En la tarde-noche del martes 24 de junio se cortaba al tráfico la plaza de Tomelloso para un acto promocional de Gas Natural Fenosa. Ecologistas en Acción lo interpreta como un hecho arbitrario e insólito, cuyo responsable último es el Ayuntamiento, y como un lavado de cara de las compañías energéticas.

El acto consistió en la proyección al aire libre de una película animada dirigida básicamente al público infantil. Ya antes de las 20 horas eran cortados los principales accesos con el fin de instalar el escenario, la pantalla gigante, centenares de sillas, unos puestos de palomitas de maíz, tomas de luz y el resto de logística. Una dotación de la policía local era destinada a cubrir tan importante acontecimiento, además de ordenar y desviar el tráfico. Al menos durante siete horas la Plaza de Tomelloso fue dominio exclusivo de la multinacional gasística.

Desconocemos, hay que subrayarlo, los términos de la cesión del espacio urbano y si está convenientemente regulado en las ordenanzas municipales. Pero incluso si así fuera, es censurable la apropiación de la vía pública para fines puramente comerciales cuando afecta tangiblemente a la movilidad urbana, con el consiguiente perjuicio a la población.

No admite justificación el hecho de que las calles y plazas sean acotadas para usos publicitarios y con ánimo de lucro, limitando el libre tránsito. La calle es de todo el mundo, un espacio de coexistencia, plural y democrático, donde las actividades que en ella confluyan lo hagan en equilibrio, sin exclusiones a ningún colectivo. Es así como el interés general debe regir por encima de otros (como la propaganda de poderosos intereses empresariales). Por eso el gobierno local, en su condición de representante de la voluntad popular, ha desasistido, torpemente, sus obligaciones de poder público a la hora de gestionar y proteger el bien común.

Las grandes empresas disponen de sobradísimos medios de penetración comercial; alquilando locales, haciendo uso de sus oficinas o ubicándose en recintos feriales. Alterar el normal funcionamiento de una ciudad en uno de sus puntos más concurridos y emblemáticos, usurpándolo para su propio beneficio, es un auténtico disparate, incomprensiblemente permitido por las autoridades.

El Ayuntamiento de Tomelloso debería dar una explicación y garantizar que una cosa así no se repita.