Jaedilla-Ecologistas en Acción ha registrado un escrito en el Excmo. Ayuntamiento de Arahal denunciando las podas agresivas que se han llevado últimamente en algunos árboles del municipio. Ejemplos de ellos son las dos moreras (Morus alba) junto al Bar “La última peseta”, los árboles de la avenida junto al nuevo teatro municipal o el “Pica-Pica” (Brachychiton populneus) que está junto al depósito de agua de la Barriada “La Paz”.

Se ha exigido un informe técnico que avale esa poda y que se lleve a cabo una adecuada planificación municipal a la hora de actuar en las zonas verdes o ajardinadas y en las alineaciones de árboles, para evitar que estos seres vivos sean tratados como un elemento más del mobiliario urbano.

Además, las continuas obras que se producen en nuestras calles y las remodelaciones urbanísticas como zanjas para servicios (conducciones de agua, electricidad, saneamientos), o la renovación del pavimento deberán atender a criterios funcionales, es decir, en relación a los múltiples beneficios que producen éstos en las ciudades y no basar las mismas en criterios arquitectónicos que entienden al árbol como un elemento de quita y pon, es decir, como una farola o un banco. No se pueden planificar las obras desde un ordenador pintando un palo y una bola verde en el plano, ya que se trata de seres vivos que van a crecer.

Podar no es pelar el árbol sin dejarle una ramita, hacer cortes dentro del tronco o romper su estructura, en definitiva, podar no es mutilar. Las podas incorrectas producen crecimientos exagerados de ramas peligrosas por el riesgo de rotura. También provoca pudriciones en el tronco del árbol, haciéndolo peligroso y pasto de enfermedades. Por eso, y visto las podas que se han llevado a cabo últimamente, se exige a la Delegación responsable una mayor sensibilidad, primando la salud del árbol, ya que estos son un bien público que supone una inversión económica y ambiental.

Además, los árboles producen múltiples beneficios, nos protegen del intenso calor y del sol durante muchos meses; generan grandes superficies de sombra, que junto con la humedad que aportan al aire, pueden reducir la temperatura ambiente hasta en 5ºC; fijan el polvo del aire reduciendo las partículas en suspensión; absorbe grandes cantidades de CO2, por lo que contribuye a luchar contra el cambio climático; hacen de nuestras calles un lugar más habitable y acogedor; reduce el ruido por el tráfico privado; son nicho de biodiversidad al acoger a otros seres vivos como insectos y aves; son seres vivos cuya imagen visual, su vitalidad, su verdor y sus cambios a lo largo de las estaciones nos proporcionan un agradable bienestar; etc.

Estas podas incorrectas se repiten años tras año por lo que los vecinos acaban considerando que esto es lo normal. De hecho son muchos los que creen que es necesario podar los árboles urbanos, que éstos agradecen el corte drástico de ramas y troncos y que, incluso, crecen mejor gracias a ello. Pero esto no es así, los árboles no necesitan podas -al contrario- sufren, se debilitan, enferman y mueren por ese manejo. Los expertos en árboles y jardineros profesionales coinciden en que las podas agresivas o talas “violentan” a los árboles.

Hay que diferenciar entre un árbol con riesgo de caída de ramas y que puede afectar a la seguridad ciudadana y aquellos que se talan para ahorrar costes de mantenimiento por recortes presupuestarios o por estar dirigidos por personas inadecuadas.

En definitiva, que podar es un arte que obliga a saber de botánica y de técnica y no se debe trasladar la experiencia rural al arbolado urbano. Las podas agresivas se utilizan en el campo y en el monte para manejar los frutales, obtener vigas o darle ramón al ganado. Pero estos modelos no pueden trasladarse sin sentido alguno a los árboles ornamentales de nuestra ciudad, a éstos le pedimos sombra y belleza y no producción.