La cartografía crítica y participativa como herramienta de lucha y transformación social.

Delphine Ortega, Investigadora del Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG). Revista El Ecologista nº 72.

La necesidad de denunciar situaciones de injusticia ambiental, generadas por los mecanismos y actores del sistema capitalista, ha empujado las redes de comunidades y organizaciones en lucha a construir estrategias comunes a nivel local y transnacional. En particular, la cartografía crítica y colaborativa aspira a ser una herramienta de lucha y de transformación social.

Un mapa es un instrumento de poder. Como apunta Ignacio Ramonet, “la geografía –disciplina indispensable para el estratega y para el conquistador– es también el arte de desvelar el mundo, de mostrar su dinámica desconocida y de exponer las transformaciones ocultas” (1). Al construir un mapa como recurso retórico para tomar partido en un debate, incorporamos en él nuestras opiniones políticas e interpretaciones, llamando la atención sobre lo que consideramos de interés. Usamos nuestras habilidades para proponer una nueva comprensión del mundo, transformando así el proceso de mapeo en un nuevo tipo de activismo.

Considerando eso, ¿cómo podrían las redes de comunidades y organizaciones en lucha por sus derechos, apropiarse de las herramientas y técnicas de cartografía para responder a su necesidad de denunciar a nivel transnacional situaciones de injusticia ambiental?

La cartografía como estrategia activista

Aparecido en la década de los 90, el movimiento conocido como cartografía crítica, con raíces en la geografía humana así como entre los mismos profesionales de Sistemas de Información Geográfica (SIG), busca romper con el sistema de mapeo tradicional gracias a estrategias de investigación que prioricen las prácticas reflexivas, interactivas y colectivas. Plantea construir mapas sobreponiendo a representaciones convencionales y hegemónicas, informaciones y saberes populares, invisibles o invisibilizados por relatos dominantes. De esta manera, fomenta la articulación de miradas, prácticas, problemáticas y formas de resistencia heterogéneas sobre un mismo espacio geográfico.

Por otro lado, el advenimiento de las nuevas tecnologías, y en particular la aparición de la Web 2.0 –que permite a cualquier usuario ser actor de la concepción, construcción y difusión de contenidos, de manera colaborativa, voluntaria y coordinada–, ha impulsado la evolución del mapeo hacia la neocartografía. La combinación entre la cartografía tradicional, la investigación en imaginería y el desarrollo de instrumentos sencillos y gratuitos en línea ha ampliado considerablemente la capacidad de creación y publicación de mapas. Como resalta el colectivo Iconoclasistas, se trata de “herramientas de comunicación popular para construir estrategias creativas de resistencia y transformación, que son socializadas, compartidas y recreadas a partir de su difusión por las redes sociales, las publicaciones o los talleres” (2).

El ejercicio de mapeo crítico, participativo y colectivo, puede tener varios niveles de acción, desde la creación artística a la acción directa para la formulación de políticas, que se suman y se complementan, con el objetivo de promover el cambio social.

Experiencias de cartografía participativa

Esta democratización de la cartografía así como la importante oferta de información geográfica y técnicas, favorecieron la proliferación de una multitud de aplicaciones prácticas para la representación de conflictos ambientales, con varios grados de participación de las comunidades afectadas. Muy a menudo se trata de proyectos impulsados por grupos externos a estas comunidades, quienes aportan las competencias técnicas. Tienen en común la voluntad de acompañar la denuncia de problemas ambientales concretos con procesos de empoderamiento y apropiación del espacio por las comunidades.

Es el caso, por ejemplo, de Ecowiki (3), la “página web participativa” de Ecologistas en Acción, basada en las tecnologías MediaWiki y GoogleMaps. Esta permite a cualquier persona y organización social “poner en común conocimientos y experiencias de forma colaborativa y construir un cuerpo común de conocimientos para mejorar la defensa del territorio (español), desde documentar casos de estudio a revelar relaciones entre empresas y políticos o construir manuales abiertos para la acción social y jurídica”.

