Nuestra vivienda es el lugar que podemos organizar conforme a nuestras preferencias, donde se proyecta nuestra sensibilidad en busca de una mayor comodidad que propicie la salud, la relajación, el descanso y el equilibrio con la naturaleza. En las próximas ediciones de esta sección que ahora empieza, se publicará una serie de artículos para ayudarnos en esta tarea. En ellos se ofrecerá un punto de vista práctico del hogar ecológico, con ideas y consejos que faciliten nuestra participación personal en la mejora de nuestra salud y la del entorno. Además, se proporcionarán conocimientos teóricos ambientales orientados a la práctica.

Franz Leisdon, Área Contaminación y Residuos de Ecologistas en Acción. Revista El Ecologista nº 39. Primavera 2004.

¿Hay una fórmula para conseguir un hogar ecológico?

Hoy día vivimos una vida cómoda, aunque no siempre sana. Nuestras actividades pueden contaminar el medio ambiente en la propia vivienda y fuera de la misma. Esto repercute negativamente en nosotros y en los demás. Así, la masiva aparición de alergias en los últimos años es un ejemplo, entre otros muchos posibles, pues su origen tiene mucho que ver con la invasión de nuevas sustancias químicas en los productos del hogar (higiene, limpieza, muebles etc.), sin olvidar la contaminación atmosférica de nuestras ciudades a causa del tráfico.

Desgraciadamente, estamos expuestos a una amplia gama de circunstancias que dificultan una conducta ecológica en la vivienda: la falta de tiempo, la carencia de conocimientos, la comodidad y el gasto económico, entre muchos otros aspectos influyentes, son obstáculos que hacen difícil una conducta ecológica.

Tampoco hay que olvidar la pérdida irreparable de valiosos conocimientos respecto al hogar en las últimas décadas. Cada vez se transmiten menos estos conocimientos a las siguientes generaciones, por lo que se está perdiendo todo un legado de tradiciones y costumbres que sí estaban en sintonía con el medio ambiente.

El propósito de vivir en un hogar ecológico requiere un cambio en nuestra actitud diaria. No existe una fórmula maestra para conseguirlo. Se trata de un proceso en el que poco a poco se convierte el hogar convencional en un hogar sostenible, sano y ecológico. El motor para desarrollarlo es la curiosidad que mueve nuestra actitud.

Con el objetivo de vivir en un hogar ecológico se pueden adoptar una serie de medidas que afectan a la distribución del espacio, a la elección de los materiales para el mobiliario o de los productos de limpieza y conservación, etc. Hay medidas que pueden aplicarse inmediatamente (cambios en el comportamiento cotidiano, cambios de productos de limpieza), medidas a medio plazo (cambio de viejos electrodomésticos, bombillas, etc., por nuevos productos menos contaminantes), y medidas a largo plazo (cambio del suelo, muebles que contienen formaldehído, ventanas, instalaciones de paneles solares, etc.).

¿Cuáles son las ventajas?

Un hogar ecológico nos beneficiará con una vida más sana, haciéndonos más independientes de los productos dudosos del mercado, nos supondrá un importante ahorro económico y, además, nos enriquecerá con nuevos conocimientos sobre el entorno próximo a través de muchos descubrimientos.

Existen numerosos aspectos preocupantes en el hogar moderno, que iremos tratando poco a poco en sucesivas entregas. Algunos de los más relevantes, son:

  • Alto consumo de energía y agua.
  • Efectos sobre la salud: ondas electromagnéticas; sustancias cancerígenas en la batería de cocina; barnices altamente tóxicos y pinturas que generan alergias, problemas respiratorios, dolor de cabeza, insomnio, falta de concentración, irritaciones en la piel, vómitos.
  • Sustancias biocidas en productos domésticos como, por ejemplo, los de limpieza, que irritan ojos, nariz, garganta y pueden dañar los pulmones.
  • Sustancias tóxicas en muebles (madera aglomerada).
  • Cantidad y toxicidad de los residuos.
  • Electrodomésticos poco duraderos e ineficientes.
  • Alimentos con ingredientes y aditivos dudosos o peligrosos.
  • Productos de cosmética…

El cuidado ecológico de las plantas

El invierno está acabando y, por fin, se acerca la primavera. A todos los que nos gusta la naturaleza nos entran ganas de comprar nuevas plantas, sembrar las primeras semillas para tener plantas en el balcón, la terraza o el jardín. Ahora es un buen momento de incluir aspectos medioambientales en nuestros hábitos de cuidar las plantas; es decir, minimizar la generación de residuos (la renuncia a fertilizantes sintéticos, herbicidas, fungicidas y pesticidas) y maximizar la reutilización y el reciclaje en este ámbito (la materia orgánica y el uso de productos naturales). Las plantas naturales limpian y oxigenan la atmósfera de una vivienda y, además, algunas especies, como helechos y cactus, absorben las ondas electromagnéticas emitidas por los ordenadores.

