En el tercer aniversario del accidente en la central japonesa de Fukushima, se plantó un cerezo en Logroño en recuerdo de las víctimas del accidente de Fukushima y por y el desmantelamiento de Garoña.

Durante el acto convocado por la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, en la que participa Ecologistas en Acción de La Rioja, se plantó este árbol de gran simbología en Japón, además de leer un manifiesto denunciando que el peligro de la energía nuclear persiste y contamina el futuro.

A pesar de la oposición del Ayuntamiento de Logroño a este acto simbólico, el cerezo se plantó en la zona inundable, que es dominio público hidráulico y pertenece a Confederación.

Los asistentes, desplegaron reclamaron un modelo energético basado en el ahorro, la eficiencia, y las energías renovables. Han recordado que el sistema eléctrico español podría funcionar sin centrales nucleares.

“Es un hecho que después de sesenta años de energía nuclear, sigue sin ser segura”, se subrayó en el manifiesto. Pero, aun así “persiste la amenaza de Garoña, la más vieja e insegura de la Península Ibérica, gemela del reactor número uno de Fukushima-Daichi”, recordaron en alusión a la posible reapertura de la central burgalesa.

Mientras más de 50.000 personas permanecen desplazadas por el accidente en Japón, en España sigue sin darse respuesta segura a un problema tan grave como el del tratamiento de los residuos radiactivos, que se acumulan en las piscinas de los reactores o en los almacenes en seco junto a algunas de las centrales. El procedimiento de asignación del cementerio nuclear en Villar de Cañas (Cuenca) no ha sido democrático, ni ha seguido criterios técnicos, si no que han sido motivos políticos los que han llevado a tomar esa decisión.