En la última década Repsol ha sido protagonista de un mínimo de 9 vertidos al mar de Tarragona y 2 vertidos más al río Francolí, que causaron la muerte de miles de peces. Es evidente que Repsol tiene un largo historial de accidentes y vertidos con afectaciones negativas sobre el litoral tarraconense y del mediterráneo occidental en general, incluidos espacios naturales tan valiosos y vulnerables como el del Parque Natural del Delta del Ebro. Las instalaciones petroquímicas de Tarragona son responsables, así mismo, de buena parte de la mala calidad del aire de la ciudad y de toda su área metropolitana.

El hecho de que los dos últimos episodios de contaminación se deban a una presunta negligencia humana -hay que recordar que el vertido producido en la plataforma Casablanca se debió a que se dejó una válvula abierta, mientras que el último se debió a la existencia de unos poros en una de las cañerías del pantalán de Repsol-, es una clara muestra del pésimo estado de estas instalaciones, así como de la carencia de una cultura de seguridad efectiva por parte de la empresa.

Irónicamente, Repsol se afana en proclamar a través de su portal electrónico su compromiso con la protección medioambiental, a la cual dice implementar enormes esfuerzos, mientras propugna que los vertidos son inherentes a la industria petrolera. Este es un hecho del todo incuestionable, tal y cómo se ha podido comprobar históricamente y en los últimos meses de una forma dramática con el hundimiento de la plataforma petrolera Deepwater Horizon en el Golfo de México. La extracción de petróleo es una actividad de alto riesgo y que expone a los ecosistemas, y a las especies que habitan en ellos, a la posibilidad de sufrir desastres irreversibles, y que en última instancia acaban por afectar a la salud humana y a las actividades artesanales que dependen del buen estado de estos ecosistemas.

Últimamente se ha sabido que la multinacional tiene intención de perforar dos nuevos pozos de petróleo ante Tarragona, en una zona altamente vulnerable y compleja. Ya en el 2009 se produjeron vertidos de más de 130.000 litros de crudo, asociados a las prospecciones de estos nuevos pozos, que motivaron la apertura de diligencias por parte de los juzgados de Tarragona sin que se conozca hasta ahora ninguna sentencia. Ver algunas informaciones periodísticas al respecto:
- http://www.3cat24.cat/noticia/75190…
- http://www.elpati.cat/noticia/artic…

También los procedimientos administrativos han resultado casi gratuitos a la empresa, con multas ridículas en comparación con los impactos ambientales tan graves que provocan, a corto y largo plazo, este tipo de accidentes. Además, hay que recordar que Repsol declaró unos beneficios de 1.559 millones de Euros en el 2009, mientras que ninguna de las multas administrativas que tuvo que pagar superó los 90.000 €.

Ante todo esto, Ecologistas en Acción exige al Gobierno Central que, en aplicación estricta del principio de precaución, deniegue los permisos a Repsol para la apertura de los nuevos pozos de petróleo que tiene previsto explotar a corto plazo. Así mismo, exige al nuevo Gobierno de la Generalitat de Cataluña de Artur Mas, que no sea un agente pasivo y que defienda los intereses de la población tarraconense y de toda Cataluña, y que trabaje para garantizar el Derecho constitucional en un medio ambiente saludable oponiéndose a la apertura de los nuevos pozos de Repsol.