Desde la asociación conservacionista DALMA y Ecologistas en Acción de Guadalajara, denunciamos la tala indiscriminada de centenares de ejemplares de especies vegetales protegidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas, dentro de un Hábitat de Interés Especial, llevada a cabo recientemente en Tendilla con motivo de la apertura de una faja auxiliar cortafuegos, a ambos lados de la antigua carretera N-320 (Guadalajara- Cuenca) a la altura de las curvas de Tendilla. Se trata del mejor robledal maduro mixto que se conserva en toda la Alcarria.

Los robledales de Roble Quejigo (Quercus faginea) de Tendilla, han sufrido una atroz actuación forestal, destrozando su estructura de bosque, al talar el 80 por ciento de sus pies arbóreos y desbrozar por completo sus matorrales quemándolos y triturándolos con maquinaria pesada. La tala indiscriminada ha afectado también a infinidad de especies mucho más escasas que el roble y la mayoría protegidas en el Catalogo Regional de Especies Amenazadas, como es el caso de hasta 3 especies de serbales o peralillos de monte (Sorbus torminalis, S. domestica, S. aria), arces de Montpelier (Acer monspessulanun), Espantalobos (Colutea sp), y otros matorrales de gran valor biogeográfico como Viburnum lantana, Ligustrum vulgare, Cornus sanguínea, Dictammus albus. y un largo etcétera de especies herbáceas protegidas, entre las que se encuentran un sinfín de orquídeas (Géneros Orchis sp., Cephalantera sp., Epipactis sp., Ophrys sp.) dependientes de las condiciones nemorales del bosque, condiciones que tras esta actuación se han perdido por completo.

DALMA y Ecologistas en Acción venimos observando que tras el grave incendio de los Pinares de la comarca de la Sierra del Ducado en 2005 la prevención de incendios forestales a lo largo y ancho de la provincia ha sido una gran estafa, pagada por todos los ciudadanos, y explicamos esto dando nuestras razones.

Durante estos 6 años, con la prebenda de la prevención de incendios y aprovechándose de la sensibilidad ciudadana causada por dicho gran incendio, se han estado haciendo extracciones abusivas del mal llamado “residuo forestal” por parte de la administración pública, con trabajadores públicos de la empresa regional de prevención de incendios forestales, así como por otras privadas subvencionadas con dinero público, que no han sido tales limpiezas de monte, ni han supuesto las mencionadas creaciones de infraestructuras de prevención de incendios en la mayoría de los casos, sino aprovechamientos de biomasa encubiertos y pagados por todos los castellano manchegos para beneficio de las empresas eléctricas privadas propietarias de las plantas de biomasa sitas en la provincia.

Este hecho no sería tan grave, si no fuera porque no solo se han destrozado montes vegetales con un valor ecológico alto, sino porque como denunciábamos en anteriores notas de prensa, se han arrasado hábitats de excepcional valor forestal y ecológico protegidos e incluidos en el Catálogo regional de Hábitats de Interés Especial, así como muchas especies incluidas a su vez en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas, como ocurrió con los brezales y robledales de la comarca seguntina, los avellanares con tilos, serbales y abedules de Poveda de la Sierra en el Parque Natural del Alto Tajo, entre otros.

Ante este tremendo atentado ambiental, las organizaciones ecologistas están estudiando presentar las correspondientes denuncias contra los responsables técnicos, políticos y materiales, porque, además de la destrucción de un hábitat de interés especial y varias especies botánicas amenazadas, estas actuaciones están realizadas por una empresa privada con subvenciones públicas, y la misión de la obra forestal en cuestión, que era la de prevención de incendios, no va a ser lograda sino todo lo contrario. Consideramos que la guardería de agentes medioambientales debería de haber denunciado o por los menos evitado la tala de especies emblemáticas.

Al poner en luz el suelo del robledal crecerán con más vigor las herbáceas y matorrales de zonas más secas que son por lo tanto las más propensas a propagar los incendios, y gracias a la desaparición de la sombra de los viejos quejigos, potenciada por las cortas de estos los pies de roble, rebrotarán con muchos jóvenes brotes de cada cepa, lo que convertirá el lugar en un tallar de ramillas jóvenes que lejos de frenar las llamas ante un posible incendio las propagarán más rápidamente y aseguran la tan temida continuidad vertical con los robledales y pinares que no han llegado a ser talados.