Ben Magec-Ecologistas en Acción de Canarias ante la convocatoria de una Huelga General para el día 29 de septiembre, considera que esta movilizaciones convierten ese día en una jornada clave en la que estarán en juego elementos básicos de nuestro modelo social.

Si bien los recortes sociales, la supresión de derechos laborales, y en definitiva, el retroceso hacia grados mayores de desigualdad son motivos más que suficientes para convocar una huelga general, los temas ambientales no son ajenos a esta jornada decisiva.

A esta crisis ambiental sin precedentes nos ha llevado el sistema económico vigente. Este sistema, que ahora exige una mayor liberalización de los mercados y nuevos recortes sociales, está teniendo consecuencias nefastas para nuestro medio ambiente: el “tsunami” urbanizador, con el apoyo del Gobierno Canario a través de la Ley de Medidas Urgentes que facilita volver a la senda de la construcción sin límites, los grandes proyectos de infraestructuras, como el puerto de Granadilla, con la trampa legal del nuevo Catálogo de Especies Protegidas; trenes de Gran Canaria y Tenerife, ampliaciones de aeropuertos, autopistas y autovías, Planes Territoriales Turísticos, un parque automovilístico en expansión continua, o un consumo energético intensivo que sólo obtiene como respuesta del Gobierno Canario la implantación de nuevas centrales como la de Agando en Fuerteventura.

Todo este modelo impulsado desde las distintas administraciones canarias no sólo no ha conseguido crear una sociedad más justa y sino que además ha tenido un coste ambiental altísimo. Este modelo no sirve. Es injusto y socialmente insostenible.

No estamos de acuerdo con esta reforma laboral, porque lo que pretende es desregular, preparar el terreno para que sea más fácil especular, para que las empresas y los inversores campen a sus anchas y no tengan ninguna responsabilidad de tipo social ni medioambiental. Lo que estamos diciendo es que esta crisis, una más de este sistema capitalista que está tocado, no puede servir de excusa para recortar derechos laborales que hemos tardado siglos conseguir, para desproteger y restar más poder a los más débiles, ni tampoco puede servir de excusa para profundizar más si cabe en la insostenible política de construcción de megainfraestructuras inservibles.

¿Qué es lo que están haciendo en nombre de la crisis? Recortar los servicios públicos, sanidad, educación y servicios sociales principalmente, abrir la puerta a la privatización de las pensiones, con la excusa de reducir el déficit público; construir más que nunca y más rápido, en nombre de la creación de empleo.

Exigimos políticas hacia la sostenibilidad, donde lo ambiental y lo social tengan el peso que se merecen frente a lo económico. No nos bastan ya los discursos vacíos.

Necesitamos reducir nuestro consumo de materia y energía para acoplarlos, con criterios de justicia social, a los recursos existentes. Tenemos que avanzar rápidamente hacia un cambio del mix energético basado en energías renovables. Hace falta fomentar un modelo agroalimentario centrado en circuitos cortos y cultivo ecológico. También disminuir la movilidad motorizada y el número de vehículos. Y muchas otras medidas para satisfacer nuestras necesidades con bajas o nulas emisiones de carbono, sin eliminar al resto de seres vivos con los que convivimos y que son básicos para nuestra subsistencia.

Estos cambios han de hacerse con políticas públicas que protejan a los trabajadores y a las trabajadoras de los sectores a reestructurar y que impulsen nuevos yacimientos de empleo sostenible, de acuerdo con el principio de “transición justa” compartido por el sindicalismo y el ecologismo internacional. Por todas estas razones manifestamos nuestra convicción de que no vale cualquier forma de salir de la crisis.

No valen políticas laborales que nos devuelvan al siglo XIX. No valen políticas económicas que menosprecien nuestra crítica situación ambiental para dar prioridad a un modelo económico que atiende a los intereses de una minoría y aboca a la Humanidad a un callejón sin salida medioambiental.

El movimiento ecologista no puede permanecer al margen de esta problemática y de la necesidad de movilizarse en defensa de otro modelo económico y otras políticas, como lo ha hecho siempre. Por eso manifestamos nuestro apoyo a la convocatoria de huelga general del 29 de septiembre.