El tráfico es el principal causante de la mala calidad del aire, como denuncia desde hace años Ecologistas en Acción. En este mismo sentido incide el lema de la Semana Europea de la Movilidad que comienza hoy. Por ello, se hace necesario imponer restricciones al uso del coche para garantizar el derecho a respirar un aire limpio.

La mala calidad del aire en nuestras ciudades y municipios es en una seria amenaza para la salud y el bienestar de la población, además de un severo problema medioambiental. Los periodos más críticos de contaminación se producen tanto en invierno, por la persistencia de los anticiclones que mantienen estable la atmósfera dificultando la dispersión de los contaminantes, como en verano, debido a la fuerte presencia de ozono troposférico.

El gran volumen de tráfico de vehículos a motor es la principal causa de la degradación del aire que respiramos. En lugares como Madrid, el porcentaje de contaminantes atmosféricos originados por el tráfico (como las partículas o el dióxido de nitrógeno) supera el 70%. En otras zonas también son relevantes las fuentes contaminantes de origen industrial (centrales térmicas, refinerías…). Además, hay importantes problemas de contaminación atmosférica en las proximidades de las grandes autovías y autopistas y en los alrededores de los aeropuertos.

En las grandes ciudades, donde reside la mayor parte de la población, el coche es indudablemente la principal causa de la contaminación atmosférica. Para recuperar un aire sano es indispensable la racionalización de las ciudades, disminuyendo las necesidades de movilidad motorizada y el uso excesivo del automóvil. Este objetivo pasa inevitablemente por adoptar medidas que limiten el uso del automóvil privado, a la vez que se potencian los medios de transporte menos contaminantes: el transporte público y la marcha a pie y en bicicleta.

No hablamos de una cuestión baladí, sino con unas graves repercusiones sobre nuestra calidad de vida. La Comisión Europea estima en 100 millones los días de baja por esta causa cada año, así como nada menos que 350.000 muertes prematuras también anualmente. Otros estudios de la Organización Mundial de la Salud incluso indican que estos datos pueden ser todavía más dramáticos.

Ecologistas en Acción denuncia que las administraciones españolas no están dando la importancia que tiene a este grave problema, y que en muchos casos aún siguen instaladas en la política de facilitar el tránsito de vehículos antes que en limitarlo.