Optar por este tipo de instrumento basado en la Web refleja la necesidad de herramientas sencillas e interfaces fáciles, para su instalación o utilización como para las etapas de procesamiento digital, de manera que se fomente la participación de varios actores y evitar la dependencia de una asistencia externa.

No obstante, al evaluar proyectos de mapeo, se debe considerar no sólo los méritos técnicos de las herramientas y su uso inmediato, sino también el éxito del proyecto como esfuerzo humano colectivo, y sus efectos en las comunidades involucradas. También es importante que estas estimen si las herramientas utilizadas son apropiadas a sus necesidades e intereses.

En todos casos, es imprescindible recordar para qué y para quién se mapea, y trabajar en colaboración con las comunidades locales, garantizando que ellas mismas determinen la propiedad de los mapas y cómo y a quién comunicar la información que proporcionan (4).

Proyecto de mapeo de conflictos ambientales

Así surgió el proyecto de Mapeo de Conflictos Ambientales (MCA) en el Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG) en 2010. Tiene como objetivo principal brindar mapas con informaciones que permitan una lectura y comprensión de las relaciones de poder político y económico que se ejercen desde el Norte Global sobre el Sur Global, así como denunciar y visibilizar sus impactos sociales, culturales, ambientales y climáticos.

Hace eco a las necesidades expresadas por comunidades afectadas u organizaciones de la sociedad civil articuladas en redes como Our World is Not for Sale, la Red Birregional Europa – América Latina y el Caribe Enlazando Alternativas, el Transnational Institute, Ecologistas en Acción, Amigos de la Tierra Internacional, France Amérique Latine y el ODG mismo. Aspira a ponerse al servicio de otras, proporcionándoles un instrumento para la defensa y ejercicio de sus Derechos Humanos y ambientales, así como despertar la conciencia pública.

Con eso en mente, el MCA se destina a la construcción de una herramienta dinámica y colectiva, que combine la cartografía crítica con las tecnologías colaborativas en línea, para compartir y visibilizar información en red y a nivel transnacional.

La revisión de la literatura existente sobre conflictos socio-ambientales nos ha situado en el ámbito de la ecología política, y nos ha conducido a un formato relativamente flexible de presentar la información, dado que existe una gran diversidad de conflictos ambientales que algunos autores tales como Martínez Alier, Gudynas y Santandreu ya han intentado clasificar.

El ODG eligió utilizar las herramientas de cartografía en línea Google Earth y GoogleMaps, a pesar del inconveniente de depender de la tecnología de una empresa transnacional, por su fuerte impacto visual, su carácter participativo, su gratuidad y su facilidad de uso, adaptación y actualización. Brindan un amplio abanico de funcionalidades para la georreferenciación y descripción de conflictos (creación de mapas personalizados en 2D y 3D, representación de la información con texto, fotos y vídeos incrustados, grabación de recorridos de las marcas de posición, etc.). Empero, cabe reconocer que los mapas de Google, como la gran mayoría de los mapas en línea, se basan en datos geográficos proporcionados por otras organizaciones, que presentan el inconveniente de estar protegidos por leyes de copyright y de ser relativamente estáticos. El uso de imágenes propias y representativas del impacto ambiental permitiría resolver parcialmente el problema.

Hasta la fecha, el proyecto MCA ha tenido varias aplicaciones (5), para visibilizar y comprender los mecanismos de anticooperación (6) europea, así como representar su alcance en los países del Sur (7). Para cada una se ha establecido una lista documentada y no exhaustiva de estudios de casos, con información recopilada a partir de trabajos de investigación preexistentes o propios, y denuncias emitidas por organizaciones locales e internacionales en resistencia.