Para la elección del hábitat que se desea recrear es necesario tener en cuenta las características físicas y climáticas del terreno. Respecto a la variedad de las plantas, la mejor y principal referencia la proporciona el paisaje del entorno.

Abono

Si se utilizan macetas con tierra podemos añadir el compost como abono.

El compost. Su característica fundamental es la gran cantidad de humus que contiene. El compost es un abono natural obtenido tras la descomposición de la matera orgánica de la basura. El compost aumenta la presencia de los microorganismos necesarios para lograr una tierra fértil y sana. Si se hace bien, no huele, no atrae insectos ni plantea ningún riesgo sanitario. Su calidad depende de los insumos que se han utilizado (tipo de estiércol y residuos vegetales), pero en promedio tiene 1,04% de nitrógeno, 0,8% fósforo y 1,5% potasio. El compost estimula la diversidad y actividad microbiana en el suelo, mejora la estructura del suelo, incrementa la estabilidad de los agregados y mejora la porosidad total, la penetración del agua, el movimiento a través del suelo y el crecimiento de las raíces. La actividad de los microbios presentes en el compost reduce la de los agentes patógenos de las plantas como los nemátodos. El compost contiene muchos macro y micro-nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas.

Si no se dispone de compost, se pueden comprar en viveros estiércoles de caballo o de otro tipo de animal, para mezclarlos con la tierra de las plantas.

Estiércoles. Los estiércoles son los excrementos de los animales que resultan como desechos del proceso de digestión de los alimentos que consumen. Generalmente entre el 60 y 80% de lo que consume un animal lo elimina como estiércol. El contenido promedio de elementos químicos es de 1,5% de nitrógeno, 0,7% fósforo y 1,7% potasio. Los estiércoles mejoran las propiedades biológicas, físicas y químicas de los suelos. Para obtener mayores ventajas deben aplicarse después de ser fermentados, y preferentemente cuando el suelo está con la humedad adecuada.

Otros productos naturales que sirven de abono: La ceniza de madera es útil como abono, dado que es rica en potasio. También las cáscaras de huevo nos sirven de fertilizante. Si no se hace compost en casa, sin embargo, se pueden aprovechar elementos de la cadena alimenticia como, por ejemplo, la cáscara de huevo y el poso de té. Se dejan las cáscaras de huevos durante 2-3 semanas en agua. La cáscara se disuelve parcialmente y se echa el líquido (rico en minerales) a las plantas. Igualmente, el poso de té (té a granel) se echa tal y como está a las plantas.

Para que las plantas de interior estén bien frondosas, se recomienda que, al regarlas, se emplee siempre que sea posible el agua de cocción de las verduras (siempre fría y sin haber utilizado demasiada sal), ya que contiene abundantes sales minerales muy útiles para ellas.

Las plagas

Pulgones. Se rallan dos dientes de ajo y se ponen a hervir en un poco de agua. Cuando la cocción se haya enfriado y tras haberla metido en un dosificador, se rocía las plantas con ella. Pronto las platas quedarán libres de la plaga.

Gusanos. Para evitar que las plantas se llenen de gusanos, simplemente se tiene que enterrar una rodaja de patata cruda en la tierra de las macetas. La mezcla de hollín con agua utilizada en el riego de las plantas también hace desaparecer los gusanos.

Ácaros y hongos. Un método natural y económico para combatir los ácaros es el siguiente: se pican 75 gramos de cebolla o ajo y se mezcla con 10 litros de agua. Sin diluir más se echa a las plantas y a la tierra. Otra alternativa consiste en dejar en remojo 20-50 g de cáscaras de cebolla durante unos 4-7 días en 1 litro de agua y después se echa a las plantas.

Heridas en las plantas

Si las plantas tienen alguna herida o corte profundo, se cubre la zona dañada con cera caliente (fundida), a ser posible con cera pura de abeja (aunque sirve también una vela). Se puede utilizar una brocha para extender bien la cera, para que quede bien cubierta la herida. Se deja solidificar y la propia planta, árbol o arbusto, irá cicatrizando poco a poco la herida y seguirá creciendo perfectamente.