Ecologistas en Acción denuncia la acumulación de tres incidentes producidos en la CN de Ascó en lo que llevamos de año y en menos de un semana, los cuales han puesto en peligro la seguridad de sus dos grupos. Estos incidentes, los dos últimos de los cuales han sido clasificados por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) como nivel I en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES), son producto de una flagrante violación de los requerimientos de vigilancia de las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (ETF), y se añaden al mal estado de los sistemas de seguridad. Los tres incidentes tienen graves repercusiones sobre la seguridad de la central nuclear.

El primero de los tres incidentes se produjo en Ascó II, el miércoles 19 de enero, por incumplimiento de la vigilancia horaria contra incendios en el edificio de penetraciones eléctricas durante una hora. Si falla el sistema de protección contra incendios del sistema eléctrico, en el caso de un hipotético incendio se podría ocasionar un gravísimo accidente ya que entonces sería muy difícil de combatir el fuego y sería necesaria la actuación externa para intentar controlar el incendio. Se trataría de un accidente no muy improbable dado el precedente de dos incendios en dos centrales nucleares:
- Vandellòs I, 19 de octubre de 1989, cuando falló el sistema de protección contra incendios tras aparecer un fuego en la turbina de la central: El fuego se propagó hasta la zona del reactor dando lugar a una situación de riesgo extremo de accidente del núcleo.
- Vandellòs II, 24 de agosto de 2008, por una explosión de hidrógeno en el sistema de refrigeración de los generadores eléctricos.

El segundo incidente se produjo el viernes 21 de enero, durante las operaciones de colocación de una compuerta de separación entre las piscinas del combustible gastado (CG) y la zona auxiliar de operaciones del edificio del CG. El traslado de las compuertas, que se llevó a cabo simultáneamente en los respectivos edificios del CG de ambos grupos, se hizo por encima de las piscinas donde se almacena. Aunque parece que este tipo de maniobras son habituales dentro del edificio del CG, en esta ocasión se violaron explícitamente las ETF ya que cada compuerta pesa unos 1.400 kg aproximadamente. Las ETF son suficientemente claras ante el riesgo intrínseco que conlleva la maniobra con una carga pesada por encima de las piscinas del combustible gastado.

Las piscinas del CG son una de las áreas más contaminadas por radiactividad de una central nuclear, puesto que albergan el combustible gastado. Un accidente que hubiera supuesto la caída de un elemento pesado sobre la piscina del combustible gastado, hubiera ocasionado indefectiblemente la ruptura de las varillas del CG y existiría el riesgo de alcanzar un nuevo estado de criticidad, dando lugar al reinicio de la reacción nuclear.

Esta gravísima imprudencia, por parte del operador de la central nuclear, denota una flagrante falta de cultura de seguridad, y supone una reincidencia en este tipo de maniobras indebidas, tras el episodio de liberación de partículas radiactivas que se produjo el 27 de noviembre de 2007, durante las operaciones de recarga de Ascó I. La fuga de este material radiactivo al exterior del edificio se produjo por un cúmulo de despropósitos, ya sean por maniobras fortuitas o decisiones deliberadas, que incluyó la manipulación de los contadores de radiactividad.

El tercer incidente se produjo en Ascó II el martes 25 de enero, cuando se detectaron deficiencias en el funcionamiento de las válvulas motorizadas de los sistemas de los servicios de salvaguardias tecnológicas debido a las bajas temperaturas, lo que ocasionó la bajada de potencia del reactor. Estas válvulas sirven para alimentar de agua a las torres de refrigeración de la central. Este incidente viene a demostrar que el sistema de captación de aguas de las torres de refrigeración no funcionó a plena operatividad.

Este es otro gravísimo suceso puesto que el sistema de refrigeración de salvaguardia es clave para extraer el calor del núcleo del reactor en caso de incidente o accidente que motive su parada. En esta hipotética situación el reactor continuaría emitiendo ingentes cantidades de calor con el consiguiente riesgo para el núcleo y que en caso extremo se podría llegar a fundir, dado que no se podría proceder al enfriamiento del reactor.

Aunque el CSN ha manifestado fútilmente que todos estos incidentes no han tenido impacto en los trabajadores, las personas o el medio ambiente, este cúmulo de incidentes demuestran fehacientemente que los componentes de seguridad de la central nuclear de Ascó se encuentran en un estado extremadamente precario y, a la vez, denotan una pésima cultura de seguridad por parte del operador de la central nuclear, hecho especialmente grave dada la nefasta situación de la planta. Una vez más los operadores han mostrado su preferencia por anteponer los beneficios económicos a la seguridad.

Todo ello demuestra que los operadores no han aprendido la debida lección que deberían extraer de sus propios errores y puesto en entredicho, asimismo, la aplicación de las medidas decretadas por el CSN sobre mejora de la seguridad en instalaciones de la ANAV. Por este motivo, Ecologistas en Acción pide una vez más el cierre inmediato de la central nuclear de Ascó y que, por tanto, no se conceda la renovación de su licencia de explotación.