el Consejo de Seguridad Nuclear autorizara la construcción del ATC sabiendo que no se puede garantizar la integridad de las varillas del combustible gastado. Las prisas por buscar una forma de almacenamiento que resulte lo más barata posible ha motivado esta huida hacia delante.

Para Ecologistas en Acción esta es una muestra más de que no existe una forma de gestión de los residuos de alta actividad técnicamente satisfactoria, por lo que lo más sensato es reducir el problema a su mínima expresión y establecer un calendario de cierre de las nucleares.