Como fase piloto del proyecto, nos propusimos elaborar una base de datos y un mapa virtual de los conflictos ambientales producidos por el actuar de empresas transnacionales españolas en América Latina y el Caribe (ALC), en sectores como los servicios financieros, los recursos naturales (extracción de minerales y combustibles fósiles, pesca, silvicultura), los servicios públicos (agua, transporte, energía), el agroalimentario, la construcción y las infraestructuras y el turismo.

En segundo lugar, pusimos la cartografía al servicio directo de la Red Birregional UE-ALC Enlazando Alternativas. Mapeamos los 27 casos de violaciones a los Derechos Humanos, laborales y ambientales presentados durante la sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos “La Unión Europea y las empresas transnacionales en América Latina: políticas, instrumentos y actores cómplices de las violaciones de los Derechos de los Pueblos” en mayo de 2010.

Una tercera aplicación fue el mapeo de las Caravanas Internacionales contra la cumbre de Cancún 2010. También se realizaron varios mapas relativos a la propuesta de construcción del Corredor Tecnológico de Guatemala y a los impactos del consumo alimentario en Barcelona, para la campaña “No te comas el mundo”.

Finalmente, la última aplicación representa casos de la responsabilidad de la organización económica y política de la sociedad catalana en la perdida de biodiversidad global, a partir de un informe elaborado por el ODG.

Los diferentes enfoques y escalas expuestos en estos ejercicios de mapeo reflejan sólo una parte de los impactos dañinos resultantes del conjunto de mecanismos de anticooperación impulsados desde el Norte Global sobre las poblaciones y el medio ambiente del Sur Global. Buscan dar cuenta del carácter sistemático de la acción de varios actores, poniéndoles nombre y visibilizando la enorme diversidad de países, personas y sectores afectados por sus actividades. También ponen en tela de juicio la pretendida legitimidad de los enfoques voluntarios de autorregulación empresarial promovidos en el modelo de Responsabilidad Social Corporativa y los supuestos beneficios de la inversión extranjera. Finalmente, comparten una perspectiva que se contrapone a la del modelo dominante de inspiración capitalista, con el fin de contribuir a la definición y construcción de estrategias comunes a nivel local y transnacional, que protejan los derechos de los pueblos y de la naturaleza.

Empero, si bien integran una pluralidad de miradas y voces, su elaboración no ha permitido una colaboración directa de otras organizaciones ya que se presentaba solamente como una base para un trabajo colectivo futuro.

Hacia la construcción colectiva de una Conflictopedia

A modo de respuesta a la pregunta planteada, y a partir de esta experiencia y de otras, se amerita la construcción de una herramienta colaborativa y comunitaria, que utilice las tecnologías de cartografía en línea, y a la cual puedan participar directamente movimientos sociales y comunidades afectadas: una Conflictopedia.

A través de ella se buscará, por un lado, facilitar la documentación y la visibilización de mecanismos e impactos transnacionales sobre las condiciones de vida de los pueblos y el medioambiente. Por otro lado, se intentará contribuir a crear una mayor conciencia social, climática y medioambiental de la sociedad civil en general.

Este proyecto permitiría intercambiar y centralizar la información existente sobre conflictos socio-ambientales, actualizándola cuando sea necesario. En definitiva, podría dar soporte a la convergencia de luchas, compartiendo datos y experiencias, contra una misma empresa, Gobierno, institución, o entre organizaciones de una misma zona.

Notas y referencias

1. Le Monde diplomatique (2003). El Atlas de Le Monde diplomatique.

2. http://iconoclasistas.com.ar

3. http://ecowiki.ecologistasenaccion.org/

4. Warren J.Y. (2010). Grassroots Mapping: tools for participatory and activist cartography. Massachusetts Institute of Technology.

5. http://mcaodg.blogspot.com/

6. Llistar, D. (2009). Anticooperación. Interferencias Norte Sur. Los problemas del Sur no se resuelven con más ayuda internacional. Barcelona: Icaria.

7. Ortega, D. (2011). Atlas de la anticooperación europea en los países del Sur. Barcelona.